domingo, 14 de abril de 2013

Artículos de opinión


 

 

El egoísmo humano daña a la Tierra

La vida del suelo es exterminada por abonos artificiales, pesticidas, estiércol y abonos líquidos. Además las tierras han de rendir hasta que no den más con el fin de aumentar así las ganancias. Pero la agricultura industrializada ya no puede compensar el agotamiento ruinoso de la tierra, pues los terrenos ya no se prestan más a ello.

 

Debido al estiércol y a los abonos líquidos se destruye el equilibrio sano de la vida del suelo. También penetran en el suelo substancias contagiosas, como priones de la EEB, así como residuos del metabolismo animal, también los restos de los psicofármacos, antibióticos, anabolizantes y hormonas, también medicamentos suministrados a los animales. La tierra transmite a las plantas las informaciones de estas substancias extrañas y si los animales las comen, se depositan en su carne. Ya sea a través de las plantas o de la carne animal, estas informaciones extrañas llegan por último al hombre y pueden provocarle más de un trastorno.

 

Por ejemplo en Alemania cualquier empresa de engorde de cerdos tiene que demostrar que dispone de un terreno donde depositar el estiércol. Por ejemplo para 700 cerdos son necesarias unas 50 hectáreas de tierra, que son envenenadas sistemáticamente. En la revista El Reino de la Paz leemos: El shock de un repentino envenenamiento con nitratos es enorme para las plantas y animalitos que viven en la tierra, liebres, ciervos, pájaros, ratones ¿O nos gustaría que alguien nos vaciara estiércol y abonos líquidos en la cabeza?

 

Vida Universal

                                                                                                                                                                                                      www.editorialvidauniversal.com

 

Para tener asegurado el éxito en el trabajo

 

Nuestro comportamiento diario no solo tiene su efecto en nuestra alma y en nuestro cuerpo físico, sino que además impregna nuestro subconsciente, es decir nos permite poder concentrarnos mejor o peor.

 

Trabajar de forma concentrada, es decir concentrarse en el trabajo que estamos realizando ahorra tiempo y fuerza, además aporta seguridad interna y éxito. Si por ejemplo hemos acabado ya el trabajo que estábamos realizando, deberíamos relajarnos con algunos ligeros ejercicios físicos. Esto contribuye a que por unos minutos podamos liberarnos de los pensamientos sobre el trabajo que hemos dejado aparcado. Conseguir desconectar completamente por unos minutos nos supone un regalo de verdadera relajación. Después de esto podemos volver a concentrarnos en el siguiente trabajo y terminar en poco tiempo con aquello que, en caso de no trabajar concentrados, podría habernos costado el doble.

 

Al concentramos deberíamos dirigir nuestra atención sólo a una cosa, porque si estamos divididos nuestra actividad se convertirá en una molestia y no será terminada en su totalidad puesto que en ella sólo participaba la mitad de nuestras fuerzas. Esto es dispersión de pensamientos y no concentración. Nuestras fuerzas van allí hacia donde dirigimos nuestra atención. Atención dividida es fuerza dividida ya que no podemos abarcar ambas cosas completamente, porque en pensamientos hemos repartido nuestra fuerza en dos procesos de trabajo. A causa de ello provocamos una discrepancia, una escisión en el alma y en el cuerpo. Por eso da igual lo que hagan nuestras manos, deberíamos estar con todas nuestras fuerzas en el trabajo que las manos realizan.

 

Si afirmamos lo que hemos de hacer y concentrados nos orientamos a la tarea, tendremos el éxito asegurado. Quien puede concentrarse consigue seguridad interna y la seguridad interna repercute en lo externo, en la persona y en su relación con los demás. Quien ha conseguido seguridad interna es soberano, está por encima de lo cotidiano y a quien está por encima de lo cotidiano le sirven las fuerzas del Universo.

 

Puesto que todo es energía, la actividad que llevamos a acabo en cada ocasión, es un complejo de energía. Si fraccionamos este complejo a través de la concentración, veremos donde tenemos que empezar y qué hay que hacer para que tengamos un éxito seguro. Mediante una máxima concentración conseguimos confianza en nosotros mismos, puesto que en nosotros crecen fuerzas nuevas y poderosas. Nuestra memoria aumenta en capacidad y nuestra conciencia se amplia, porque la dispersión y distracción de antes, que causaron nuestra mala memoria, han desaparecido.

De la publicación: "Con Dios es más fácil vivir"

 

 

 

                                                                                                         Vida Universal

Ana Sáez Ramirez

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