domingo, 30 de octubre de 2016

Artículos de opinión

 

El ser humano no percibe qué es la comunicación

 

 

 

Desde tiempos inmemoriales y hasta el día de hoy las palabras bíblicas: «Someteos la Tierra», han sido malinterpretadas y con ello el ser humano se ha podido dedicar de forma "justificada" a hacer de las suyas, sobre todo a practicar el abuso desmedido de la Madre Tierra para su propio beneficio y sin ningún tipo de escrúpulos. Sin embargo la naturaleza nos enseña otra cosa, ella nos habla sobre la comunicación de todas las formas de vida y que ésta se produce en el silencio del universo. Esto nos lo enseñan incluso las piedras y los minerales, también los animales, los que sin duda tienen un alma inmortal a pesar de que determinados preceptos eclesiásticos institucionales lo nieguen.

 

Todos los seres vivos, y las formas de vida que el Creador eterno alienta en toda la Tierra, permanecen en su estado de consciencia sin importar lo que los seres humanos les hagamos. No importa lo que les exijamos, lo que queramos conseguir de ellos por la fuerza o bajo qué condiciones los mantengamos, incluso si los maltratamos o matamos. Ellos permanecen en lo profundo de su ser eterno junto a su Creador. Pero preguntémonos: ¿dónde se encuentra la consciencia de muchos seres humanos, y adónde irá su alma en base a su nivel de consciencia tras el fallecimiento?

 

La consciencia de las formas de vida creadas por el Creador eterno no las puede alterar el hombre, tampoco cuando hace hibridaciones, cuando trata de modificar formas de vida, cuando el agricultor esparce veneno y abonos químicos en su campo y lo transforma en un vertedero en el que incluso los microbios mueren asfixiados. Sin embargo el hombre que hace esto sí que carga su alma y sí que modifica su propia conciencia. ¡Cuán a menudo escuchamos hablar de Siembra y cosecha o de Acción y reacción! Pero los más creen que esto no se refiere a ellos. No obstante cada acto negativo regresa de vuelta al causante, no en los animales maltratados, no en la Madre Tierra: el hombre es el causante y el causante cosechará su siembra.

 

El ser humano presume de ser la corona de la creación, y sin embargo todas las criaturas vivas se retiran de él. Cada árbol tiembla cuando es talado en su savia y difunde su miedo que es captado por todas las formas de vida de la misma especie. El malhechor es el único que no lo nota, sin embargo el efecto no se hace esperar. El ser humano, incluso aquel que nunca escuchó hablar de esto, podrá evitar el tener que llegar a comprenderlo alguna vez, aunque sea después de su vida terrenal. Si el hombre causa daño a los reinos de la naturaleza, incluso a los minerales y a los suelos, o sea si los violenta, tarde o temprano esta será también su cosecha.

 

Pero quien se esfuerza en no menospreciar más a los animales considerándolos como seres inferiores, empezará a tender un puente hacia sus criaturas hermanas para aprender a comprenderlas. Y quien haya cruzado el puente hacia la vida de los reinos de la naturaleza, con el tiempo respetará la naturaleza, y ya no considerará ni tratará a ningún animal de modo indigno, tampoco consumirá su carne. Pues todo aquello a lo que el Eterno da su hálito, pertenece a la gran unidad de la vida.

 

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa: La Biblioteca cósmica omniabarcante

www.radio-santec.com

 

Todo lo que nos sucede es una oportunidad

 

Nada es casualidad, tampoco el conocer o encontrarnos con determinadas personas. Tampoco que tengamos problemas con nuestro vecino o que nos entendamos mejor con un compañero de trabajo. Posiblemente nos volvemos a encontrar ahora para aprovechar la oportunidad de acabar con tareas pendientes de encarnaciones anteriores. ¿Cómo? Tomando en serio a nuestros semejantes, por ejemplo, escuchándonos mutuamente y ante todo, perdonándonos recíprocamente.

Si consideramos que aquello que nos sucede en esta vida tiene a menudo causas atribuibles a una encarnación anterior, veremos también a Dios de modo muy distinto. Ya no Le acusaremos tan fácilmente de por qué nos sucede esta o aquella «injusticia», y por qué nos ocurre precisamente a nosotros, sino que reflexionaremos hasta qué punto el golpe del destino que nos afecta actualmente se debe tal vez a energías negativas que emitimos en el pasado y que ahora vuelven a nosotros.


Después de la muerte, el alma pasa a los ámbitos del Más allá. Si se va a los niveles más inferiores porque está muy cargada, entonces se encuentra aún atada en la rueda de la reencarnación. Si el alma se ha tornado más luminosa, entonces se ha liberado de dicha rueda y asciende a niveles más altos, a los llamados niveles de preparación, para dirigirse desde allí paso a paso al Hogar eterno que una vez abandonamos.

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: "La Reencarnación" que se emite por Sophia TV América

www.radio-santec.com

 



domingo, 23 de octubre de 2016

Artículos de opinión



 

Los animales se comportan correspondientemente al olor de las personas

 

 

 

La mayoría de seres humanos tiene la arrogante opinión de que está por encima de los demás y que los domina, en especial cuando se trata del mundo animal. Por ejemplo el hombre quiere ser la figura central en la vida de un animal pretendiendo que además se adapte a él. En muchos casos y situaciones el animal obedece, sin embargo de vez en cuando se rebela ante el mal espíritu del hombre, esto depende de las condiciones en las que haya vivido y si ha sido víctima de la brutalidad de los seres humanos. De esta forma cuando una persona intenta dominar a un animal, doblegarlo, domarlo o castigarlo este cederá en parte porque el hombre aplica fuerzas que corresponden a su egocentrismo y que dicen: «Este animal tiene que obedecerme».

 

Sin embargo la sabiduría de los animales, la que los seres humanos solemos denominar instinto, les permite captar aquello que no está en la unidad, incluso captar lo que una persona emite sobre sí misma, motivo por el cual «incomprensiblemente» puede ser atacada, ya que las emisiones de la persona le producen temor. Para las personas no entender qué significa estar en unidad es lo habitual, sin embargo no entenderlo, incluso no tener constancia de esta realidad no la hace menos real. Deberíamos saber que todos nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos y palabras, todo el comportamiento de un ser humano es su aura, y ésta también huele. De esta forma el animal asimila el olor de los sentidos de la persona y se comporta de manera correspondiente. Muy pocos se preguntan por qué la mayoría de los animales huyen de los hombres cuando estos se acercan, esto ocurre justamente porque presienten las actitudes humanas egocéntricas que para ellos son incomprensibles y amenazantes.

 

No todos los animales tienen el mismo grado de evolución, de hecho aquellos animales que tienen una consciencia más desarrollada - puesto que el desarrollo de estas criaturas va por etapas así como el Creador las va conduciendo y las alienta de acuerdo con su evolución– olfatean al ser humano y lo clasifican en la categoría correspondiente según sea su estado de consciencia. Por consiguiente los animales se adaptan a la imagen de nuestros olores.

 

Para lograr un contacto positivo con los animales y la naturaleza, así nos enseña Gabriele, la profeta y mensajera de Dios para nuestro tiempo, tenemos que tranquilizarnos primero nosotros. No basta tranquilizarse sólo en palabras y gestos sino que también en pensamientos, pues los animales lo captan todo. Ellos viven con todos sus sentidos completamente en el momento, nos miran directamente, nos huelen y escuchan. Si nosotros también lo hacemos así podemos percibir una unión más profunda con los animales.

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

De la publicación: El Océano universal de Dios. 1ª parte

www.editorialgabriele.com

 

 

La Reencarnación ¿Un antiguo conocimiento olvidado?

 

La creencia de volver a nacer es tan antigua como la humanidad misma. Esto se encuentra en todos los círculos culturales y en ningún caso únicamente en Oriente. El pensamiento de la reencarnación fue parte de la filosofía griega. Existía en Egipto y una y otra vez grandes filósofos parten del pensamiento de que podemos vivir más de una vez en la Tierra para purificarnos. En los tiempos de Jesús se encontraba también en la creencia popular judía. Schalom Ben Chorin, un científico de la religión, escribió: «El pensamiento de la reencarnación es en el judaísmo de los tiempos de Jesús una evidente creencia popular… Por eso la gente consideró a Jesús como uno de los antiguos profetas que volvió a venir". (Lucas 9, 8 y 19). El mismo Jesús de Nazaret dijo: "Aquello que siembres, cosecharás"

San Jerónimo, que fue el redactor de la primera Biblia, sabía muy bien que la reencarnación formaba parte de la enseñanza cristiana. En una carta él escribió sobre Orígenes (el maestro de la sabiduría del cristianismo antiguo), diciendo que según su enseñanza el alma del ser humano «cambia su cuerpo». (Epístola 16) Y en otra carta se encuentra la declaración: «La enseñanza del regresar, desde los primeros tiempos se predicó como una fe transmitida por la tradición». Sin embargo Jeronimo durante su trabajo alteró más o menos 3.500 párrafos en los evangelios.

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

       De la publicación: "La Reencarnación"

 www.editorial-la-palabra.com

domingo, 16 de octubre de 2016

artículos de opinión



Nuestro arsenal nuclear podría destruir varios planetas

 

 

 

Los medios de comunicación informan sobre radioactividad casi siempre cuando algo está fuera de control, principalmente cuando ocurre un accidente nuclear como el de Chernóbil o Fukushima. Sin embargo son siempre titulares de prensa que tienen una corta vida, lo que no se puede decir de la energía nuclear. En el capítulo relativo a los experimentos nucleares las cifras hablan por sí solas, pues se han contabilizado un total de 2.052 experimentos atómicos: 1039 los EEUU, 718 la Unión Soviética, Francia con 198, y China y Gran Bretaña con 45 experimentos respectivamente.

 

Parece un sin sentido que tras las catástrofes de Nagasaki e Hiroshima la humanidad necesitara hacer más experimentos nucleares. Se trató de una época dominada por la guerra fría, es decir una guerra consistente en tener la hegemonía militar, en la que lamentablemente nadie se preocupó mucho por la naturaleza. En la antigua Unión Soviética existía la filosofía del «equilibrio del terror», que significa que ambas superpotencias (los EEUU y la Unión Soviética) querían crear una especie de equilibrio que consistía en que si cada una de las dos naciones estaba en condiciones de destruir a la otra, no podría surgir una guerra.

 

Los rusos realizaron menos experimentos nucleares en la atmósfera que los americanos, pero en cambio cuentan con otro récord mundial que consistió en explotar la mayor bomba de todos los tiempos, la llamada «Bomba del Zar», una bomba con 58.000 kilotoneladas de fuerza explosiva de dinamita –tal vez esto no nos diga mucho–, pero por ejemplo la bomba de Hiroshima sólo tenía 12 kilotoneladas. La Bomba del Zar explotó en la atmósfera y su onda expansiva recorrió toda la Tierra hasta llegar a las Antípodas. La potencia explosiva fue 30 veces superior a todas las bombas juntas lanzadas en la Segunda Guerra Mundial, algo prácticamente inimaginable.

 

Sin embargo en todos los tiempos en los que la humanidad se estaba destruyendo a sí misma, o cuando se había alejado mucho de una ética y de una moral elevada, se manifestó el Espíritu de Dios. También en la actualidad tenemos manifestaciones del Espíritu de Dios dadas a través de Su profeta Gabriele, quien además ha escrito muchos libros. En uno de ellos se dieron declaraciones sobre la radioactividad, se titula «Origen y formación de las enfermedades», y en él se advierte sobre los efectos de la radioactividad, también que en un futuro muchas enfermedades surgirán debido a la radioactividad incrementada, es decir que el tema de la radioactividad realmente juega un papel importante en el bienestar y en la salud de las personas. Sin embargo a pesar de las advertencias del mundo divino los experimentos nucleares siguieron realizándose, con lo que la energía nuclear sigue jugando un papel importante en el presente.

 

Actualmente hay un enorme potencial armamentístico nuclear. Han pasado 20 años desde la Guerra fría, pero a través de The Nuclear-Information-projekt (Proyecto de información nuclear), se sabe que en todo el mundo hay 10.300 armas nucleares listas para el combate y 20.000 bombas nucleares almacenadas, es decir un arsenal enorme con el que podríamos destruir varios planetas. ¿No significa esto que vivimos una paz ficticia poco convincente?

 

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

Del programa: «La radioactividad»

www.radio-santec.com

 

 

 

 

 

Las enfermedades de la civilización frente a la carne

 

 

Mientras que en el año 1950 se consumían anualmente una media de 26 kilos de carne por persona, actualmente se consumen más de 60 Kilos por persona al año. ¿No es lógico pensar que dicho aumento puede tener consecuencias? Los médicos en la actualidad se enfrentan con más enfermedades cardiovasculares, tensión alta, exceso de peso o diabetes melitus, también están aumentando las enfermedades de las articulaciones y las enfermedades tumorales, y esto a pesar de los adelantos de la medicina moderna. Sin embargo es interesante constatar que estas enfermedades aumentan a la par que el consumo de carne.

 

La idea de que la carne es necesaria para la salud fue rebatida por la ciencia hace ya tiempo. En las últimas décadas se han realizado muchas investigaciones epidemiológicas, y se ha demostrado que el consumo de carne guarda una relación directa con muchas enfermedades, precisamente con las grandes enfermedades de la civilización como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el exceso de peso, la gota y el cáncer.

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: "El asesinato de los animales es la tumba de los hombres"

www.randio-santec.com

 

 

domingo, 9 de octubre de 2016

Artículos de opinión




¿Estoy realmente vivo o sólo lo creo?

 

 

 

De lo relatado por personas que tuvieron una experiencia cercana a la muerte sabemos que la película que transcurre durante el fallecimiento, no es sólo un pasar revista a las situaciones vividas por el individuo durante su vida, sino que tambien se desarrolla una especie de sentimientos relacionados con las vivencias. Por ejemplo una persona que pasó por un trance tal relató lo siguiente: «Cada acontecimiento iba acompañado por un conocimiento sobre el bien y el mal, junto con el aceptar consciente de las consecuencias que cada comportamiento mío pudo tener. Hay personas que cuentan que durante su experiencia cercana a la muerte sintieron muy claramente y vieron en sí mismos qué repercusiones tuvieron cada uno de sus actos, de sus pensamientos y de sus sentimientos durante su vida, no sólo sobre sí mismos, sino también sobre las personas a las que ellos dirigieron esos pensamientos».

 

En resumen se puede decir que la persona que está teniendo una experiencia cercana a la muerte, está tomando conciencia de toda esa red de dependencias internas entre sus allegados, también cómo afectó a otras personas su forma de actuar y lo que produjo en ellas. Y que todo regresa de nuevo a quien lo emitió es algo que se les hace consciente a muchas personas.

 

A través de la manifestación dada en la actualidad a través de Gabriele de Würzburg (Alemania) sabemos que también puede ser que el alma pase al más allá de forma muy sonámbula, es decir que no sepa en absoluto que ha muerto. Esto sucede frecuentemente en el caso de los muertos por accidente, es decir cuando la muerte sobreviene muy de improviso, ya que la persona afectada en muchos casos no es consciente de que su estado actual ahora es el Más allá. En estos casos no se visiona la película de la vida que pasa momentos antes de fallecer. En el libro de la Editorial Gabriele titulado «Cada cual muere por sí mismo» leemos lo siguiente al respecto: «Si un alma fue expulsada de su cuerpo de forma brusca, por ejemplo en un accidente de tráfico, o si el cuerpo fue destrozado en la guerra por una explosión, o si por ejemplo a la persona se le mató por la espalda, en estos casos el alma a menudo no sabe dónde está ni qué ha pasado con ella. Muchas de estas alma se siguen sintiendo como seres humanos hasta que poco a poco se van dando cuenta de que ya no son seres humanos, pues ya no reciben ninguna respuesta a preguntas que hacen a otras personas, puesto que éstas ni siquiera las perciben»

 

A través de la manifestación dada a través de Gabriele sabemos que en los mundos del Más allá hay seres protectores que ayudan a esas almas en esos momentos de confusión. Son los ángeles protectores, seres espirituales que realmente rodean al alma del muerto e intentan ayudarle. Sólo que no siempre la ayuda es aceptada, pues el espíritu protector intenta instruir al alma del muerto pero ésta no lo acepta. También se da el caso contrario: cuando un alma es algo más luminosa, es decir cuando la consciencia está más desarrollada, entonces el espíritu protector puede realmente ayudar y guiar.

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa : La vida después de la muerte

www.radio-santec.com

 

 

¿Vivían los cristianos originarios como hoy se vive en el Vaticano?

 

El cristianismo originario nació en el círculo que Jesús de Nazaret reunió en torno a sí. Se formaron comunidades originarias que no tenían sacerdotes ni jerarquías. No había nadie que determinara lo que había que hacer, solo existía una libre agrupación de comunidades. Los miembros de las comunidades primarias tenían todo en común, incluso en el Nuevo Testamento hay un párrafo que lo confirma: «La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y un solo alma. Nadie consideraba sus bienes como propio, sino que todo lo tenían  en común».  

Es sólo una frase, pero de ella se puede deducir cómo vivían los cristianos originarios. Ellos tenían los mismos derechos, también las mujeres, y cada uno vivía del trabajo de sus manos. Eran comunidades de vida y de trabajo que elaboraban lo que necesitaban para vivir.

Los cristianos originarios de aquel entonces eran seguidores de Jesús, el Cristo, porque incorporaban las enseñanzas de este gran Espíritu a su forma de pensar y vivir. Todavía no eran perfectos, pero se esforzaban en poner en práctica las legitimidades que Jesús había enseñado. Tampoco tenían una cena ritual, comían juntos y recordaban al hacerlo a Jesús. En la comida se hacían presente que el Espíritu de Dios está en los alimentos y tenían respeto por la vida que está en todo. Tampoco llevaban a cabo un rito de bautizo sino que simplemente acogían a otras personas en su círculo. Todo era muy sencillo, más simple y genial que lo de ello hizo después la Iglesia.

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: "El año sacerdotal" que se emite por Sophia TV  América

www.radio-santec.com

 

 

domingo, 2 de octubre de 2016

Artículos de opinión



 

Todo aquello que causé lo tendré que reparar

 

 

El hombre cosecha lo que él ha sembrado. Lo que se nos presenta en esta vida lo hemos provocado nosotros mismos, posiblemente en una vida anterior. Esto que es un conocimiento ancestral es también compartido hoy día por millones de personas. Sin  embargo lo que no muchas personas saben es que hoy mismo, es decir a cada momento, podemos reconocer y purificar aquello que estaba pendiente de ordenar, es decir de purificar. ¿No es esto una gran misericordia? Podemos estar agradecidos de que Dios nos regale una y otra vez la oportunidad de liberarnos de nuestras cargas y purificarnos en vez de, como afirma la Iglesia, disponer de una única vida en la que todo se tendría que decidir de modo definitivo.


El principio de la reencarnación no tiene sin embargo nada que ver con una «auto redención», que haría del acto redentor del Nazareno algo innecesario. Todo lo contrario, sólo la fuerza redentora del Cristo de Dios es la que nos permite levantarnos una y otra vez cuando hemos caído. Igualmente Su fuerza nos conduce a generar un cambio en nosotros desde el interior, para paulatinamente irnos desarrollando cada vez más hacia lo superior, de encarnación en encarnación, y cumpliendo más y más Su voluntad. No en balde Jesús dijo: «Yo Soy el camino, la verdad y la vida


El alma era originalmente en el Reino de Dios un ser espiritual libre de cargas pecaminosas. Pero un día algunos seres espirituales se apartaron de Dios, con lo que cayeron y cayeron, dicho literalmente, a las profundidades. Esta Caída se produjo por lo tanto debido a la rebelión contra Dios. Algunos seres divinos querían ser omnipresentes, querían ser como Dios. Pero como existe un solo Dios y una sola Ley Absoluta que lo abarca todo, en realidad uno no se puede rebelar contra Dios. Quien se rebela cae en el efecto de sus causas, en la cosecha de su siembra.

De este modo, por el suceso de la Caída, los seres caídos cayeron en una condensación cada vez más intensa, pasando de lo espiritual, de la sustancia sutil a una existencia material, a una envoltura material. En este traje material, es decir como seres humanos, el alma está atada en su vehículo corporal a la ley de Causa y efecto, que en última instancia ella misma creó. En tanto el alma esté sometida a estas legitimidades en su cuerpo físico, tiene también que reparar el desorden que con sus pecados ha provocado en el orden cósmico. Esto que a priori cuesta entender es en realidad algo muy claro y evidentemente justo. Porque no se puede esperar de Dios –como lo hacen abiertamente los teólogos– que Él haga desaparecer como por arte de magia el desorden que un alma ha provocado con su comportamiento negativo y excesivamente pecaminoso. Pues Dios concedió a Sus hijos la libertad, y esta libertad, unida a la ley de Causa y efecto, implica que aquello que yo mismo he provocado, también lo tengo que reparar yo mismo.

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

De la Publicación: "Reencarnación. Un don de gracia de la vida"

www.editorialgabriele.com

 

 

La ley de Causa y efecto actúa como un gran molino

 

 

Algunas personas que han alcanzado una edad avanzada podrían argumentar: «Durante toda mi vida no me he preocupado de mis pensamientos ni tampoco de sus conte­nidos. Lo único que para mí ha tenido validez ha sido alcanzar lo que contri­buye a mi bienestar. He permanecido sano hasta la vejez. Me va bien». Sobre esto sólo se puede decir que des­pués de la vida terrenal todo continúa, pues la vida, que es Dios, no conoce inte­rrupción. El cosmos es infinito, y la pa­ciencia de Dios es la bondad, pero también la justicia.

 

El cosmos material se puede describir como un gran molino, en el que las rue­das se mueven según la ley de Siembra y cosecha. Como el cosmos material es grande, se puede decir que el molino de Siembra y cosecha va lento. A cada uno le deja mucho tiempo para que en su existencia alcance muchos valores es­pirituales, celestiales. A quien no lo quie­ra considerar así, tarde o temprano le llegará lo que ha sembrado, pues el moli­no de Siembra y cosecha contiene tam­bién la rueda de la reencarnación.

 

Gane para sí su alma en la juven­tud; esto significa: viva de tal modo que los valores de su existencia estén en con­formidad con lo más profundo de su al­ma, y usted alcanzará una vida valiosa y plena. Un hombre tal no envejecerá ni se hará senil, si no que se hará mayor de forma juvenil.

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: "La Reencarnación" que se emite por Sophia TV América

www.radio-santec.com