lunes, 11 de noviembre de 2013

Artículos de opinión

 

Una época caracterizada por excesos, vicios y avidez

Las adicciones y la codicia aumentan en la actualidad y degeneran en brutalidad y violencia. Se abusa y viola sin escrúpulos. Se apoyan guerras que luego se llevan a cabo con potente armamento, con lo que incontables personas mueren en ocasiones de forma horrible. No se tiene reparos en matar a seres humanos para confiscar sus bienes, ni en dar falso testimonio para obtener con engaño una posición de poder a costa de otros. Y como «los molinos de Dios muelen muy despacio», más de uno piensa que todas las fechorías pasarán de largo sin consecuencias o se echará la culpa a otros, lo que resulta en la mayoría de las ocasiones mucho más fácil.

Si observamos nuestro mundo con algo de distancia comprobaremos cual es la verdadera condición humana y como somos. Comprobaremos que predominan actitudes como la mentira, actuaciones como el robo y el engaño, que hay festividades que van año tras año degenerando hasta convertirse en bacanales y comilonas; los vicios del ser humano son en ocasiones adicciones que desembocan en excesos que en la actualidad llevan a extremos prácticamente insuperables como alcoholismo, juego, drogas, nicotina, bulimia, adicción a Internet, deseos de discutir, adicción al sexo, pasión por la caza, sed de venganza, explotación impulsiva de otras personas acompañada de afán de poder, avidez de dinero y codicia, llegando hasta el matar por el único placer de asesinar a personas y animales.

Pero a pesar de todo esto al ser humano apenas le es consciente que todos los contenidos de nuestro sentir, pensar, hablar y obrar, es decir la totalidad de los contenidos de nuestro comportamiento se introducen en la estructura celular de nuestro cuerpo físico y en la estructura de partículas de nuestra alma, con ello todo queda registrado por lo que de todo tendremos que dar cuentas. También lo bueno que emitimos recae sobre nosotros nuevamente, se trata al fin y al cabo de la ley de acción y reacción. La ley de Causa y efecto asigna a cada cual particularmente su parte de culpa de forma precisa y justa, pues la balanza de la justicia de Dios lo pesa todo con exactitud. Así un delito no aclarado puede fácilmente convertir a un alma en un alma atada a la Tierra hasta que purifique lo que tiene pendiente con su prójimo.

Radio Santec

Mª Jose Navarro

24764815W

www.radio-santec.com

¿Cree usted que existe el infierno en el Más allá?

Observando nuestro mundo con detenimiento no es difícil adivinar que existe un infierno, pero no en el Más allá, el fuego infernal ya arde aquí en esta Tierra. Pero no son los médicos, ni Dios, ni nadie el causante de nuestro infierno, cada cual crea el suyo propio y el aspecto que éste tenga dependerá del comportamiento de cada uno. Nuestro mundo de pensamientos, nuestra forma de hablar y actuar tienen sus contenidos y estos son decisivos para el pro y el contra de nuestra propia vida.

Cambie su modo de pensar, dejando de lado pensamientos sobre enferme­da­des, preocupaciones, sufrimientos, nece­si­dades, odio, envidia, y hostilidad. Esmérese en llegar a ser una persona confiada y llena de esperanza, que envía pensamientos de salud, de libertad y de felicidad hacia el interior de su cuerpo y que pide una y otra vez la ayuda del Espíritu creador que habita en cada uno. Los pasos necesarios resultan por tanto de los Diez Mandamientos de Dios y del Sermón de la Montaña de Jesús. Quien siga con Cristo el camino hacia el Padre eterno, tiene a su lado la fuerza del infinito.

Cambie por lo tanto su forma de ser y sus sentidos se purificarán. El gran Espíritu en usted es el amor. La salud es la fuerza del amor. ¡Diga que sí a la obra de amor que Dios quiere realizar en us­ted!

Radio Santec

www.radio-santec.com


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