Delfines y ballenas también serán personas
Para definir qué se entiende por "persona" nos remitimos a los conceptos más comunes utilizados, de los que se deduce que una persona es aquel ser dotado de razón, que es consciente de sí mismo y que posee una identidad propia. Así al hablar de "persona" o "personalidad", hasta el día de hoy nos referíamos exclusivamente a seres humanos. Sin embargo en base a nuevas investigaciones es posible que pronto tengamos que aplicar el término "persona" a otros seres vivos.
Existen animales que, según su especie, tienen una personalidad más o menos marcada, sin ir más lejos las ballenas y los delfines, los que a pesar de vivir en el agua, desde el punto de vista biológico son nuestros parientes más cercanos. De hecho el periódico británico The Telegraph publicó que existen investigadores que defienden la teoría de que estos mamíferos tienen culturas, sociedades y personalidades propias, por lo que debido a su complejidad, exigieron en la reunión de la Asociación estadounidense para el avance de la ciencia que ambas especies lleguen a tener los mismos derechos a la vida, a la libertad y a la salud que los seres humanos. Pues tanto los delfines como las ballenas tienen una percepción de sí mismos exactamente igual a la del ser humano, por lo que se les debería reconocer legalmente como personas. Con ello estos científicos intentan convencer a las autoridades de que creen un marco legal para que se les pueda reconocer el derecho a la vida, a la libertad y a la inmunidad física, con el fin de que se prohíban los crueles métodos de pesca y captura en los que anualmente mueren miles de animales.
Los delfines son más inteligentes que los chimpancés, al menos según nuestros parámetros humanos de medición. También pueden reconocer su propia imagen en un espejo, pueden pensar en el futuro y además son capaces de aprender por intuición. Indicaciones de que tienen una inteligencia extraordinaria, siendo sin embargo la inteligencia una cualidad aplicable exclusivamente a los seres humanos, de la misma forma que la capacidad para usar un lenguaje diferenciado. Sin embargo el lenguaje de los delfines es de lo más expresivo y complejo. De hecho la científica australiana Elisabeth Haukes ha diferenciado 5700 pitidos diferentes, que luego ha agrupado en 68 tipos diferentes, relacionándolos a su vez con actividades, formas de relacionarse entre sí y métodos de comunicación entre ellos.
Sin embargo, a pesar de lo ya descubierto, queda mucho aún por investigar. No obstante una cosa ya es segura: los delfines atienden a un nombre individual que ellos mismos determinan. Por ejemplo el delfín mular adquiere desde su más tierna infancia determinados pitidos que conservará durante toda su vida, y a lo largo de la misma, con dichos pitidos, él se dará a conocer a los miembros de su comunidad.
Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)
Basado en el programa: «Proteged los delfines»
Fomentar lo personal es separarse del Logos
Los hombres orientados a la materia que cuidan de su personalidad, también se esfuerzan afanosamente en guardar su ego, apoyarlo y ampliarlo mediante el intelecto cultivado. Pero este afán intelectual no tiene nada en común con la inteligencia verdadera que es el Logos, Dios, la consciencia divina desvelada. El intelecto es el fruto de la educación y comprende formas de pensamientos que rodean al hombre intelectual como satélites, influenciándole cuando piensa y habla conforme a estas vibraciones.
Cosas iguales siempre vuelven a atraerse y se motivan mutuamente. Los hombres del espíritu son conducidos por el Logos, por la consciencia suprema, mientras que los hombres del mundo son guiados por el mundo, por las formas de pensamientos que les rodean. Por eso, los hombres que viven con el mundo, cuyo afán intelectual está completamente dirigido al mundo, son inspirados por sus propias formas de pensamientos que han creado y van creando mediante su pensar humano y egocéntrico. Cada pensamiento que no es legítimo, es decir, que se desvía de la Ley divina, sigue efectivo dentro y alrededor del hombre.
Es esencial separar el intelecto de la inteligencia, pues el intelecto no es Sabiduría divina, sino que representa conocimientos adquiridos, aprendidos de forma rutinaria, algo superpuesto que no ha crecido desde la consciencia divina. La inteligencia divina es el Logos, la consciencia del alma. Cuanto más pura es el alma, tanto más surge la consciencia, Dios, la inteligencia divina, que entonces inspira al hombre y le conduce a la grandeza y sabiduría internas.
Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)
www.editorialvidauniversal.com
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