domingo, 26 de noviembre de 2017

Artículos de opinión



El estigma de los vegetarianos a lo largo de la historia

 

Ya en los primeros siglos después de Cristo se persiguió de forma sangrienta y se eliminó cruelmente a los seguidores del Nazareno que eran exclusivamente vegetarianos, ya que de no ser así no hubiesen sido aceptados en las primeras comunidades. Se les estigmatizó como herejes y se torturó, quemó, esclavizó, aniquiló y erradicó a miles y miles de ellos en crueles matanzas.

Se trataba de comunidades de fe cristianas como las de los maniqueos, bogumilos y pauliquianos, valdenses, cátaros y husitas, a quienes simplemente se asesinó por orden de la Iglesia. Fueron personas como Marción, Montano, Maximilia, Priscila, Mani, Orígenes, Jan Hus, Giordano Bruno, Savonarola y muchos otros honestos seguidores de Cristo, todos ellos personas que se esmeraban  en dejar resucitar en sí a Jesús de Nazaret, a seguirle a Él en toda libertad en base a los hechos, personas firmemente decididas a hacer realidad en la vida diaria sus conocimientos espirituales sobre la vida, que es Dios.

Pero una y otra vez venía la despiadada e implacable competencia religiosa, el pacto moral entre la Iglesia y el Estado, que a sangre y a fuego y con la enseñanza de una condenación eterna ideada por los sacerdotes, en lugar de la enseñanza de la reencarnación, hizo que ya la vida terrenal de toda persona fuese un infierno.

Una casta sacerdotal agresiva incitó una y otra vez, incluso en el pasado más reciente, a ciertos pueblos contra las minorías y contra otros pueblos. Y el clero de alto rango gritaba: «Dios lo quiere. Dios lo quiere. Dios con nosotros».

A sangre y a fuego, con matanzas y asesinatos, con torturas y esclavización inculcaron a los pueblos durante siglos lo contrario de lo que enseñó Jesús de Nazaret, en base a golpes, palos y moratones. Ellos vertieron su enseñanza realmente demoníaca del canibalismo animal en los ultrajados y magullados cuerpos y en las lastimadas almas de los pueblos oprimidos. Y una y otra vez clamaba con rabia agresiva el alto clero: «¡Esto es la voluntad de dios. ¡El que no obedezca a la Iglesia y al Estado, no solo irá a parar al calabozo, a la hoguera o la horca, sino que además también a la condenación eterna!»

 

Mª José Navarro (24764815W)

De la publicación: "Los vegetarianos, ¿herejes ateos?"

www.editorialgabriele.com

 

Los miedos también pueden ser una ayuda

 

 

Se podría decir de forma general que los miedos vienen de antiguas experiencias desagradables o negativas, por ejemplo fracasos, golpes del destino, preocupaciones, sufrimientos, decepciones y desavenencias que la persona temerosa aún no ha superado o perdonado. Aunque también el miedo puede venir de las capas del alma, en las cuales hay todavía algo que no ha sido expiado. El que siente temor no debería tildarlo simplemente de superfluo pensando que podría venir de vidas anteriores, puesto que la vida de cada uno es una totalidad. No hay separación entre aquí y allí, entre el pasado cargado y el presente. El pasado afecta al presente, en tanto aún haya algo que no haya sido expiado.

 

El miedo como tal puede ser también un indicativo de que el pasado, lo que no ha sido reparado, empieza a aparecer y ahora tiene que ser purificado. Realmente no es otra cosa que un complejo de pensamientos en el que, bajo ciertas circunstancias, se manifiestan envidia, codicia, odio y celos. Estos pensamientos, palabras y obras aun no reparados, que tal vez tuvieron lugar en vidas pasadas, afectan ahora al alma y al hombre y quieren advertirle de que tiene que reparar lo que está pendiente.

 

Temor, manifestaciones de la conciencia o pensamientos negativos pueden ser a menudo advertencias que quieren mover a la persona a perdonar lo que ha reconocido. Quien reconoce y acepta estas advertencias, aquel que purifica lo reconocido, camina por un camino más luminoso y ya no tendrá que sufrir o soportar muchas cosas.

             

 

José Vicente Cobo (45277997j)

De la publicación: "Tu vida en la  Tierra es tu vida en el Más allá"

www.editorialgabriele.com

 

 

 



domingo, 19 de noviembre de 2017

Artículos de opinión



El mundo material es la escoria, el Más allá la realidad

 

Las personas que creen en una existencia superior, que llamamos Creador o Dios, deberían ser conscientes de que este mundo no está separado del Más allá. El físico nuclear francés Jean Charon (1920-1998) habló de un "dialogo universal de las partículas elementales", en el que él ve lo que los místicos han descrito desde tiempos inmemoriales como amor divino omnipresente. Dios ya no es un Creador separado de Su Creación: Él está en ella. Este mundo y el Más allá no están tan separados como creemos.

De forma congruente con esto el físico Hans Peter Dürr, ex director del Instituto Max-Planck de Física de Münich, dice: "Lo que llamamos este mundo es en principio la escoria, la materia, es decir lo que es tangible. El Más allá es todo lo restante, la amplia realidad, lo que es mucho más grande". Visto así nuestra consciencia se dirige tras la muerte solamente hacia donde en realidad ya estuvo siempre.  Aquí habría que repetir: Al ser humano, como luego igualmente al alma desencarnada, se le muestra constantemente la posibilidad de eliminar lo negativo, lo que constituye una carga. Para una persona cada día podría ser un día para reconocer alguna culpa y purificarla. Lo incorrecto que habría que saldar, el ser humano lo capta en sus pensamientos y al mismo tiempo en su conciencia. El alma en el Más allá experimenta algo parecido en secuencias de imágenes, para percibirlo o en forma de sufrimiento o de un sentimiento de dolor, dependiendo de cuales sean las respectivas causas.

Para que pueda comprenderse: El cuerpo del alma está constituido por una estructura de partículas, en contraposición al cuerpo físico formado por una estructura celular. Tanto en su estructura celular como en la estructura de partículas de su alma, el ser humano grabó el pro y el contra de lo que marca específicamente su carácter. Él graba por tanto bien seas potenciales de energía a favor de la vida, que es paz, seguridad y libertad, o energías en contra de la vida, como ataduras, discordia, egoísmo, violencia: aquello de humano que es excesivamente negativo. Se trate del ser humano o del alma, en ambos se halla el libre albedrío para decidir libremente: bien sea a favor de la ley cósmica, que es la vida cósmica y eterna, o en contra de la ley cósmica, lo cual se presenta en la voluntad del ego y es insostenible.

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W) 

De la publicación: "Horror astral"

www.editorialgabriele.com

 

 

 

El arte de influir, engañar y manipular a los demás

 

El hombre puede ser comparado con un ordenador que reproduce lo que en él se ha intro­du­cido, es decir, grabado. De manera se­me­jante ocurre con el computador hombre que sólo puede exteriorizar aquello que ha introducido en sí mismo, es decir lo que está grabado en él. En un ordenador no se habla de analogías, porque éste reproduce fielmente los datos introducidos, es decir sin influencias, a menos que esté afectado por un virus, pero cuando se trata del computador hombre, que se ha pro­gramado a sí mismo, dispone de más po­sibilidades a la hora de expresarse, pues tiene la posibilidad de mezclar partes de sus propios pro­gra­mas. Estos pro­gramas mezclados forman parte del arte de cada uno para mostrarse ante los demás, disimular o engañar y se componen con fre­cuencia de una multiplicidad de palabras y ac­tos fingidos.

 

El computador hombre, al igual que el computador con­ven­cio­nal, sólo puede transmitir lo que en él se ha gra­bado, pero además éste está en condiciones de formular una mixtura con partes de sus programas, por ejemplo describiendo cosas y circunstancias falsas, embellecién­do­las y pintándolas a su gusto. También puede proyectar sus analogías en sus semejantes para manipularlos, es decir, para utilizarlos para sus propios fines.

 

Por lo tanto, la persona es capaz de mostrar ira, odio, envidia, opiniones, ideas e intenciones como si de algo afable se tratara, es decir maquilladas y embellecidas, modificadas as­tuta e intencionadamente, de modo que el otro asi­mile esta mixtura y sea susceptible de ser programado y con ello influido y manipulado.

 

 

José  Vicente Cobo (45277997j)

De la publicación: "Yo, yo, yo, la araña en su telaraña"

www.editorialgabriele.com

 

 

domingo, 12 de noviembre de 2017

Artículos de opinión



 

La tecnología no hace al ser humano más libre

 

 

Nuestro mundo parece haberse vuelto más pequeño, entre otras cosas debido a Internet, a los teléfonos inalámbricos y a otras comodidades humanas actuales. Internet nos hace creer que el mundo se ha convertido en una aldea. En una fracción de segundo accedemos a través de Internet a más conocimientos e información de los que haya podido ofrecer cualquier biblioteca de tiempos pasados, por muy grande que esta fuera. Las noticias de todo el mundo nos llegan segundo a segundo. Todos los sucesos, en todos los idiomas, incluyendo imágenes y sonido se hallan tan solo a la distancia de un clic del ratón. Quien quiere aportar su comentario al respecto puede hacerlo también de inmediato, difundiéndolo simultáneamente alrededor del globo.

Cualquiera puede observar vía satélite, de cerca o de lejos, los más remotos rincones de la Tierra, añadiendo a ello informaciones e imágenes, y haciéndolas accesibles a todos los demás usuarios de la red. Para conversar con otras personas ya no es necesario salir de casa. Las plataformas de Internet posibilitan a cualquiera conversar simultáneamente con innumerables personas de cualquier país. Quien no obstante desea ver a su interlocutor, puede mantener una conversación cara a cara en cualquier país de esta Tierra. La organización de actividades para pasar el tiempo libre, especialmente entre los jóvenes, ya no se hace de la forma anticuada, por teléfono. Con el teléfono móvil uno está localizable para recibir directamente todas las informaciones donde quiera que se encuentra. Quien desea saber dónde está su círculo de amistades, se entera mediante el móvil, ya que cada movimiento de su dueño es registrado y se halla disponible "en línea" cuando sea necesario. Con estas y otras posibilidades tecnológicas, la persona cree estar en casa en todo el mundo. Lo que se halla lejos parece estar al alcance de la mano. La persona siente las numerosas posibilidades – erróneamente- como si fueran libertad.

Pero el mundo no se ha vuelto más pequeño, ya que las fuentes de registro, los cosmos –el cosmos material y el cosmos más allá de la materia- no se han encogido. En la Tierra viven cada vez más personas; la mayoría de ellas están unas contra otras. En base a su insaciable codicia del ego, cada cual quiere ser el más grande. Pocos reflexionan acerca de que están dejando en su alma las huellas de su locura.

Aunque cada vez hay más seres humanos cuyos malos actos aumentan desmedidamente, no por ello las fuentes de registro de los cosmos tienen que agrandarse, hay suficiente espacio para cada alma. Los cosmos han sido correspondientemente dispuestos por Aquel que sabe acerca de todas las cosas, también acerca de futuros desarrollos. Hagámonos conscientes de ello. Cada falta, todas las adicciones y excesos, la brutalidad, toda violencia o empleo de violencia respecto a los seres humanos, los animales y la naturaleza, respecto a toda la Tierra, es asignada con detalle a cada persona en particular, también a su alma, y es grabada en las fuentes de registro como parte de una culpa.

 

José Vicente Cobo (45277997j)

De la publicación: "Horror astral"

www.editorialgabriele.com

 

 

Cambiar nuestro destino es posible

 

 

 

Si tenemos miedo a enfermedades, preocupaciones y sufrimiento degradamos las energías positivas, con lo que éstas se vuelven negativas, con ello creamos nuestras formas de pensamientos destructivos, unos peligrosos robots que somos nosotros mismos. Hagámonos por tanto conscientes de que el peligro no viene de fuera, viene de nosotros mismos y nos influye a nosotros mismos.

 

Sepa que sólo puede recaer sobre nosotros aquello que tenemos en nosotros. Aunque en el mundo acechen aún muchos peligros, si no tenemos algo igual o parecido en nosotros, tampoco atraeremos esos peligros, ellos no podrán hacernos nada. Salvo que para ello hayamos creado la fuerza de atracción correspondiente en nuestra alma.

 

Con nuestros pensamientos negativos podemos hacer surgir en nuestro cuerpo enfermedades o provocar sufrimientos y golpes del destino. Pero  a través de una forma positiva de sentir, pensar, hablar y obrar producimos en nosotros salud, armonía interna, alegría, paz, felicidad y satisfacción. Vemos por tanto que los pensamientos son fuerzas, que retornan a nosotros, el emisor.

 

En este contexto entendemos la ley de siembra y cosecha, que significa que cada causa tiene su efecto, y comprendemos por tanto que únicamente nosotros somos los causantes de nuestras enfermedades, sufrimientos y golpes del destino, no nuestros semejantes o tal vez Dios. Estimado lector sepa que cuando no damos la vuelta a tiempo, el destino sigue no obstante su curso. Por eso propóngase una vida basada en una ética y moral más elevada, y sepa que el Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret es la clave para una vida feliz.

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

De la publicación: "Con Dios es más fácil vivir"

www.editorialgabriele.com

domingo, 5 de noviembre de 2017

Artículos de opinión



La humanidad se destruye a sí misma

 

 

 

Las irradiaciones de los armamentos nucleares almacenados y de las centrales nucleares, así como al enorme nivel de sonoridad de esta Tierra, en el mar y el aire, desquebrajan y dislocan los campos magnéticos de la Tierra. Por ello, la irradiación cósmica de los planetas alcanza otras partes del campo magnético de la Tierra. Este acontecimiento contribuye a la transformación de la humanidad, de los reinos animal y vegetal así como de todo el planeta Tierra, ya que todas las formas de vida son traspasadas por las corrientes magnéticas.

 

La culpa de esta paulatina destrucción, tanto del hombre como de toda la Tierra, la tiene al fin y al cabo la ciencia orientada solo a lo material, así como las autoridades eclesiásticas muy desviadas hacia lo mundano. Las Iglesias cristianas y también la ciencia han llevado y llevan a la humanidad hacia el sendero de la ignorancia espiritual. Por su pretensión de autoridad, la masa ahora ciega para las leyes divinas, se fija cada vez más en su modo de actuar y hablar. Así se está abriendo cada vez más la fosa de ignorancia, necedad y arrogancia humana. Pronto muchos de estos ciegos caerán en ella, es decir todos aquellos que creen en estas sabidurías terrenales y que solo se han atado y atan a la materia.

 

Si todos los esfuerzos y afanes del hombre están solo basados en la vida externa, frecuentemente ya no es capaz de aplicar las leyes del Señor. Con esta constante actitud errónea y su forma de actuar contraria a las leyes del Señor, el hombre reduce las fuerzas etéreas que fluyen por su cuerpo, por lo que depende de mayores cantidades de alimento para poder tomar las energías, sustancias minerales, hidratos de carbono, etc. que necesita.

 

El hombre ha perdido la justa medida para con todas las cosas de la vida. Por ello la Tierra, el planeta de la humanidad, es saqueada y explotada. El causante, el hombre, recibe la cuenta por ello y cree que Dios, el Señor, la debería pagar. Oh no, la factura la recibe el hombre, y él mismo tiene que pagarla.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W) 

Extracto de  la publicación: "Reconócete y cúrate por la fuerza del Espíritu"

www.editorialgabriele.com

 

¿Es la Biblia realmente un libro sobrenatural?

 

 

Las Iglesias se esfuerzan en convencer a los fieles de que la Biblia es la palabra absoluta de Dios. Pero los escritos fueron falsificados desde el principio con intención o inconscientemente, por ignorancia o por descuido. Jerónimo, que es el autor de la Biblia, cambió la Escritura en 3500 partes.

 

Cuando Jerónimo recibió alrededor del año 370 la tarea del papa Dámaso de traducir al latín todos los textos existentes y de ordenarlos en una obra dando como resultado lo que conocemos como Biblia, sufrió una gran desesperación puesto que ni siquiera existían dos textos cuyo contenido fuera semejante. Todos se diferenciaban. Intuyendo lo que podía suceder, Jerónimo le escribe al Papa lo siguiente: ¿No habrá por lo menos uno, que a mí, en cuanto tome este volumen en la mano…, no me califique de falsificador y sacrílego, porque tuve la osadía de agregar, modificar o corregir algunas cosas en los viejos libros?

 

En 1590 la Vulgata fue publicada por el Vaticano como "Editio Sextina" y declarada sin faltas. En realidad estaba llena de errores. En 1592 fue reemplazaba por la publicación sin faltas llamada "Editio Clementina", pero ésta también contenía muchos errores. En 1598 se volvió a revisar y aunque también con faltas, permaneció siendo obligatoria.

 

¿Por qué entonces durante el Primer Concilio Vaticano podemos leer: "Esta manifestación sobrenatural está contenida en libros escritos y en transmisiones no escritas, que fueron recibidos por los apóstoles directamente de la boca de Cristo o dictados por el Espíritu Santo  y transmitidos por los apóstoles hasta llegar a nosotros"?

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

De la publicación. "¿Quién está sentado en la silla de Pedro"

www.editorialvidauniversal.com