domingo, 16 de julio de 2017

Artículos de opinión



¿Ha perdido el consumidor el miedo a la carne?

 

 

 

En 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la carne procesada es cancerigena, la peor calificación que un producto puede obtener. Por su efecto cancerígeno la amenaza de la carne procesada, como los embutidos, se presenta tan peligrosa como el agua con arsénico o el tabaco. En la categoría «carne procesada» se encuentran todos los productos sometidos a salazón, ahumados, fermentación y/o  cualquier otro proceso necesario para su conservación.

 

Un grupo de 22 expertos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS evaluó los datos de más de 800 estudios y publicó su trabajo en la revista especializada «The Lancet». El resultado: «Cada porción diaria de 50 gr. de carne procesada aumenta el riesgo de cáncer intestinal en un 18%». Por consiguiente según este estudio, el riesgo de cáncer intestinal aumenta en relación al consumo de productos de carne procesada. Pero los científicos de la OMS también declararon la carne roja como posiblemente cancerígena. Existiendo «claros indicios» de una relación directa entre su consumo y el riesgo de padecer cáncer intestinal, de páncreas y de próstata. Por «carne roja» se entiende la carne proveniente de los músculos de cualquier tipo de mamífero, es decir de cerdo, vaca, oveja, cordero, ternera, caballo o cabra.

 

La evaluación de la OMS provocó mucha polvareda y se esperaba que se iniciara un cambio en las costumbres culinarias de muchas personas tal como se vio hace unos años con el tabaco, sin embargo parece que el placer por la carne  ha hecho olvidar rápidamente los peligros a que está sometido el consumidor habitual de carnes y embutidos.

 

Al respeto sería muy interesante y necesario informar al consumidor de los peligros de su compra, tal  como ocurre con los paquetes de cigarrillos, es decir incluir palabras e imágenes relacionadas con enfermedades, muerte y cáncer en el etiquetado. Y desde el punto de vista ético también estaría justificado incluir en su etiquetado algo como por ejemplo: «Para producir este trozo de carne tuvo que morir un animal», o bien «La muerte de los animales es responsabilidad de muchos: del ganadero, del carnicero, del vendedor, del cocinero y del consumidor".

 

El sufrimiento indescriptible de miles de millones de animales hace ya tiempo que clama al cielo. Con toda seguridad las generaciones futuras miraran hacia atrás y consideraran la matanza de animales como uno de los mayores errores de la humanidad.

 

Desde antiguo se sabe que todo lo que hacemos a la naturaleza regresa de vuelta al autor de los hechos, ¿no son acaso las muchas enfermedades de la actualidad un ejemplo de que todo lo que el ser humano está causando al medioambiente tarde o temprano regresa a él? Quizás sea aun tiempo de reflexionar.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W) 

Del programa: "Fleisch und krebs"

www.radio-santec.com

 

 

 

¿Cómo consigo que mi cuerpo me dé menos problemas?

 

 

 

No es habitual que el ser humano se pregunte qué hay detrás de sus sensaciones, pensamientos, palabras y actos, incluso detrás de lo que quiere y desea, detrás de sus pasiones e impulsos instintivos. Pero si por ejemplo se desea conseguir la sanación en el alma y mantener el cuerpo sano, una buena recomendación sería no cometer más las actitudes erróneas que hayamos reconocido, es decir los pecados. Hace 2000 años Jesús de Nazaret mostró con toda claridad qué relación guarda el pecado con la enfermedad, Él dijo: "Tus pecados te son perdonados, ve y a partir de ahora no peques más".

 

Cada día deberíamos hacernos conscientes de que nuestros pensamientos y nuestros diferentes estados de ánimo, con el tiempo actúan en nuestro organismo y producen allí lo que con anterioridad depositamos en nuestros pensamientos. Un descontrolado acceso de ira puede desequilibrar totalmente nuestros fluidos corporales, acidificarlos y convertirlos en tóxicos, de forma que terminarán actuando de forma correspondiente en nuestro cuerpo.

 

Si estamos dispuestos a abrir nuestro corazón para la fuerza del sanar y volverse sano, deberíamos atenernos a la frase de enseñanza de Jesús, pues nos muestra el paso a la verdadera vida, ya que cuanto más nos unamos a la gran y poderosa Ley de la vida y nos sintamos en consonancia con ella, tanto menos problemas nos dará nuestro cuerpo. Por lo tanto cada uno persona determina por si misma en qué medida se abre para la sanación completa de la totalidad.

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del libro: "La sanación a través de la fe. La sanación completa"

www.editorialvidauniversal.org

 

 

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