domingo, 27 de abril de 2014

Artículos de opinión


 

¿Es la carne peor que el alcohol y el tabaco?

 

 

 

La mayoría de las personas opina que la carne es un alimento básico, es decir que se cuenta como un componente imprescindible en la dieta humana, lo que en base a modernos estudios nutricionales se sabe que es una equivocación y una falsa doctrina. Esto lo ha constatado incluso El Tribunal Supremo alemán, que sobre la carne ha expresado que no se trata de un componente necesario para la alimentación humana. Es más, la carne es peor que el alcohol y el tabaco, por lo que lógicamente debería gravarse con un impuesto especial.

 

Desde luego que la carne no es un alimento en el sentido estricto, ya que no es un producto de vital necesidad. Sería más acertado asignar a la carne la categoría de producto estimulante, algo así como un alimento de los que pueden producir adicción, de la misma forma que lo produce el tabaco y el alcohol. De hecho, en su informe anual de 2009, la FAO (Organización Mundial para la alimentación) exige también la implantación de un impuesto sobre el consumo de carne, lo que sería una forma viable para asegurar que los productores, cuyas prácticas perjudican el medio ambiente, tengan también que responsabilizarse por ello.

 

Por otra parte, el cambio climático avanza y sus efectos son cada vez más evidentes. Globalmente la década comprendida entre los años 2000 y 2009, ha sido la más calurosa, seguida por la década de los 90 que a su vez fue más calurosa que la de los 80. En la actualidad y sin ir más lejos, las ya famosas ciclogénesis explosivas que azotaron las Islas Británicas, la cornisa cantábrica del norte de España y la costa francesa no dejan lugar a dudas: No se avista un cambio a mejor, todo lo contrario.


Con toda sinceridad se trata de que el planeta azul está siendo destruido por la producción de carne. Esto que no es una opinión ya se ha demostrado científicamente, por lo que se hace imprescindible salir de este círculo vicioso de consumo, porque si no va a resultar imposible que la vida continúe en el planeta tal como la conocemos. El que en la actualidad un europeo consuma al año aproximadamente un promedio de 65 kilos de carne, es una exageración ambientalmente peligrosa que tendrá que quedar en el recuerdo; si es que aún estamos a tiempo de parar lo que se avecina, y que algunos ya han dado en llamar catástrofe climática.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

Del Programa: Expediente carne 2012

www.radio-santec.com

 

 

Nos llevamos la luz al más allá, pero también nuestras sombras

 

 

En nuestros últimos días terrenales y también en las últimas horas en la Tierra, a cada uno se le hará consciente sólo tanto como pueda superar. En todos los procesos de toma de conciencia, también en la hora de la muerte, nos es dada la fuerza para purificar lo reconocido mediante el perdonar y el pedir perdón, y para enmendarlo en la medida en que aún sea posible. Que el alma y el hombre sean o no capaces de percibir esto, dependerá únicamente de la manera en que el hombre haya pensado y vivido.

 

Durante toda la existencia terrenal hasta que se cierren los ojos definitivamente y el alma siga respirando sin cuerpo físico, el mundo divino da al hombre una ayuda tras otra. También después de la muerte física, las ayudas del mundo divino seguirán para el alma. Cada alma vive en sus propias imágenes, aquello que ha creado con los instrumentos de su sentir, pensar, hablar y actuar. Por eso el alma sigue viviendo en las imágenes que ha introducido en sí y éstas mismas imágenes le producen alegría o sufrimiento. Por lo tanto cada hombre determina por sí mismo que el Más allá se le presente como cielo o infierno.

 

Aquello con lo que nos ocupamos siendo hombres, nos rodea como hombres y también como almas, pues nuestro pequeño mundo existe tanto aquí como allá. Por eso tanto la luz como las sombras, es decir todo lo que hemos creado como hombres, nos lo llevamos con nosotros.

 

 

                                                                                                                              Maximiliano Corradi

www.radio-santec.com



martes, 22 de abril de 2014

Artículo especial Día de la Tierra


La Tierra sufre las negligencias del ser humano

22 de Abril Día Mundial de la Tierra

 

 

El 22 de abril se instauró la celebración del Día Internacional de la Tierra con el fin de crear una conciencia común a los problemas medioambientales como la superpoblación, la contaminación o la pérdida de biodiversidad. Además muchas asociaciones proteccionistas también abogan en este día por conseguir una protección efectiva del planeta en su conjunto que incluya todas las especies de animales y plantas que lo habitan, también con la intención de hacer retroceder en la medida de lo posible el, con toda razón temido, cambio climático. También con esta celebración se pretende subrayar la importancia del uso responsable de los recursos naturales de la Tierra, así como promover una educación ambiental.

 

Pero para todos aquellos que realmente, no solo en este día, sino cada día del año quieran tender una mano al ya maltrecho planeta Tierra, deberían saber que el eje de la Tierra tiene, entre otras cosas, la tarea de mantener al planeta en equilibrio. Pero ¿cómo actúa el hombre para con él? Con fuerzas agresivas y contrarias a la ley de la Creación que influyen en la balanza del planeta, en su campo magnético, en el mismo eje planetario e incluso pudiendo favorecer un cambio de polos.

 

El ser humano conoce el peligro que por muchas causas amenaza a la Tierra, como lo es la elaboración atómica, la explotación de minerales y las excavaciones de terrenos sin reflexionar sobre ello, sin embargo continúa explotando a la Tierra. También los grandes túneles que atraviesan las montañas, los gigantescos embalses artificiales de agua, así como los terrenos excavados de las minas de carbón producen un cambio del eje terráqueo. El hombre explota los yacimientos de petróleo de la Tierra y luego combina éste con otras sustancias para fabricar cientos de productos que, como él cree, necesita para vivir.

 

¿Pero qué utilidad puede prestar un planeta agujereado y en parte excavado? ¿En qué estado se encuentra en realidad la Tierra? ¿En qué lado de la balanza está? Las numerosas causas, grandes y pequeñas, si se las considera en su suma, influyen poderosamente en cada persona. Quien no se esmera en conservar o recuperar en sí la armonía, la consonancia de las fuerzas, sufre por este motivo. La suma de todas las faltas que se cometen contra la naturaleza, los animales y el propio ser humano, es en definitiva la causa de enfermedades, sufrimientos, necesidades, miserias, hambre, pestes, catástrofes y guerras. Sin lugar a dudas se podría resumir con la frase: Lo que el hombre ha sembrado y siembra, eso cosechará.

 

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del libro "Origen y formación de la enfermedades"

www.editorialvidauniversal.com

 



miércoles, 16 de abril de 2014

artículo de opinión


 

¿Qué hay detrás de la producción de leche y huevos?

 

 

 

Los seres humanos sois los únicos seres vivos que en la edad adulta bebéis leche materna, pero proveniente de otra especie. Nuestras madres vacas son inseminadas año tras año para traer hijos al mundo, pero a los terneritos se nos prohíbe beber la leche de nuestra madre, y se nos separa de ella. Pero ella nos llama y nosotros la llamamos, pero vosotros no sentís ninguna compasión. Nos criáis con sustitutos lácteos, hasta que después de unos meses se nos arrastra hasta el carnicero para terminar en los platos de los comensales. Mi leche me pertenece.

 

La mayoría de las veces nuestras madres no nos vuelven a ver, a no ser que nos toque el mismo destino que a ellas, vegetar como vacas lecheras. Poco después del parto de nuevo somos inseminadas. Mientras un nuevo embrión se desarrolla somos ordeñadas diariamente. Esta doble carga nos debilita hasta caer enfermas. Y cuando nuestra productividad no es suficiente acabamos ante el matarife.

 

Nosotras, las gallinas ponedoras, pasamos nuestra existencia de manera cruel. Mediante la cría nos habéis llevado a tener que poner hasta 320 huevos por año. Pero no se nos permite empollar ninguno ni llegamos a ver cómo nuestros hijos salen del huevo. Pocas horas después de salir del huevo, nuestros pollitos pasan a una cinta transportadora donde los machos son separados de las hembras, allí son asfixiados con gas o troceados por cuchillas rotantes. ¿Quién os ha dado a vosotros los humanos el derecho a matar a tantos millones de seres inocentes?»

 

 

Maximiliano Corradi

www.vida-universal.es

 


Artículos de semana santa


 

 

Procesiones, tradiciones y el culto a la muerte

 

 

 

"Quien piensa en el crucificado y adora al cuerpo colgado en la cruz de la resurrección aún está colgado él mismo en la cruz del pecado. No Me ha aceptado ni acogido aún en su corazón. Es decir que quien dice que sí al hecho del cuerpo en la cruz, aferrándose aún a la cruz con el cuerpo martirizado, no ha resucitado aún en Mí, el Cristo. Da testimonio de sí mismo, de que vive aún en la servidumbre del pecado y de que se deja influenciar por lo pecaminoso. Pues los demonios quieren ver al crucificado, la cruz con el cuerpo, que para ellos significa la derrota del Nazareno, no la victoria del Cristo. Con el cuerpo muerto en la cruz, quieren inculcar a la humanidad la idea de que el Hijo de Dios ha sucumbido al pecado. Pero Yo he resucitado y he regresado al Eterno. Os he traído la Redención. La cruz sin el cuerpo muerto simboliza la resurrección y la victoria sobre las tinieblas. Por eso todos los hombres que viven en Mí, y a través de los cuales Yo vivo, se atendrán a la cruz de la victoria, que no lleva cuerpo; pues al igual que Yo conquisté la victoria sobre las tinieblas, los hombres y las almas que conscientemente creen en Mí y hacen cada día más la voluntad del Santísimo, han conquistado la victoria sobre el pecado". Hasta aquí una cita del libro «Esta es Mi Palabra. Alfa y Omega», de la Editorial Vida Universal.

 

Sin embargo muchas personas no sólo se aferran al culto de las Iglesias sobre la muerte, a las procesiones y a las tradiciones, que poco tienen de cristianas, sino que ni siquiera son conscientes del verdadero significado de los sucesos de Semana Santa. Siguen creyendo que Jesús de Nazaret tuvo que ser sacrificado como chivo expiatorio para apaciguar a un Dios encolerizado. ¿Quién sabe tan siquiera que la muerte en la cruz no hubiera sido necesaria si las personas hubieran aceptado a Jesús de Nazaret? Ya en aquel entonces el Nazareno hubiera podido traer el Reino de Dios a la Tierra si aquellos que se decían Sus seguidores hubieran cumplido las enseñanzas verdaderas del cristianismo.

 

¿Y cómo es en la actualidad? La mayoría de las personas que, en la creencia de seguir a Cristo, participan en las procesiones, no son conscientes de que con ello dan fuerza y apoyan la imagen que el demonio quiere, la derrota del Nazareno, pero que además siguen apoyando a una institución, que ya abrumada por los casos de sacerdotes pedófilos, pone al descubierto quiénes son y que justamente ahora por Semana Santa, vuelve a utilizar el recuerdo de la vida del Nazareno para tratar de encubrir con ritos y procesiones lo ya inocultable.

Para muchas personas la Semana Santa supone una situación de conflicto interno, pues por un lado desean participar del esplendor externo de la celebración, pero también desean seguir al Cristo que vive en el interior de cada uno y que no necesita templos ni iglesias. Sin embargo de esta manera también van descubriendo que Él, el maestro de la paz y de la humildad, hace tiempo que no está en las iglesias, tampoco en sus ritos y celebraciones. 

 

 

Radio Santec

José Vicente Cobo

45277997j

www.radio-santec.com

 

 

 

¿Qué significó para la humanidad el acto redentor de Jesús?


A través del acto redentor de Jesús de Nazaret en el Gólgota se evitó una disolución ulterior de todas las formas de vida. Este es un mensaje muy decisivo, que sólo por medio de la profecía dada en la actualidad, es transmitido otra vez a la humanidad.

Cristo no murió como un cordero de sacrificio para un Dios iracundo como lo exponen las Iglesias. Él murió en la fidelidad de Su tarea ante el Padre, porque los hombres no aceptaron Su mensaje. Para evitar que continuara un desarrollo de la humanidad hacia lo inferior, Él puso Su amor, en forma del destello redentor, a disposición de todas las almas y hombres. De este modo Él concedió a cada hombre y a cada alma la fuerza para volver libremente a Dios.

Los seres divinos que se habían puesto contra Dios querían la disolución de todas las formas creadas por Él, es decir, de todos los seres divinos, de la naturaleza celestial y de los planetas en los que viven los seres espirituales. Querían que todo lo creado regresara a la corriente original de la que el Eterno creó formas espirituales, divinas, puras, es decir ley divina eterna del amor que tomó forma. ¿Y esto por qué? Porque no aceptaban ser únicamente hijos de Dios, ellos mismos querían ser Dios, tener la capacidad para crear y ser omnipresentes.

Pero Cristo no ha borrado simplemente nuestros pecados, Él nos ayuda a cada uno de nosotros, enseñándonos una y otra vez a tomar en cuenta los Mandamientos de Dios, a reconocer en profundidad Sus enseñanzas, el Sermón de la Montaña, y a aplicarlos, para irnos así purificando y volver al origen, al Hogar eterno, donde todos regresaremos gracias a la obra del Padre eterno, realizada a través de Su Hijo por la redención. Todos nosotros vamos de regreso al Padre, desde donde partimos, pues en cada uno de nosotros hay un ser luminoso. Éste vuelve al Hogar del Padre. Pues Dios no crea ningún alma; Él creó el ser luminoso que está en lo profundo del alma.

Cada uno de nosotros es el templo de Dios. Dios vive en nosotros. Cuanto más cumplamos la voluntad de Dios, rigiéndonos por Sus legitimidades de la vida, por los Mandamientos y las enseñanzas de Jesús, tanto más nos acercamos a nuestro Padre celestial y tanto más consecuentes nos dejamos conducir por la mano de nuestro Redentor. Así podremos salir de la rueda de la reencarnación para dirigirnos hacia el Reino de la luz, hacia Dios, hacia Aquel que desde hace eternidades nos contempló y nos creó. Es muy consolador para nosotros los seres humanos, que después de la vida terrenal –en tanto se hayan cumplido los Mandamientos y las legitimidades de Dios– el alma pueda emprender el regreso al Hogar. Cristo dijo: «En la casa de Mi Padre hay muchas moradas. Si no fuera así, os lo hubiese dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo, estéis también vosotros». (Jn 14,2)

Las viviendas en el Hogar eterno están por lo tanto libres y nuestras familias espirituales nos esperan. Tienen ansias de volver a vernos y anhelan la gran unidad cósmica en la Casa del Padre, que es el infinitamente grande Reino de Dios. La fuerza de Dios nos irradia, por eso vinieron una y otra vez los verdaderos profetas y enseñaron a los seres humanos: «¡Cambiad vuestro comportamiento. Dirigíos a Dios. Dios es amor. El Padre os ama. Él ama a Su hijo creado!».

Él sería un Dios cruel si nos castigase o nos enviara a la condenación eterna. Pero no, Él es nuestro Padre que nos ama. Sólo nosotros mismos nos podemos en cierto modo maldecir cuando nos dirigimos a ámbitos oscuros de la existencia, lejos de Dios mediante nuestros propios pensamientos, palabras y actos oscuros, que son contrarios a la ley de la vida, nuestra verdadera herencia divina, que es amor desinteresado. Pero esta oscuridad surgida por propia culpa tampoco será eterna, pues la condenación eterna no existe, tal vez haya una larga y miserable existencia en tanto prefiramos las sombras. ¡Pero Dios es luz! Luz es amor y amor es calor, eso es Dios, nuestro Padre. Él nos ama y nos llama. Él nos envió a Su Hijo, el Corregente de los Cielos, para darnos la fuerza parcial de la fuerza primaria, una parte de Su herencia divina, para que tengamos una ayuda en el camino de regreso a la eternidad. Y esta ayuda es Cristo, nuestro Redentor, la luz de la redención en nosotros.

Cuanto más puros nos vayamos haciendo, más fácilmente falleceremos cuando llegue nuestra hora, pues sentiremos que Cristo nos toma de la mano y nos conduce paso a paso al Hogar del Padre. Entonces habrán acabado las encarnaciones y podremos dirigirnos directamente de regreso al Reino de Dios.

 

Radio Santec

José Vicente Cobo

45277.997j

www.radio-santec.com

 



lunes, 14 de abril de 2014

Artículos de opinión


 

La tradición nubla el acontecimiento cósmico de la Semana Santa

 

 

 

Año tras año la llamada cristiandad repite las mismas costumbres de carácter institucional-eclesiástico, ¿pero es eso cristianismo? La masa de la humanidad se deja llevar por el remolino de los ritos prescritos y apenas nadie pregunta por el sentido de la Navidad o de la Semana Santa. La reflexión casi siempre es: ¡Bueno, ésa es la tradición, ésa es la costumbre! Conforme a eso se celebra también el acontecimiento de la Pascua, de la que se podría decir que es una especie de escenificación, una minimización que resta importancia y denigra el calvario de Jesús de Nazaret y Su crucifixión.

 

Desde hace aproximadamente dos mil años, en el tiempo de Navidad y de Pascua lo que se exterioriza en las instituciones eclesiásticas que se denominan a si mismas "cristianas" parece más bien burla y escarnio del poderoso acontecimiento cósmico acontecido. Muy pocas personas saben que lo que tomó sobre sí el Hijo de Dios fue un acto de rescate cósmico. Un acontecimiento cósmico que partió desde el Reino de Dios, pues a pesar de todas las amenazas, Él vino, se encarnó en el niño Jesús e hizo frente al adversario de Dios, el demonio. Jesús de Nazaret soportó los métodos de tortura más sofisticados y dolorosos para cumplir su misión traída del Reino de Dios: Salvar la cuna de la creación y de ese modo también el Reino de Dios, el maravilloso hogar Eterno.

 

Jesús dejó que le maltrataran y torturaran con métodos inimaginables, Él se dejó maltratar hasta la extenuación, pues Su conciencia decía: "Padre, en Tus manos quiero poner la salvación de la creación". Él siguió el horrible camino de la tortura que Satanás había tramado y permitió que le crucificaran. Torturado, maltratado e irreconocible dijo en la cruz: "¡Está consumado! ¡Padre en Tus manos encomiendo Mi espíritu!"

 

La creación de Dios ha sido salvada. Con las palabras: «¡Está consumado!» se desprendió una parte de Su herencia divina que traspasó por partes iguales a todas las almas y hombres. A ese regalo del Cristo de Dios en el alma y el ser humano lo llamamos la luz redentora. El "Está consumando" abarca a todos los ámbitos de la caída incluida la Tierra con sus animales y plantas. Para que la cuna cósmica de la creación del Reino de Dios no pudiera ser conquistada por el adversario de Dios, para que no pudiera degenerarse más llegando hasta la disolución de toda la creación divina, Cristo nos dio a todas las almas y seres humanos también una parte de Su herencia divina. A cada alma le prestó una cantidad de esa fuerza inextinguible como un soporte espiritual incargable. Por lo tanto cada alma ha sido salvada por medio del poderoso acto redentor del Hijo de Dios, que es el corregente del Reino de Dios.

 

Sin embargo de lo que se escenifica en la Semana Santa es casi imposible rescatar lo más interno, el hecho de la redención, el acontecimiento cósmico poderoso de dimensiones inimaginables que tuvo lugar en la cruz. Cristo, el Corregente del Reino de Dios, salvó lo más interno en nuestra alma, al ser divino. Él evitó que toda la creación se disolviera y nos posibilita el camino de regreso al hogar eterno, a nuestro origen divino, que ya no puede ser disuelto porque Él ha traído el «stop», es decir: ¡Hasta aquí y no más! En este punto simplemente se podría decir: Quien lo pueda captar que lo capte, y quien lo quiera dejar... ¿y seguirá minimizando la Semana Santa?

 

 

Radio Santec

José Vicente Cobo

45277997j

www.radio-santec.com

 

 

¿La cruz de la derrota o la cruz de la victoria?

 

 

Todos lo cristianos creemos que Cristo resucitó, pero ¿que diría el Espíritu vivo de Cristo en la actualidad sobre el corpus que adoramos y sacamos en procesión cada  Semana Santa? Un extracto de un Mensaje dado a través de Gabriele en la actualidad nos revela el significado de la cruz: "Sólo clama, "crucifícale, crucifícale, quien todavía está sujeto a la cruz de su pecado. Quien se ha crucificado a sí mismo mediante el pecado, sólo ve a través del ojo del pecado y quiere ver a todos allí donde todavía está el mismo: en la cruz del pecado".

 

En la Publicación "Esta es Mi Palabra Alfa y Omega." De la Editorial Vida Universal, leemos: "La cruz fue erigida con el cuerpo de Jesús, pero el cuerpo fue bajado de la cruz y el Resucitado se ha mostrado y manifestado. Esto significa que Yo, Cristo, Soy la vida resucitada en todas las almas y hombres". El verdadero cristiano ve la cruz sin el crucificado, como signo de la Redención y como resurrección en Dios. La cruz sin el cuerpo simboliza también el camino de la Tierra a los Cielos, al corazón de Dios. Sólo toma en consideración la cruz con el crucificado aquel hombre que aún no ha crucificado su yo y desea aferrarse a lo humano que hay en él. Los demonios han creado la cruz con el cuerpo. Con ello quieren simbolizar Mi derrota. Pero la cruz y el crucificado llegaron a ser y son su cruz y su derrota.

 

Maximiliano Corradi

www.editorialvidauniversal.com

domingo, 6 de abril de 2014

Artículos de opinión


 

 

Orígenes, de erudito a perseguido

 

 

El caso de Orígenes fue el primer conflicto entre un cristiano originario y la autoridad jerárquica eclesiástica, es decir la incipiente Iglesia en formación. La lucha por la Verdad era ya en aquel tiempo una lucha por el poder por parte de un sistema dogmático, que con brutal violencia procedía contra los que pensaban de forma diferente. En el siglo III se prohibió incluso la lectura de los textos de Orígenes, y la persona que no quería hacer peligrar su vida, no se podía oponer a esa prohibición. Por tanto ya en el siglo III después de Cristo, fue el poder de esta Iglesia en formación la que, con una brutalidad extrema, quería triunfar sobre la verdadera enseñanza de Jesús. Y para ello se servía de todos los medios a su alcance. Verdaderamente de todos los medios, tal como lo demuestra la cruenta historia de la Iglesia.

 

Sorprendentemente Orígenes pasó en poco tiempo de ser un erudito de fama mundial y  protegido por el obispo de Alejandría Demetrio, a estar perseguido por este mismo obispo cuando su orgullo herido y envidia le hicieron condenarle. ¿Pero por qué no se podían leer las obras de Orígenes cuando se trataban de textos cuya ausencia de falsedad podía demostrar precisamente la propia Iglesia de aquel tiempo? ¿Por qué tenía que ser eliminada tambien la persona que propagaba enseñanzas revolucionarias y verdaderas? Sencillo, si la Iglesia de aquel tiempo no hubiera prohibido la enseñanza de la preexistencia, es decir de la reencarnación, dicha institución nunca hubiera crecido tanto y nunca habría podido atar tan masiva y fuertemente a millones de almas y hombres en todas las épocas.

 

Fue precisamente Justiniano en el siglo VI quien, 300 años despues, condenó las enseñanzas de Orígenes. El mismo emperador dictó los anatemas contra él declarando errónea la enseñanza de la preexistencia del alma y del restablecimiento de todos los seres caídos. De no haber sido así, la condenación eterna que enseña la Iglesia católica quedaría sin argumento alguno.

 

Un anatema siempre se pronuncia para condenar una enseñanza que se supone errónea. ¿Pero qué es una enseñanza errónea? El teólogo Castillion lo definió así: «Como herejes, personas con una enseñanza errónea, calificamos a todos aquellos que no comparten nuestro puntos de vista». La Iglesia católica exige para sí la exclusividad de la verdad. Por ese motivo, todo lo que difiere de su punto de vista es una herejía, una enseñanza errónea. Con la perdida del conocimiento de la Reencarnación se selló el destino de la humanidad que quedó a merced de la Iglesia. El miedo al infierno y el arrogarse un poder “mágico“ para perdonar los pecados otorgaron a la Iglesia un poder inimaginable.

 

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Basado en el programa: La reencarnación 4

www.radio-santec.com

 

 

Ser libres nos hace responsables por nosotros mismos

 

 

 

Nosotros mismos somos responsables por nuestra vida, lo que significa que si actuamos bien, menos bien o mal emitimos unas energías determinadas. Y de acuerdo con el principio que dice: lo que sentimos, percibimos, pensamos, hablamos y hacemos, nuestras pasiones y añoranzas vuelven de nuevo a nosotros, como el eco que lanzamos a la montaña, recibiremos lo mismo o algo similar. Esto es la ley de la atracción, denominada también la ley de causa y efecto o la ley de siembra y cosecha.

 

Dado que somos portadores de la ley eterna de la libertad y así herederos de la existencia pura, la libertad es un hecho irrevocable. Por ello nosotros como hombres tenemos también la responsabilidad por nuestro comportamiento, también por el comportamiento egoísta que resulta de nuestro mundo de deseos y pasiones, y que a su vez tiene su punto de partida en nuestra manera de sentir, percibir, pensar, hablar y actuar.

 

Al coincidir varias o muchas infracciones similares contra nuestra herencia divina de la libertad, cuyo principio supremo es el amor a Dios y al prójimo, se va construyendo nuestro destino según la ley de siembra y cosecha. No es nuestro prójimo el que manda lo que nos pasa, no es él quien nos traspasa algo que no nos pertenece, sino que todo lo que nos pasa es la consecuencia directa de lo que hemos introducido en nuestra alma y también en los astros de los planos de purificación, donde vivirá el alma después de la muerte.

 

 

Maximiliano Corradi

De la publicación: “El profeta. La Voz del corazón”

www.editorialvidauniversal.com