lunes, 4 de enero de 2016

Artículos especiales para el día de reyes



Los tres Sabios reconocieron la Luz en el pesebre de Belén

 

 

 

No fueron sólo pastores quienes se sintieron atraídos por el nacimiento del niño Jesús, sino que también acudieron unos sabios de oriente a los que conocemos como los Reyes Magos. También ellos estaban unidos con las fuerzas cósmicas y reconocieron en las constelaciones los signos del gran acontecimiento que les hizo ponerse en camino siguiendo inequívocamente las estrellas en el cielo, que les marcaban el camino hacia Belén.

 

Los sabios seguían a una estrella, a la que también llamamos la estrella de Belén. A lo largo de la historia de la humanidad siempre han existido personas orientadas hacia el interior, para complacer a Dios en la oración y con sus vidas, sintiendo que la vida interna es el amor, el orden y la voluntad de Dios. Si no ponemos orden en nuestra vida, si no cumplimos la voluntad de Dios, no nos volveremos sabios. La vida interna en el cumplimiento de los mandamientos de Dios nos abre a nosotras las personas la conciencia para la comunicación interna con el Eterno. La Luz eterna, que ilumina todo el firmamento, vive como esencia y fuerza en cada uno de nosotros, en cada alma. Jesús de Nazaret enseñó a las personas: "El Reino de Dios está contenido en vosotros". Es decir, que el gran Espíritu, la ley eterna del amor, la luz, que es la vida eterna y la sabiduría divina, está en las profundidades de nuestra alma como luz, fuerza y conducción.

 

Los sabios de oriente seguramente habían seguido el camino paulatino del cumplimiento de los Mandamientos de Dios y su conciencia se había ampliado. Habían alcanzado la comunicación con el Ser cósmico, que es Dios. Ellos eran conscientes de que todo se encuentra como esencia y fuerza en ellos y que en todo lo que ven y lo que no ven irradia el amor y la sabiduría de Dios. Conmemoremos a los hombres sabios en el pesebre de Belén justamente porque estaban cada vez más en unión con Dios, estaban en condiciones de sentir que allí, en Belén, ocurría algo grandioso. Quizás alguno intuyó que ese niño recién nacido se trataba del corregente del cielo encarnado, que en el pequeño cuerpo humano irradiaba la gran conciencia de Uno-Eterno. Quizás alguno percibió que con este niño vino algo que cambiaría las almas de las personas, es decir que les daría luz incrementada. Y seguro que alguno rezó diciendo: "Señor, que cada vez más personas capten que ha venido la gran luz del Eterno para llevar de vuelta a las almas a la casa del Padre."

 

Justamente fueron los pastores y astrólogos los primeros en reconocer el gran acontecimiento cósmico que comenzaba en Belén. Ellos eran personas que vivían en la unidad con la naturaleza y los animales. ¿Pero cómo es con nosotros, vivimos también en la unidad? ¿Seguimos la estrella de Belén o nos dejamos deslumbrar por las luces falsas de este mundo? ¿Qué podemos hacer para encontrar la luz del Cristo de Dios y dejarnos conducir por él hasta el final de nuestros días, para que también nosotros podamos encontrar de nuevo la luz eterna, después de nuestra muerte física?

 

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa: "Lectura de Navidad", que se emite a través del canal Sophia TV América

www.radio-santec.com

 

Los tres sabios de oriente siguen siendo un buen ejemplo a seguir

 

 

 

Es posible que el hecho de que hayamos hecho una tradición de la visita de los tres Sabios de oriente al pesebre de Belén, refleje en nosotros algo de la añoranza por la sabiduría que estos astrólogos buscadores de Dios tenían. Sin embargo cuando uno se hace presente en lo que se ha convertido el negocio de los Reyes Magos, descubre que esta añoranza se ha volcado totalmente en algo externo, incluso en todo lo contrario. Las personas en general nos hemos vuelto distraídas y desviamos nuestra atención del mensaje central de seguir la luz que transmitieron los sabios de oriente. Ellos querían mostrar a las personas que si se abren a la fuerza redentora, a la fuerza del Cristo de Dios, entenderán poco a poco lo que significa desarrollar en sí mismas Belén, o encontrar Belén en sí mismos, es decir desarrollar en uno mismo el Reino de Dios.

 

Los tres sabios de oriente que fueron guiados por una estrella hasta el pesebre de Belén, eran verdaderos buscadores de Dios y por eso pueden ser un buen ejemplo para cada buscador de Dios en nuestros días. Pero ¿qué podemos nosotros aprender de ellos? Quizás su añoranza hacia Dios, su añoranza por la sabiduría divina. Entonces habría que preguntarse: ¿estamos sedientos de la verdad y de la paz?, ¿estamos sedientos del amor de Dios y de la unidad? Si en verdad lo estamos, sentiremos que Dios está presente y si cumplimos Sus Mandamientos, nos iremos convirtiendo poco a poco en sabios.

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Del Programa: "Especial Navidad"  que se emite por Sophia TV América

www.radio-santec.com

 

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