La tradición nubla el acontecimiento cósmico de la Semana Santa
Año tras año la llamada cristiandad repite las mismas costumbres de carácter institucional-eclesiástico, ¿pero es eso cristianismo? La masa de la humanidad se deja llevar por el remolino de los ritos prescritos y apenas nadie pregunta por el sentido de la Navidad o de la Semana Santa. La reflexión casi siempre es: ¡Bueno, ésa es la tradición, ésa es la costumbre! Conforme a eso se celebra también el acontecimiento de la Pascua, de la que se podría decir que es una especie de escenificación, una minimización que resta importancia y denigra el calvario de Jesús de Nazaret y Su crucifixión.
Desde hace aproximadamente dos mil años, en el tiempo de Navidad y de Pascua lo que se exterioriza en las instituciones eclesiásticas que se denominan a si mismas "cristianas" parece más bien burla y escarnio del poderoso acontecimiento cósmico acontecido. Muy pocas personas saben que lo que tomó sobre sí el Hijo de Dios fue un acto de rescate cósmico. Un acontecimiento cósmico que partió desde el Reino de Dios, pues a pesar de todas las amenazas, Él vino, se encarnó en el niño Jesús e hizo frente al adversario de Dios, el demonio. Jesús de Nazaret soportó los métodos de tortura más sofisticados y dolorosos para cumplir su misión traída del Reino de Dios: Salvar la cuna de la creación y de ese modo también el Reino de Dios, el maravilloso hogar Eterno.
Jesús dejó que le maltrataran y torturaran con métodos inimaginables, Él se dejó maltratar hasta la extenuación, pues Su conciencia decía: "Padre, en Tus manos quiero poner la salvación de la creación". Él siguió el horrible camino de la tortura que Satanás había tramado y permitió que le crucificaran. Torturado, maltratado e irreconocible dijo en la cruz: "¡Está consumado! ¡Padre en Tus manos encomiendo Mi espíritu!"
La creación de Dios ha sido salvada. Con las palabras: «¡Está consumado!» se desprendió una parte de Su herencia divina que traspasó por partes iguales a todas las almas y hombres. A ese regalo del Cristo de Dios en el alma y el ser humano lo llamamos la luz redentora. El "Está consumando" abarca a todos los ámbitos de la caída incluida la Tierra con sus animales y plantas. Para que la cuna cósmica de la creación del Reino de Dios no pudiera ser conquistada por el adversario de Dios, para que no pudiera degenerarse más llegando hasta la disolución de toda la creación divina, Cristo nos dio a todas las almas y seres humanos también una parte de Su herencia divina. A cada alma le prestó una cantidad de esa fuerza inextinguible como un soporte espiritual incargable. Por lo tanto cada alma ha sido salvada por medio del poderoso acto redentor del Hijo de Dios, que es el corregente del Reino de Dios.
Sin embargo de lo que se escenifica en la Semana Santa es casi imposible rescatar lo más interno, el hecho de la redención, el acontecimiento cósmico poderoso de dimensiones inimaginables que tuvo lugar en la cruz. Cristo, el Corregente del Reino de Dios, salvó lo más interno en nuestra alma, al ser divino. Él evitó que toda la creación se disolviera y nos posibilita el camino de regreso al hogar eterno, a nuestro origen divino, que ya no puede ser disuelto porque Él ha traído el «stop», es decir: ¡Hasta aquí y no más! En este punto simplemente se podría decir: Quien lo pueda captar que lo capte, y quien lo quiera dejar... ¿y seguirá minimizando la Semana Santa?
Radio Santec
José Vicente Cobo
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¿La cruz de la derrota o la cruz de la victoria?
Todos lo cristianos creemos que Cristo resucitó, pero ¿que diría el Espíritu vivo de Cristo en la actualidad sobre el corpus que adoramos y sacamos en procesión cada Semana Santa? Un extracto de un Mensaje dado a través de Gabriele en la actualidad nos revela el significado de la cruz: "Sólo clama, "crucifícale, crucifícale, quien todavía está sujeto a la cruz de su pecado. Quien se ha crucificado a sí mismo mediante el pecado, sólo ve a través del ojo del pecado y quiere ver a todos allí donde todavía está el mismo: en la cruz del pecado".
En la Publicación "Esta es Mi Palabra Alfa y Omega." De la Editorial Vida Universal, leemos: "La cruz fue erigida con el cuerpo de Jesús, pero el cuerpo fue bajado de la cruz y el Resucitado se ha mostrado y manifestado. Esto significa que Yo, Cristo, Soy la vida resucitada en todas las almas y hombres". El verdadero cristiano ve la cruz sin el crucificado, como signo de la Redención y como resurrección en Dios. La cruz sin el cuerpo simboliza también el camino de la Tierra a los Cielos, al corazón de Dios. Sólo toma en consideración la cruz con el crucificado aquel hombre que aún no ha crucificado su yo y desea aferrarse a lo humano que hay en él. Los demonios han creado la cruz con el cuerpo. Con ello quieren simbolizar Mi derrota. Pero la cruz y el crucificado llegaron a ser y son su cruz y su derrota.
Maximiliano Corradi
www.editorialvidauniversal.com
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