lunes, 14 de agosto de 2017

Artículos de opinión



Con el tiempo tus preocupaciones marcarán tu cuerpo

 

Hay personas a las que ya en la juventud se le intuye la caracterización física de su futura vejez, sin embargo hay personas de edad que tienen una caracterización juvenil. Esto sucede porque quien se provee del manantial del Espíritu eternamente joven tendrá una piel ciertamente marchita en la vejez, sin embargo su ser seguirá siendo juvenil, y las funciones de su cuerpo estarán intactas porque la persona es mentalmente activa y sigue manteniendo la capacidad de aprender. Si el Espíritu eternamente joven, la luz de Dios, puede traspasar con su irradiación a la persona, entonces despierta el alma eternamente joven que traspasará con su luz al cuerpo que se va marchitando y que concede a la persona un frescor juvenil hasta en la edad avanzada.

Muchas personas se preocupan cada día por su cuerpo físico, se ocupan hora tras hora con sus dolencias, pero sólo un pequeño porcentaje advierte que con su comportamiento, con sus pensamientos y conversaciones llenos de preocupaciones, se aplican en definitiva ellas mismas estas dolencias o incluso enfermedades. Pues todo se basa en energía. También los pensamientos y las palabras son energías. Las energías llenas de temor y llenas de preocupaciones son absorbidas por las células corporales y marcan a la persona con el paso del tiempo.

El efecto o el resultado de nuestros pensamientos y palabras lo podemos comparar con afinar un instrumento musical, pues con nuestros pensamientos y palabras afinamos al mismo tiempo las células de nuestro cuerpo. De acuerdo con esto, el origen de la salud o de la enfermedad está en nuestro comportamiento frente a nuestro cuerpo. De la misma forma también nosotros mismos determinamos el ser juvenil o el ser viejo en la vejez.

Hagámonos conscientes de lo siguiente: El miedo a cualquier enfermedad es el camino a la enfermedad. Por eso deberíamos acostúmbranos a llenar nuestro corazón con la confianza en Dios, el Eterno, y a liberarnos del miedo, de la envidia, y de pensamientos de odio.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

Del libro: "Mucha, mucha vida"

www.editorialgabriele.com

 

El egoísmo es el signo distintivo de nuestro tiempo

 

 

Es posible que actualmente muchas personas opinen que los sentimientos no son modernos y que deberían ser eliminados para poder disfrutar de la vida sin ser molestados. Pero precisamente los sentimientos, que no hay que confundir con sentimentalismo, son unos dones valiosos, son la balanza de nuestra conciencia en la que sopesar lo que es correcto y lo que no lo es.

 

¿Por qué ha alcanzado nuestra sociedad un nivel ético y moral tan bajo? Porque cada uno piensa sólo en sí mismo, en los que tienen su misma fe, o son de su mismo partido político. Muchos piensan únicamente en su capital, en su provecho y en sus bienes. Todo para su bien personal.

 

En la mayoría de los casos al resto de personas no importan, tampoco importa cómo se siente el prójimo o cómo le va, si se arregla a vivir con unos ingresos ínfimos, o cómo se encuentra la persona que está sola con sus hijos porque su cónyuge ha iniciado otra relación, cómo les va a los jóvenes bajo la influencia de las drogas, cómo se encuentra la familia que tuvo que abandonar su casa porque ya no podían pagar más intereses, o cómo se encuentran los desempleados y los necesitados de ayuda social.

 

A la mayoría les da igual, lo importante es que uno esté en el lado "correcto" es decir al lado del hechor y no al lado de la víctima. Aunque los políticos digan palabras caritativas, los necesitados de ayuda social sufren cada vez más bajo los "amigos de las beneficencias". Pero Jesús de Nazaret habló del amor al prójimo, de compartir y de no acumular riquezas, pero ¿qué hacen los llamados cristianos con Sus excelsas enseñanzas?

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

De la publicación gratuita. "El joven y el profeta"

www.editorialgabriele.com

 

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