domingo, 11 de enero de 2015

Artículos de opinión


 

Los físicos cuánticos y su tendencia al misticismo

 

 

 

En la Edad Media la Iglesia presumía de tener el monopolio del saber, la explicación de todo. Con la paulatina incorporación de la ciencia, la Iglesia fue perdiendo terreno: primero perdió el cosmos, luego la explicación sobre el origen de la vida, y luego llegó Sigmund Freud quien de repente también describió científicamente cómo era un ser humano por dentro, más tarde apareció Einstein que con su Teoría de la Relatividad llegó a cuestionar incluso el espacio y el tiempo como medidas independientes-absolutas.

 

No obstante los físicos cuánticos tuvieron una tendencia al misticismo, por lo que diferentes autores creyeron encontrar a Dios en sus investigaciones, por ejemplo Albert Einstein manifestó: «Un ser humano es parte de una totalidad que llamamos universo, una parte limitada en espacio y tiempo. Él se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos, como algo separado del resto, una especie de engaño visual de su consciencia. Este engaño es para nosotros una especie de prisión que nos limita a nuestras necesidades personales, y a la inclinación hacia algunas personas que tenemos cerca. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esta prisión, ampliando el círculo de nuestra compasión, de nuestro sentir, de forma que abarque a todas las criaturas vivas y a toda la naturaleza en su belleza».

 

Por otra parte el eminente fundador de la física cuántica Max Planck, fue otro investigador que, en base a su formación, tenía un concepto de Dios no marcado por la teología. Él dijo: "La materia en sí no existe, puesto que el espíritu es el fundamento de toda materia. El espíritu invisible e inmortal es lo único verdadero". Planck es quizás el mejor ejemplo de que para los científicos realmente Dios y la Iglesia no son lo mismo. De hecho algunos de estos científicos, entre ellos él, pudieron encontrar a Dios gracias a la ciencia.

 

¿Pero cómo es en la actualidad la relación entre la Iglesia y la ciencia? ¿Sigue ésta luchando contra la ciencia a pesar de saberse "derrotada" en tantos enfrentamientos? Actualmente los principales ámbitos de la ciencia y en los que más se investiga, son la tecnología genética y la investigación de las células madre. En 2008 una noticia daba a conocer que la Iglesia católica había declarado 7 nuevos pecados: Entre ellos el comercio y el consumo de drogas, el abuso a niños y menores, la contaminación ambiental y la manipulación genética.

 

Sin embargo lo que no se entiende es, por ejemplo, la noticia publicada en 2007 sobre que una empresa propiedad de la Iglesia, la Sociedad de Acciones Gero, invirtió 35 millones de Euros en la creación del parque biológico de Gatersleben, un proyecto modelo de la biotecnología agrícola. Un año más tarde la Academia papal de las ciencias convocó un congreso de estudios en torno a la tecnología genética verde. La cuestión es: o bien la ingeniería genética es un pecado mortal o no lo es. En el caso de una respuesta afirmativa, ¿podría entonces la Iglesia católica cometer pecados mortales?

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959R)

Del Programa: "La Iglesia y la ciencia"

www.radio-santec.com

 

 

 

Dificultades, problemas y enfermedades ¿mala suerte?

 

 

Así como el hombre piensa así es él. Nuestro cuerpo es un cuerpo energético, pues todo se basa en vibración y lo igual atrae a lo igual. La ley de causa y efecto tiene efecto tanto en el alma como en el hombre, es decir que lo que el hombre piensa y cómo vive, se traduce en el efecto.

 

Las dificultades, problemas y enfermedades tienen un origen anímico, por eso toda persona es animada a cada instante a organizar espiritualmente su vida, a pensar positivamente y a ser desinteresada. De esta manera las energías en el ser humano pueden ser armonizadas para estar en condiciones de comunicarse nuevamente con las energías eternas, cósmicas y armoniosas. La comunicación con las fuerzas cósmicas armoniosas produce tanto en el ser humano como en la Tierra paz, armonía y amor.

 

Quien viva en la ley de causa y efecto creará siempre nuevas causas hasta que despierte en el Espíritu y siga las leyes de la paz, de la armonía y del amor. Las consecuencias que siguen a las causas creadas por los hombres son enfermedades, golpes del destino, necesidades y preocupaciones. El ser humano vive en este círculo vicioso tanto tiempo hasta que reconoce que es un ser cósmico que pertenece a la unidad divina, al Espíritu universal. Si el ser humano empieza entonces a dejar crecer en sí esta unidad cósmica, conociendo la esencia de la vida, que es el Espíritu, sanará y por medio de él también el planeta Tierra.

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

www.editorialvidauniversal.com

 

 


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