domingo, 13 de septiembre de 2015

Artículos de opinión


 

¡Hombre no te confíes! Da un giro hacia lo bueno

 

 

 

El hombre puramente intelectual y racional no posee La Inteligencia, es decir la fuerza de la conciencia despertada. En él la inteligencia divina está todavía oculta en su mayor parte, que es el Logos que sabe de todas las cosas y que eleva al hombre a la sabiduría verdadera y a la ética y moral elevadas, a la vida desinteresada.

 

A algunas personas durante esta vida terrenal les afecta el destino, es decir en ellas se han hecho efectivas las causas que estaban latentes en ellos hasta ahora. Otros sin embargo caminan aparentemente por la vida terrenal sin preocupación, sin que les afecten las causas que quizás todavía yacen en sus almas. Esto hace que un hombre a pesar de su alma ensombrecida puede poseer en esta vida todo lo que desee, y satisfacer así todas sus apetencias en la creencia de que los buenos espíritus están de su lado, lo que no significa que sea así a pesar de que su vida terrenal todavía no demuestre ninguna carga. En algún momento las cargas pueden activarse en su alma y en los astros de registro, en el caso de que no las haya reconocido y purificado a tiempo, de forma que se harán efectivos en él golpes del destino, enfermedades, problemas o accidentes.

 

Un hombre que por el momento no reconoce los efectos de las causas que todavía descansan latentes en su alma puede, a pesar de ello, trasformar su vida terrenal de forma provechosa para el desarrollo de su alma, si vive y actúa según el mandamiento del amor desinteresado. Lo bueno que realice y cumpla se reflejará como luz en su alma y podrá iluminar muchos ensombrecimientos que yacen todavía en lo profundo, incluso podrá disolverlos parcial o totalmente. Este hombre ya no tendrá que sobrellevar ni sentir todos los efectos que tendrían que haber ido surgiendo en él.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

            De la Publicación: "Lo qué comes y cómo comes muestra quién eres"

www.editorialvidauniversal.com

 

 

 

 

 

 

¡Ponte en seguida a buenas con tu adversario!

 

 

No deberíamos dejarnos engañar por las beaterías hipócritas de las que se leen en más de un epitafio y que dicen cosas como estas: "Reposa junto a Dios" o "Ya ha hallado la paz". No crea tampoco en los sonoros sermones del sacerdote que ante la tumba ponen el teatral punto final, diciendo: "Dios ha devuelto a Fulano al Hogar".

 

En el Apocalipsis de San Juan está escrito: "Luego oí una voz que decía desde el Cielo: dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, porque sus obras les acompañan". Pero ¿cuáles son esas obras que acompañan al alma? Son los malos actos que están esperando ser purificados. Es así de sencillo: ¡tras el fallecimiento, el alma es lo que antes fue su ser humano! No se ha vuelto divino tan sólo por fallecer.

 

Tras el fallecimiento del cuerpo físico las obras del ser humano permanecen en su alma como correspondiente impronta, a menos que la persona haya reconocido a tiempo su comportamiento negativo, muchas veces bestial y sus vicios y los haya remediado dando los pasos que Jesús de Nazaret indicó: "Ponte en seguida a buenas con tu adversario mientras vayas aún de camino con él, no sea que te entregue al alguacil y este al juez, y termines en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo".

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W) 

Del libro: "Horror astral"

www.editorialvidauniversal.org

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario