domingo, 19 de julio de 2015

artículos de opinión



Las grandes religiones frente al consumo de carne

 

 

Un interesante estudio realizado en 2012 sobre el medio ambiente, concluyó de forma contundente que un Kilo de carne de ternera es tan dañino para el medio ambiente como un automóvil que recorre 1600 Km, la distancia que separa Berlín de Barcelona. Más de un lector se preguntará cómo es esto posible. Fácil, porque en la medición se tienen en cuenta los diferentes factores que intervienen en el proceso de alimentación y crecimiento del vacuno. Por ejemplo el 90% del consumo de agua potable va a cuenta de la agricultura, un sector que tiene a la ganadería como principal destinatario. De hecho se necesitan 15.000 litros de agua para producir 1 Kilo de carne, equivalente al consumo diario de 6.000 personas. Si hiciéramos un cálculo al respecto se podría decir que renunciar a 1/2 Kg de carne de vaca tiene más beneficio para el planeta que renunciar a ducharse durante todo un año.

 

Algunos problemas de la civilización actual, como son el cambio climático, la escasez de agua o los problemas del medio ambiente, están relacionados con la ganadería intensiva. Lo que vendría a decir que al ser humano le va mal porque a muchos animales también les va mal, lo que a la inversa significaría que si a los animales les fuera bien, también le iría bien al ser humano.

 

Muchas personas en la actualidad se preguntan por qué no se ha informado más exhaustivamente sobre la influencia que el consumo de carne puede tener sobre el futuro de la humanidad. Sin embargo, a lo largo de la historia siempre han habido culturas en las que en algún momento apareció un líder religioso, un filósofo afamado, algún pensador o sencillamente personas espirituales, bien sea en el budismo, hinduismo, en el mundo musulmán o en la cultura judeo-cristiana, que recibieron indicaciones de no matar ni comer animales.

 

Por ejemplo de Buda se ha transmitido lo siguiente: «El consumo de carne no se lo he permitido a nadie, y en adelante tampoco se lo permitiré». De los antiguos códigos del hinduismo: «El requisito para la redención es no matar a ningún ser vivo». Lo que ha sido transmitido desde el judaísmo al cristianismo ya desde el Génesis es por ejemplo: «Y dijo Dios: de este modo os entrego todas las plantas que llevan semilla y todos los árboles con frutos. Ellos os deben servir como alimento». En realidad se llega a la conclusión de que estas normas que trajeron algunos fundadores religiosos con el tiempo han sido en parte alteradas y convertidas por parte de los sacerdotes, en todo lo contrario.

 

Pero curiosamente es en las festividades religiosas cuando más carne se consume, siendo el cristianismo donde más sorprende, ya que en la Biblia se encuentran pasajes de los antiguos profetas de Dios, quienes hablaron sobre el horror que supone la matanza de animales. Por ejemplo Oseas, Isaías, Jeremías y Jesús de Nazaret dejaron pasajes a favor de los animales y contra su consumo. Moisés, un profeta común a las principales religiones monoteístas sencillamente dijo: «No matarás».

 

Por lo tanto se puede decir que la humanidad ha tenido muchas oportunidades de reconocer que el abuso a que se ha sometido y somete a los animales podría traernos consecuencias. Sin embargo estas advertencias siempre se las ha llevado el viento. Pero en la actualidad, en base a las demostraciones científicas y también a las indicaciones provenientes de la profecía dadas para el tiempo actual a través de Gabriele de Würzburg, ya nadie puede negar que el consumo exagerado de carne es lo que ha conducido a la catástrofe climática que ya está experimentado la humanidad.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

www.radio-santec.com

 

 

El nuevo gran exterminador de especies



El cambio climático será también un gran exterminador de especies. El informe de la ONU de 2007 informa de que una quinta parte de las especies de animales y plantas se extinguirán cuando llegue la catástrofe climática. La revista especializada Nature describió cómo diversos científicos han reunido estudios que demuestran que el cambio climático será la causa principal de la extinción de especies. Klaus Töpfer, director del Programa de Medio Ambiente de la ONU, dice que si se extingue un millón de especies como consecuencia del recalentamiento global, no sólo sufrirán animales y plantas, sino también millones de personas principalmente en los países subdesarrollados, porque la naturaleza es la que les ofrece alimentos, medicina y protección.


Pero lo que hace que el mundo se hunda no son cosas externas, sino la destrucción del clima en las personas, en el interior de cada uno. El gran Profeta Isaías que vivió hace 3000 años, dio una visión de la Tierra muy actual: «La Tierra será vaciada y devastada, robada y arrasada. La Tierra marchita, se desmorona, se amustia. Se marchita el cielo con la Tierra pues la Tierra ha sido profanada por sus habitantes que han pisoteado los Mandamientos, han infringido los reglamentos, han roto la alianza eterna». Hace 3000 años no había coches ni emisiones industriales de CO2. Las convicciones o inclinaciones de las personas, según Isaías, es lo que destruye el mundo, lo echa a perder con su manera de ser. Quizás en ese punto comenzó la extinción de especies.

 


 

José Vicente Cobo (45277997j)

www.vida-universal.org

 

 

 

 

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