domingo, 23 de marzo de 2014

Artículos de opinión


El consumo de carne y las enfermedades de la civilización

 

 

 

Hasta mediados del siglo XX un filete era considerado como símbolo de prosperidad. «La carne es fuerza vital», se escuchaba en las campañas publicitarias, sin embargo hoy la carne es sobre todo un producto barato para masas que cualquiera puede adquirir. Anualmente se asan, fríen, embuten y consumen 250 millones de toneladas de carne, lo que acarrea, ya sin duda alguna, unas consecuencias dramáticas para el clima y el medio ambiente, también para los animales mismos y, como no, para el ser humano.

 

Desde el punto de vista nutritivo la carne consta aproximadamente de un 10% de grasa, un 20% de proteínas y un 70% de agua. Además de ello contiene hierro, potasio y sodio, así como vitamina A, B, D y K, sustancias que nuestro organismo necesita para vivir, ¿pero significa esto automáticamente que el consumo de carne es sano? La respuesta es no, porque la carne, aún siendo de primera, contiene sustancias nocivas para la salud.

 

La carne se considera fresca una vez que se expone al consumidor en los mostradores de las carnicerías, sin embargo habría que saber que la carne es un producto que cuando se pone a la venta, se halla ya en descomposición, puesto que la carne necesita determinadas horas y días para poder ser consumida. Por lo que desde que se mata al animal, hasta que se ofrece en un expositor, ha pasado el tiempo suficiente como para que haya dejado de ser un alimento fresco.

 

Mientras que en el año 1950 se consumían anualmente una media de 26 kilos de carne por persona, actualmente se consumen más de 60 Kilos por persona y año. Un aumento que,  sopesado y analizado a nivel mundial, no podría quedar sin consecuencias negativas para el planeta. La doctora Annemarie Groß (Alemania) se ve diariamente confrontada con enfermedades relacionadas con la alimentación en general y con la carne en concreto. La doctora Groß declaró: “Cada vez acuden a mi consulta más personas con enfermedades cardiovasculares, tensión alta, exceso de peso o diabetes melitus. También han aumentado los problemas de articulaciones y las enfermedades tumorales, y esto a pesar de los adelantos de la medicina moderna. En relación a esto es interesante constatar que estas enfermedades aumentan a la par que el consumo de carne”.

 

La idea de que la carne es necesaria para la salud fue rebatida por la ciencia hace ya tiempo. En las últimas décadas se han realizado muchas investigaciones epidemiológicas y se ha comprobado que el consumo de carne puede se el origen de muchas enfermedades, precisamente las grandes enfermedades de la civilización como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el exceso de peso, la gota y el cáncer. Sin ir más lejos en diciembre de 2010 se publicó un informe con los resultados de una investigación sueca, en el que se pudo constatar que el riesgo de derrame cerebral en las mujeres podría estar relacionado con el consumo de carne.

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

Extraído del programa: Expediente carne

www.radio-santec.com

 

 

¿A qué velocidad muelen los Molinos de Dios?

 

 

 

Las adicciones y la codicia aumentan y degeneran en brutalidad y violencia. Se abusa y viola sin escrúpulos, se apoyan guerras y no se tiene reparos en matar para confiscar bienes, ni en mentir para obtener una posición de poder. Y como «los molinos de Dios muelen muy despacio», se piensa que las fechorías pasarán de largo sin consecuencias.

 

Si observamos nuestro mundo comprobaremos la verdadera condición humana y como somos: predominan la mentira, el robo y el engaño. Las festividades degeneran hasta convertirse en bacanales y comilonas; los vicios son adicciones que desembocan en excesos prácticamente insuperables como alcoholismo, juego, drogas, nicotina, bulimia, adicción a Internet, deseos de discutir, adicción al sexo, pasión por la caza, sed de venganza, explotación de personas, afán de poder, avidez de dinero y codicia, llegando hasta el matar por el placer de asesinar a personas y animales.

 

Pero al ser humano apenas le es consciente que los contenidos de nuestro sentir, pensar, hablar y obrar, es decir la totalidad de los contenidos de nuestro comportamiento se introduce en la estructura celular de nuestro cuerpo y en la estructura del alma, con ello todo queda registrado y por todo tendremos que dar cuentas. También lo bueno que emitimos recae sobre nosotros nuevamente, se trata de la ley de acción y reacción. La ley de Causa y efecto asigna a cada cual su parte de culpa de forma precisa y justa, pues la balanza de la justicia de Dios lo pesa todo con exactitud.

 

Radio Santec

www.radio-santec.com

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario