¿Hay vida después de la vida?
Existe un dicho popular que dice que nadie ha regresado del Más allá para contarnos si existe vida después de la muerte, aunque lo cierto es que tampoco se han investigado suficientemente las vivencias de quienes tuvieron experiencias cercanas a la muerte y las relataron. En la actualidad no se tiene constancia de que la ciencia dedique o vaya a dedicar en un futuro próximo ni tiempo ni recursos para estudiar temas relacionados con el alma. Parece que no resulta interesante.
Ciertamente la ciencia bajo el concepto "alma" entiende "psique", es decir el mundo de los pensamientos y sensaciones de una persona. La mayoría de los neurólogos, que son los investigadores del cerebro, parten de la base de que todo sentir, percibir y pensar son reacciones de nuestras células cerebrales. De hecho las investigaciones actuales sobre la conciencia se centran en saber de qué zonas cerebrales parten las sensaciones y los estados de conciencia, en ningún momento se contempla una fuente espiritual independiente.
Pero ¿no resulta demasiado simple creer que por ejemplo las composiciones musicales de belleza sin igual estén basadas únicamente en interacciones de corrientes cerebrales, o que un músico portentoso actúe como una marioneta obedeciendo sólo a sinapsis cerebrales? O por poner otro ejemplo ¿no resulta demasiado básico afirmar que una persona espiritual, que albergue deseos de acercarse a Dios y llegue a tener una maravillosa experiencia espiritual, sea sólo producto de simples procesos fisiológicos en las estructuras cerebrales?
Ciertamente en los últimos decenios los científicos han tratado de explicar científicamente los diferentes estados de conciencia, es más, la conciencia misma del ser humano. Existiendo algunas opiniones que cuestionan la imagen convencional de este mundo. Motivo para ello lo han dado las nuevas investigaciones científicas sobre las experiencias cercanas a la muerte, personas que estado clínicamente muertas han sido reanimadas en el último momento, informando después sobre sus reconocimientos y experiencias tenidas en esa breve fase.
En los años 70 se publicó el libro titulado "Vida después de la vida", del autor Raymond Moody, que llegó a convertirse en todo un Bestseller. En esta obra se recogieron experiencias de pacientes que describían de forma fascinante lo que vivieron en esa fase. Sin embargo estos informes de confrontaron diciendo que no se trataban de experiencias reales, sino de fantasías producto de la falta de oxigeno en el cerebro, o de determinadas sustancias químicas, y muchos médicos se conformaron. Por lo tanto esas experiencias cercanas a la muerte no son consideradas como prueba que demuestre la existencia del alma, o como una probabilidad de que exista una conciencia fuera del cuerpo. La pregunta obligada es si realmente el ser humano está interesado en saber si existe un alma y si hay vida después de la muerte, o si por el contrario se siente cómodo pensando que tras la muerte todo se acaba, lo que nos invitaría a cometer en esta vida y sin cortapisa alguna todo tipo de maldades.
Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)
Del programa: "La profecía de Dios y las ciencias naturales"
¡Someted la Tierra! no fue entendido
En el Antiguo Testamento se lee que Dios dijo a los hombres: "Someted la Tierra", frase que el ambicioso ser humano pronto malinterpretó y utilizó para su beneficio. "Someted la Tierra" no significa explotarla, saquearla ni matar todo lo que vive en ella, tampoco inseminar a los animales en contra de las leyes de la naturaleza para producirlos en masa y luego devorarlos. Someter la Tierra no es hacer de mares y ríos vertederos, tampoco contaminar la atmósfera o hacer desiertos de lo que antes fueron verdes bosques.
El hombre explotador quita a los animales la dignidad que él considera para sí mismo como inviolable, los denigra con crueles experimentos y acorrala por campos y bosques; les niega el derecho a un libre desarrollo que reclama para sí mismo; los tortura en estrechas jaulas de explotación masiva que son los campos de exterminio del siglo XXI para hacer posible la producción de carne; les niega el derecho a la familia quitándoles a las madres sus hijos y sobre todo les niega el derecho a vivir, matándolos sin reparos, a pesar de que se ha demostrado que para una alimentación sana la carne no es necesaria, sino más bien perjudicial.
El hombre y sus obras se acercan a su ocaso sin darse apenas cuenta de que está fracasando en su comportamiento contra la ley de la vida. Durante milenios él ha dado rienda suelta a su maldad. Ahora los efectos están llegando de vuelta. La cosecha muestra claramente los rasgos de la siembra.
Mª José Navarro (24764815W)
De la publicación gratuita: "El asesinato de los animales es la muerte de los hombres"
www.editorialvidauniversal.com
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