domingo, 26 de julio de 2015

Artículos de opinión


La maraña legal de los aditivos alimentarios

 

 

 

Un dicho popular dice que las apariencias engañan, lo que aplicado a los productos de alimentación en la actualidad vendría a decir que realmente no sabemos qué comemos. En la mayoría de los casos aquello que contiene el producto no está indicado en la etiqueta, y lo que aparece tan prometedor en la etiqueta puede ser buscado en vano dentro del producto. Esto se ha convertido en una mentira legal por ejemplo en Alemania, es decir en un fraude. Ya que si por ejemplo tengo ante mí una etiqueta donde aparecen fresas, frambuesas y otros frutos del bosque, pero en realidad no están dentro, ¿qué me estoy comiendo? Esto sucedió con la etiqueta de una infusión llamada "infusión de frutas", en cuyo reverso se podía leer "aroma", es decir que el consumidor no solo compraba una cosa pero le vendían otra, sino que lo que tomaba con tanto deleite no era más que agua caliente con química olorosa.

 

Pero si a usted como consumidor se le ocurriera ir al supermercado con dinero falso, probablemente le detendrían. Sin embargo los comerciantes venden lo que quieren y no pasa nada, no importa si se trata de productos químicos de dudosa inocuidad. Por otra parte existen productos que contienen sustancias o compuestos en cantidades desorbitadas, por ejemplo el azúcar, cuya información difícilmente aparece en algún sitio. Sin ir más lejos un bote de kétchup contiene una proporción de 40 azucarillos, y no es que el azúcar sea tan insano, es que se consume demasiado. En el año 1500 el azúcar era un alimento del que se consumían 20 gramos al año, hoy día un niño consume una media 49 Kg al año.

 

Por otra parte el aluminio es un componente usado en los colorantes para dulces y productos de pastelería, con el fin de conseguir que el alimento sea más bonito y llamativo. Las autoridades de Baden Wurtemberg en Alemania realizaron mediciones y comprobaron que había 329 miligramos de aluminio por kilo de pastillas de chocolate, una cantidad enorme, pues el aluminio es un metal problemático que puede afectar al sistema nervioso y al cerebro. De hecho existen pruebas de que el aluminio produce efectos parecidos al estrógeno, es decir que puede alterar la producción hormonal.

 

Pero aparte de los colorantes hay muchos otros aditivos en los alimentos, pues para conseguir que los alimentos tengan una fecha de caducidad más lejana, sean más aromáticos, más vistosos o más crujientes la industria se sirve de todo. Naturalmente  que depende de qué cantidad se coma, sin embargo el problema es que de esos aditivos permitidos nadie sabe cuánto comemos. En 1995 la Unión Europea permitió más de 30 aditivos nuevos, con la condición de que se examine con regularidad cuánto ingieren las personas. Lo cual es lógico si se permiten productos químicos nuevos, ya que si resultan ser dañinos se debe saber qué cantidad es viable consumir sin riesgos. El problema radica en que por ejemplo no se sabe con exactitud cuántos aditivos contiene una sopa instantánea, ni cuántas de ellas consume la gente en total. Lo que sí se sabe es que se consumen más de la cuenta.

 

Otra sustancia tan controvertida como extendida es el glutamato, un aromatizador que consigue hacer más sabrosa la comida, es decir condimentarla. Lo cierto es que hace tiempo que no se usan hierbas o especias clásicas y naturales. El polvo blanco que hace aparecer por arte de magia sabores donde antes no los había se llama glutamato, y es el aditivo más controvertido pero importante de la industria alimentaria, consumiéndose mundialmente 2 millones de toneladas, un consumo que se ha multiplicado por 6 ó 7 en los últimos años. En la etiqueta lo encontraremos con los siguientes nombres: glutamato monosódico, E 621, potenciador o condimento. Aunque también suele enmascararse en el extracto de levadura, un moderno disfraz muy recurrente.

 

El problema de los aditivos químicos, al margen de su demostrado perjuicio para la salud, es que no sólo contienen sustancias venenosas y tóxicas, sino que en su uso y abuso se consigue excluir el alimento sano que debería llevar, que sin embargo el consumidor cree estar tomando. Lo que creará con mucha probabilidad una cadena de carencias en el organismo humano que más tarde necesitarán ser tratadas.

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

Del programa : Qué grado de honestidad tienen nuestros alimentos

www.radio-santec.com

 

 

La ciencia lo confirma: el ser humano es culpable

 

 

El ser humano pone cada vez más en juego su propia base existencial. Según un análisis de la asociación de protección del medio ambiente IUCN, la Tierra se dirige hacia una extinción masiva de especies. Sin embargo culpable no es el cambio climático, sino la tala abusiva, la contaminación del medio ambiente y la sobrepesca", es definitiva el ser humano. La ONU advierte:  Un 80% de las existencias marinas están esquilmadas o son explotadas hasta el límite."

 

Sobre la crisis del hambre el periódico FOCUS Online publicaba ya en 2009 el articulo  "Una de cada seis personas lucha por sobrevivir", donde se leía que a causa de la crisis financiera la situación de los países pobres ha empeorado. Más de 1000 millones de personas pasan hambre, no porque la Tierra no de suficientes alimentos, sino porque se reparten mal. Los ricos se comen la comida de los platos de los pobres, es decir que nuevamente es el hombre el culpable.

 

En relación a los venenos medioambientales FOCUS Online publicaba ya en 2008 una lista de los diez principales contaminantes, entre los que se encuentran: Basura radioactiva, aguas contaminadas de superficie y subterráneas, contaminación del aire en los edificios, envenenamiento por la explotación minera, la industria metalúrgica, contaminación del aire de las grandes ciudades etc. y de todo el causante una y otra vez, el hombre mismo. Un número demasiado grande de causas provocadas por las personas que en algún momento y de algún modo tendrán su efecto.

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

www.radio-santec.com

 



domingo, 19 de julio de 2015

artículos de opinión



Las grandes religiones frente al consumo de carne

 

 

Un interesante estudio realizado en 2012 sobre el medio ambiente, concluyó de forma contundente que un Kilo de carne de ternera es tan dañino para el medio ambiente como un automóvil que recorre 1600 Km, la distancia que separa Berlín de Barcelona. Más de un lector se preguntará cómo es esto posible. Fácil, porque en la medición se tienen en cuenta los diferentes factores que intervienen en el proceso de alimentación y crecimiento del vacuno. Por ejemplo el 90% del consumo de agua potable va a cuenta de la agricultura, un sector que tiene a la ganadería como principal destinatario. De hecho se necesitan 15.000 litros de agua para producir 1 Kilo de carne, equivalente al consumo diario de 6.000 personas. Si hiciéramos un cálculo al respecto se podría decir que renunciar a 1/2 Kg de carne de vaca tiene más beneficio para el planeta que renunciar a ducharse durante todo un año.

 

Algunos problemas de la civilización actual, como son el cambio climático, la escasez de agua o los problemas del medio ambiente, están relacionados con la ganadería intensiva. Lo que vendría a decir que al ser humano le va mal porque a muchos animales también les va mal, lo que a la inversa significaría que si a los animales les fuera bien, también le iría bien al ser humano.

 

Muchas personas en la actualidad se preguntan por qué no se ha informado más exhaustivamente sobre la influencia que el consumo de carne puede tener sobre el futuro de la humanidad. Sin embargo, a lo largo de la historia siempre han habido culturas en las que en algún momento apareció un líder religioso, un filósofo afamado, algún pensador o sencillamente personas espirituales, bien sea en el budismo, hinduismo, en el mundo musulmán o en la cultura judeo-cristiana, que recibieron indicaciones de no matar ni comer animales.

 

Por ejemplo de Buda se ha transmitido lo siguiente: «El consumo de carne no se lo he permitido a nadie, y en adelante tampoco se lo permitiré». De los antiguos códigos del hinduismo: «El requisito para la redención es no matar a ningún ser vivo». Lo que ha sido transmitido desde el judaísmo al cristianismo ya desde el Génesis es por ejemplo: «Y dijo Dios: de este modo os entrego todas las plantas que llevan semilla y todos los árboles con frutos. Ellos os deben servir como alimento». En realidad se llega a la conclusión de que estas normas que trajeron algunos fundadores religiosos con el tiempo han sido en parte alteradas y convertidas por parte de los sacerdotes, en todo lo contrario.

 

Pero curiosamente es en las festividades religiosas cuando más carne se consume, siendo el cristianismo donde más sorprende, ya que en la Biblia se encuentran pasajes de los antiguos profetas de Dios, quienes hablaron sobre el horror que supone la matanza de animales. Por ejemplo Oseas, Isaías, Jeremías y Jesús de Nazaret dejaron pasajes a favor de los animales y contra su consumo. Moisés, un profeta común a las principales religiones monoteístas sencillamente dijo: «No matarás».

 

Por lo tanto se puede decir que la humanidad ha tenido muchas oportunidades de reconocer que el abuso a que se ha sometido y somete a los animales podría traernos consecuencias. Sin embargo estas advertencias siempre se las ha llevado el viento. Pero en la actualidad, en base a las demostraciones científicas y también a las indicaciones provenientes de la profecía dadas para el tiempo actual a través de Gabriele de Würzburg, ya nadie puede negar que el consumo exagerado de carne es lo que ha conducido a la catástrofe climática que ya está experimentado la humanidad.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

www.radio-santec.com

 

 

El nuevo gran exterminador de especies



El cambio climático será también un gran exterminador de especies. El informe de la ONU de 2007 informa de que una quinta parte de las especies de animales y plantas se extinguirán cuando llegue la catástrofe climática. La revista especializada Nature describió cómo diversos científicos han reunido estudios que demuestran que el cambio climático será la causa principal de la extinción de especies. Klaus Töpfer, director del Programa de Medio Ambiente de la ONU, dice que si se extingue un millón de especies como consecuencia del recalentamiento global, no sólo sufrirán animales y plantas, sino también millones de personas principalmente en los países subdesarrollados, porque la naturaleza es la que les ofrece alimentos, medicina y protección.


Pero lo que hace que el mundo se hunda no son cosas externas, sino la destrucción del clima en las personas, en el interior de cada uno. El gran Profeta Isaías que vivió hace 3000 años, dio una visión de la Tierra muy actual: «La Tierra será vaciada y devastada, robada y arrasada. La Tierra marchita, se desmorona, se amustia. Se marchita el cielo con la Tierra pues la Tierra ha sido profanada por sus habitantes que han pisoteado los Mandamientos, han infringido los reglamentos, han roto la alianza eterna». Hace 3000 años no había coches ni emisiones industriales de CO2. Las convicciones o inclinaciones de las personas, según Isaías, es lo que destruye el mundo, lo echa a perder con su manera de ser. Quizás en ese punto comenzó la extinción de especies.

 


 

José Vicente Cobo (45277997j)

www.vida-universal.org

 

 

 

 

lunes, 13 de julio de 2015

Artículos de opinión


 

 

El aumento de las temperaturas del planeta está garantizado

 

 

 

La actual destrucción de la selva tropical viene dada, entre otras cosas, de la mano del éxito de los biocombustibles, lo que conlleva junto a la ganadería intensiva a la escasez de alimentos en los países pobres o en vía de desarrollo, donde se producen los cultivos extensivos para la producción de soja, maíz, mandioca, girasol, palma, remolacha o caña de azúcar. La escasez progresiva de petróleo y de gas ha obligado a la búsqueda de soportes energéticos más económicos y duraderos.

 

Para el cultivo de aceite de palma se queman superficies gigantescas de valiosa selva tropical, siendo el aceite de palma de Indonesia un aceite sangriento, pues lleva en sí la sangre de los orangutanes y de millones de animales de diferentes especies, que al perder su hábitat natural en las selvas vírgenes, pierden completamente sus condiciones de vida. La superficie de cultivo de palmeras oleíferas en Indonesia ha ido en aumento de forma imparable en los últimos 30 años. En el año 2008 ya se había alcanzado un total de 84.000 km cuadrados, el doble de la superficie de Suiza. El aceite de palma es más económico que el petróleo, aunque también se consiguen grandes beneficios con él, pues más del 90% del aceite de palma llega al mercado europeo en productos como margarina, detergentes, chocolate, cosmética y desde hace un tiempo también en forma de biocombustible.

 

Nuestra avidez por la carne, por combustibles biológicos y por la madera está aumentando la presión sobre las selvas tropicales. Y como constantemente se necesitan nuevos terrenos se sigue destruyendo selva, y con ello sigue desapareciendo una especie tras otra. En tanto las selvas muertas den más beneficio que las selvas vivas, no cambiará nada.

 

En los últimos tiempos se está empezando a reconocer el valor de las selvas tropicales también como acumuladores de dióxido de carbono, un importante gas de efecto invernadero que, en grandes cantidades, puede llegar a afectar la temperatura global del planeta, pues en ningún otro sistema ecológico hay más carbono acumulado que en la madera de los gigantes de la selva virgen, más o menos 433.000 millones de toneladas. Solo en las hojas, troncos y raíces de los árboles de las selvas pluviales del Amazonas hay tanto carbono como el que quema toda la humanidad en 10 años. Pero con la quema de las selvas tropicales el CO2 se acumula en la atmósfera, con lo que el aumento de la temperatura del planeta está garantizado.

 

El que la humanidad pueda estar amenazada por guerras derivadas de la falta de agua o de alimentos, o sencillamente de selvas, biodiversidad o sistemas ecológicos, no debería ser una posibilidad ni siquiera remota si el ser humano hubiera respetado y conservado la naturaleza, la Creación en su conjunto. Una convivencia pacífica y la garantía de un sustento alimenticio para todos puede lograrse sólo si se conservan todas las especies que viven en el planeta Tierra.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

Del programa: "La selva tropical"

www.radio-santec.com

 

 

A partir de los cincuenta llega la época para la reflexión

 

 

Si sobrepasamos la edad de sesenta años, el tormentoso querer y el acuciar, que es propio de la juventud, debería haber disminuido. A partir de los cincuenta años la edad pasa a convertirse en edad madura; el verano tiende su mano  al otoño. El hombre que ha madurado en el Espíritu vivirá, de acuerdo con el otoño que comienza, con más tranquilidad y cordura. Quien cree que tiene que recuperar algunas cosas, opinando que las ha omitido en la juventud, sucumbe al autoengaño. El autoengaño conduce a la decepción y a la resignación. Una ayuda para quienes están envejeciendo es: Aquel que desea recuperar la juventud envejece.

 

Sin embargo también en la vejez se pueden dar pasos de aprendizaje, pasos de la vida que al mismo tiempo pueden ser pasos de rejuvenecimiento.  Deberíamos dar cada día un nuevo paso de aprendizaje, grande o pequeño, afirmando las fuerzas positivas que podemos extraer sobre todo de los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña de Jesús. A partir de los cincuenta es el mejor tiempo para la reflexión. Quien ha pasado los 50 años ya no debería coquetear con el dejarse tiempo, sino que debería orientarse a los ideales espirituales, madurando para representar los valores correspondientes.

 

Quien ha superado el pasado no siente cómo se le van los años, envejece pero jamás será viejo. No echará de menos la juventud porque vive sus ideas conscientemente, no con temor por el mañana, no con miedo por lo que podría surgir todavía del pasado.

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

www.editorialvidauniversal.com

 

 

domingo, 5 de julio de 2015

Artículos de opinión



 

 

¿Qué cosas nos llevamos al otro lado?

 

 

 

De acuerdo con la ley de la naturaleza el cuerpo humano pertenece a la Tierra. En el instante del fallecimiento el alma se desprende lentamente de la envoltura mortal, el cuerpo, y de inmediato pasa a formar parte de una conciencia en un estado sustancial adecuado a su dimensión. Los vínculos con personas que estaban muy familiarizadas con el fallecido, que vivieron juntos durante muchos años, que adquirieron conjuntamente algunas cosas y construyeron para sus familias o conocidos algo que para ellos era valioso, pueden convertirse ahora en un problema para el recién fallecido.

 

Los parientes no pueden ver el alma de la persona que antes estuvo tan cerca. Sin embargo a la inversa sí, el alma ve a las personas con las que vivió y obró siendo un ser humano, porque el mismo magnetismo, sea hombre o alma, atrae siempre a lo igual. En la primera fase tras la muerte el alma se encuentra aún en medio de las personas allegadas, sigue viviendo todavía en la idea de su valor como ser humano, y en torno a todo aquello que tuvo que ver con el ser humano: un hogar, seguridad, ganancia, prestigio y cosas parecidas, en definitiva todo aquello que era importante para la persona. El alma por lo tanto no puede desprenderse tan fácilmente de todo eso, pues el magnetismo creado con los valores de esas cosas externas tiene demasiado peso. El imán es el entorno en el que el ser humano se sentía a gusto, donde practicaba sus costumbres, donde tenía prestigio, donde poseía bienes, obtenía ganancias y muchas cosas más. Si el alma no se puede desprender de todo eso, a pesar de reconocer que ahora es un alma, permanece en el entorno terrestre que le es familiar, pero invisible a los ojos humanos.

 

Al principio no quiere admitir los impulsos que le van llegando sobre su futura evolución como alma, ya que estos mueven en ella muchas cosas sin purificar que como ser humano quería olvidar o había olvidado. Lo que se introdujo en el macrocosmos material sale a la luz cada vez con más claridad en el alma. Lo que estaba olvidado se muestra en diferentes sucesiones de imágenes que le indican lo que debe ser superado, es decir que en sus sentimientos y sensaciones ha de ir purificando lo negativo que nuevamente se va actualizado y  reaparece, con el fin de liberarse de ello y poder luego olvidarlo.

 

Todo sufrimiento, el daño y el dolor que por nuestro egoísmo o indiferencia causamos a nuestros semejantes, se torna vivo en estas secuencias de imágenes. Debido a que estas imágenes son un grabado que se ha trazado en nuestra alma, no nos la podemos simplemente quitar de encima, sino que las viviremos en nuestro propio cuerpo anímico. Dolores, duelo, soledad, abandono, sufrimiento y preocupaciones que experimentaron otras personas por nuestra culpa, todo eso lo veremos, lo sufriremos y soportaremos nosotros mismos como alma en nuestro cuerpo anímico. Por eso Jesús de Nazaret nos enseñó lo siguiente: "Haz las paces enseguida con tu adversario mientras vayas con él de camino, no sea que tu adversario te entregue al juez y este al alguacil, y te metan en la cárcel".

 

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

De la publicación: "El camino del olvido"

www.editorialvidauniversal.com

 

¿Quién lleva la cuenta, dónde se anota y qué se anota?

 

 

 

Muchas personas dicen «El tiempo lo cura todo», lo cual es cierto siempre que no hayamos contraído alguna deuda con alguien, algo pendiente de resolver. No en balde dijo Jesús «Haz las paces con tu adversario mientras vayas con él de camino, no sea que te lleve ante el juez y el juez te entregue al alguacil, y seas conducido a la cárcel».

 

En ocasiones se piensa que con una mudanza o un cambio de ciudad los conflictos y peleas quedarán atrás, de hecho olvidamos todo con rapidez, ignorando incluso si la otra persona logró superar el asunto aquel. Pero todo es energía que no desaparece mientras no se supera, cada descarrío del ego sin superar sigue acumulado y esperando, pues todo está pesado y medido. ¿Pero quién lleva la cuenta, donde se anota y qué se anota?

 

Los astros del macrocosmos material y del macrocosmos invisible. Ellos cuentan y graban lo que cada persona deposita en sus sentimientos, sensaciones, pensamientos, palabras y obras, aquello que realmente somos, no lo que fingimos ser. También en el alma queda todo grabado y a más tardar tras la muerte se pone de manifiesto en los correspondientes lugares de estancia del alma.

 

En el camino de purificación, de poner en orden lo que hicimos mal, se transforman las envolturas energéticas, se vuelven más finas y luminosas según el alma va saldando su culpa. Así el cuerpo anímico se vuelve más fino y luminoso, y camina hacia planetas más elevados, donde tiene que reconocer y superar cosas nuevas.

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

www.radio-santec.com