domingo, 19 de noviembre de 2017

Artículos de opinión



El mundo material es la escoria, el Más allá la realidad

 

Las personas que creen en una existencia superior, que llamamos Creador o Dios, deberían ser conscientes de que este mundo no está separado del Más allá. El físico nuclear francés Jean Charon (1920-1998) habló de un "dialogo universal de las partículas elementales", en el que él ve lo que los místicos han descrito desde tiempos inmemoriales como amor divino omnipresente. Dios ya no es un Creador separado de Su Creación: Él está en ella. Este mundo y el Más allá no están tan separados como creemos.

De forma congruente con esto el físico Hans Peter Dürr, ex director del Instituto Max-Planck de Física de Münich, dice: "Lo que llamamos este mundo es en principio la escoria, la materia, es decir lo que es tangible. El Más allá es todo lo restante, la amplia realidad, lo que es mucho más grande". Visto así nuestra consciencia se dirige tras la muerte solamente hacia donde en realidad ya estuvo siempre.  Aquí habría que repetir: Al ser humano, como luego igualmente al alma desencarnada, se le muestra constantemente la posibilidad de eliminar lo negativo, lo que constituye una carga. Para una persona cada día podría ser un día para reconocer alguna culpa y purificarla. Lo incorrecto que habría que saldar, el ser humano lo capta en sus pensamientos y al mismo tiempo en su conciencia. El alma en el Más allá experimenta algo parecido en secuencias de imágenes, para percibirlo o en forma de sufrimiento o de un sentimiento de dolor, dependiendo de cuales sean las respectivas causas.

Para que pueda comprenderse: El cuerpo del alma está constituido por una estructura de partículas, en contraposición al cuerpo físico formado por una estructura celular. Tanto en su estructura celular como en la estructura de partículas de su alma, el ser humano grabó el pro y el contra de lo que marca específicamente su carácter. Él graba por tanto bien seas potenciales de energía a favor de la vida, que es paz, seguridad y libertad, o energías en contra de la vida, como ataduras, discordia, egoísmo, violencia: aquello de humano que es excesivamente negativo. Se trate del ser humano o del alma, en ambos se halla el libre albedrío para decidir libremente: bien sea a favor de la ley cósmica, que es la vida cósmica y eterna, o en contra de la ley cósmica, lo cual se presenta en la voluntad del ego y es insostenible.

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W) 

De la publicación: "Horror astral"

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El arte de influir, engañar y manipular a los demás

 

El hombre puede ser comparado con un ordenador que reproduce lo que en él se ha intro­du­cido, es decir, grabado. De manera se­me­jante ocurre con el computador hombre que sólo puede exteriorizar aquello que ha introducido en sí mismo, es decir lo que está grabado en él. En un ordenador no se habla de analogías, porque éste reproduce fielmente los datos introducidos, es decir sin influencias, a menos que esté afectado por un virus, pero cuando se trata del computador hombre, que se ha pro­gramado a sí mismo, dispone de más po­sibilidades a la hora de expresarse, pues tiene la posibilidad de mezclar partes de sus propios pro­gra­mas. Estos pro­gramas mezclados forman parte del arte de cada uno para mostrarse ante los demás, disimular o engañar y se componen con fre­cuencia de una multiplicidad de palabras y ac­tos fingidos.

 

El computador hombre, al igual que el computador con­ven­cio­nal, sólo puede transmitir lo que en él se ha gra­bado, pero además éste está en condiciones de formular una mixtura con partes de sus programas, por ejemplo describiendo cosas y circunstancias falsas, embellecién­do­las y pintándolas a su gusto. También puede proyectar sus analogías en sus semejantes para manipularlos, es decir, para utilizarlos para sus propios fines.

 

Por lo tanto, la persona es capaz de mostrar ira, odio, envidia, opiniones, ideas e intenciones como si de algo afable se tratara, es decir maquilladas y embellecidas, modificadas as­tuta e intencionadamente, de modo que el otro asi­mile esta mixtura y sea susceptible de ser programado y con ello influido y manipulado.

 

 

José  Vicente Cobo (45277997j)

De la publicación: "Yo, yo, yo, la araña en su telaraña"

www.editorialgabriele.com

 

 

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