domingo, 30 de abril de 2017

Artículos de opinión



¿De qué vivirá el hombre si le roba la vida al planeta?

Estimado lector, por extraño que pueda parecerle el suelo bajo sus pies esté desapareciendo, eso es precisamente lo que está ocurriendo a cada instante en el planeta Tierra, y lo peor es que apenas  nos damos cuenta de ello. Tan solo en la Unión Europea se pierden anualmente 970 millones de toneladas de suelo fértil que, debido a la erosión, son arrastradas por riadas. Esto es lo que descubrieron científicos del Instituto Europeo de Investigación Joint Research Center. Una cantidad suficiente para elevar un metro toda la superficie de la ciudad de Berlín.

 

Pero la erosión no es el único problema que daña a nuestro suelo. En la actualidad entre 15-20% de las superficies agrarias en todo el mundo ya no rinden todo lo que deberían debido a un mal uso o a una explotación intensiva. Lo que dará lugar, tal como informan las Naciones Unidas, a que en los próximos diez años una cantidad adicional de 50 millones de refugiados se pongan en marcha en busca de un nuevo hogar donde encontrar un sustento suficiente.

El que Naciones Unidas declarara el año 2015 como año internacional del suelo, ha tenido hasta ahora pocos efectos. Los seres humanos seguimos tratando a la madre Tierra y al suelo bajo nuestros pies, dicho literalmente, como algo sin valor, olvidando cuán importante es para nosotros y no solo para la obtención de alimentos, pues el suelo también absorbe sustancias nocivas del aire, filtra el agua potable subterránea, y nos abastece de valiosos minerales. Es al fin y al cabo la base de nuestra existencia en la Tierra. Pero el suelo solo puede realizar correctamente sus funciones si los seres humanos no le arrebatamos su fertilidad y su vitalidad.

 

En una cucharilla de tierra fértil se encuentran tantos microorganismos como seres humanos viven en la Tierra. Los geólogos saben que una vez destruidos los treinta centímetros de valiosa corteza terrestre, se necesitarían varios miles de años para regenerarlo. Una idea para comenzar a reparar el daño causado al suelo podría ser la elección selectiva de nuestros alimentos, pues sólo la industria cárnica requiere para sí el 70% de la superficie agrícola mundial. Aquí se hace necesario un cambio en la forma de pensar, pues el suelo no es una materia sin vida, es el portador de vida para todos. Los seres humanos sólo somos una parte de la naturaleza, pero toda la naturaleza, incluyendo a los seres más diminutos del suelo, recibe el hálito de vida de Dios. ¿Quién nos da a nosotros el derecho a explotar al gran organismo Tierra y a destruirlo en gran parte? ¿Creemos que esto no tendrá consecuencias? La madre Tierra nos fue confiada para que la cuidáramos.

A través de la palabra profética dada a través de Gabriele desde hace más de 40 años, el mundo espiritual instruyó a la humanidad sobre estas correlaciones y nos explicó lo que ocurriría si seguimos actuando contra la unidad que existe entre los seres humanos, la naturaleza y los animales. Ya en el año 1980, es decir hace 37 años, el Espíritu de Dios dijo a través de Gabriele: «El ser humano destruye esta Tierra, ultraja a su madre, abusa de ella y le roba la vida. ¿De qué vivirás, oh hombre, si lo contaminas todo y matas al planeta?»

Las consecuencias que ha alcanzado la destrucción del medioambiente se hacen evidentes, por lo que deberíamos hacernos conscientes que también nosotros, los seres humanos, somos parte de la naturaleza y que estamos en conexión con todo lo que nos rodea, por eso todo lo que hacemos a la naturaleza, tarde o temprano nos viene de vuelta.

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa: "Masiva extinsión de especies"

www.radio-santec.com

 

La paz mundial cada vez más lejos

 

 

Entre guerras, conflictos armados, atentados terroristas y confrontaciones mundiales lo cierto es que no se puede hablar de que los últimos años la humanidad esté viviendo precisamente una época pacifica, más bien tendríamos que hablar de situaciones críticas. Los expertos opinan que estamos sentados sobre un polvorín, de hecho durante lo que va de año en muchas regiones se han gestando situaciones dramáticas. Durante el pasado año millones de personas huyeron a causa de las guerras, del hambre y de los problemas en sus países de origen, cientos de miles murieron en situaciones dramáticas, una cifra que seguro superamos a lo largo del presente año.

 

El Instituto para la Paz de Estocolmo, constata que mundialmente la inversión en la industria armamentística sigue en aumento: presupuestos ingentes de dinero que de ser invertidos en combatir la pobreza, el hambre, la educación y las enfermedades los resultados obtenidos serían mucho más alentadores si realmente se quisiera acabar con tanto sufrimiento como acontece cada día en planeta Tierra.

 

Aumenta el peligro de guerra atómica. Se podría decir que existe un «reloj para la guerra atómica», que cada año se modifica dependiendo de la amenaza. El físico Steven Hawking, augura un gran peligro para la humanidad. Los motivos son el aumento de países interesados en la Bomba Atómica, y el aumento de conflictos armados. Pakistán y la India tienen armas atómicas. Israel posiblemente también y en el mundo árabe hay una profunda crisis de difícil solución. Irak no se convirtió en aquello que se esperaba. Irán es cada vez más fuerte, Rusia y EE.UU están empezando a rearmarse y por si fuera poco Corea del Norte dice no tener miedo a un enfrentamiento bélico contra los Estados Unidos.

 

Hace casi 20 años que se deshizo el antagonismo este-oeste, ¿Cómo ha surgido de nuevo? En aquel entonces se confió en que la paz podría ser una realidad, pero la vieja resaca empuja a la humanidad a nuevas agresiones, antagonismos y sobe todo a falta de entendimiento.

 

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa: "El reloj ha marcado ya las doce"

www.radio-santec.com

 

 

domingo, 23 de abril de 2017

Artículos de opinión



 

Si de joven margino, de adulto despreciaré

 

Se podría decir que en los últimos años ha habido un aumento considerable de los casos de bowling en las escuelas de todo el mundo. En España las noticias publican casi a diario comportamientos de acoso y maltrato de unos alumnos a otros. Situaciones que tanto los padres como los profesores, educadores y psicólogos intentan frenar, no con serias dificultades.

Por suerte la mayoría de los jóvenes están en contra de este comportamiento irracional y se expresan con mucha seguridad, por ejemplo de la siguiente forma: "Yo no hago nada malo a mis compañeros. No tengo nada en contra de nadie. Es cierto que aquel no me agrada del todo, también es cierto que le doy de lado, pero no le hago nada realmente malo". Sería bueno que en estas afirmaciones el joven pudiera reflexionar un poco más por ejemplo preguntándose: ¿Por qué motivo lo dejo de lado? ¿Qué pensamientos tengo sobre este compañero? El preguntarse esto es decisivo.

Se puede decir que aquello que uno piensa en los años de juventud tiene más importancia de lo que se cree a simple vista, pues en la juventud se van formando los pensamientos que pueden acompañar a la persona durante toda su vida. Todo podría haber empezado en la escuela, incluso en el instituto con el hecho de rechazar a determinadas personas con las que el joven no quiere tener nada que ver, por lo que las evita. Y si uno no cuestiona estas formas de comportamiento propio, si uno no se pregunta a sí mismo ¿por qué hago esto en realidad? o ¿qué tiene este compañero que me resulta molesto?, me será difícil ver que posiblemente yo tenga algo igual o parecido, es decir una analogía.

Estas cuestiones que no han sido aclaradas y descubiertas en la juventud: por ejemplo el haber marginado y despreciado a otros, tienen el agravante de que en la edad adulta puede acentuarse aún más. Con lo que al final ni uno mismo se da cuenta de que sigue rechazando a determinadas personas a las que también juzga. Y al considerar todo esto como normal, puede que ya ni siquiera le sea consciente que se trata de una postura errónea, que como adulto también habré de mirar y corregir.

Para los jóvenes existe un denominador común en importancia para ellos: siempre la justicia. Por lo que sería muy recomendable que fueran instruidos en la aplicación real y en la vida diaria de la llamada regla de oro del Sermón de la Montaña, dada hace 2000 años por Jesús de Nazaret, y que dice: "Lo que quieres que otros te hagan a ti hazlo tu primo a ellos", o en su caso, "No hagas tú a nadie aquello que no quieres que te hagan a ti". Esta justicia realizada paso a paso en la vida diaria de un joven conduciría a que a las personas les fuese bien, pero también a los animales y a la naturaleza en su totalidad.

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

Basado en la publicación: "Más cerca de Dios en ti"

www.editorialgabriele.com

¿Cuántas vidas habré vivido ya?

 

 

Después de la muerte el alma pasa a los ámbitos del Más allá. Si va a los niveles más inferiores porque está muy cargada, entonces se encuentra aún en la rueda de la reencarnación. Si el alma se ha tornado más luminosa, entonces se ha liberado de la rueda de la reencarnación y asciende a niveles más altos, a los niveles de preparación, para dirigirse desde allí paso a paso al Hogar del Padre. 


Actualmente se sabe que ninguna energía se pierde. Debido a esto ni la energía de nuestros pensamientos positivos o negativos se pierde, tampoco la de nuestras palabras, de nuestras formas de actuar, ni de nuestro comportamiento. Como las energías, ya sean positivas o negativas tienen un efecto, con ellas imprimimos un sello a nuestra alma. Este sello o grabado energético permanece en el alma también después de la muerte del cuerpo físico. El alma está envuelta por todos estos grabados y a estas envolturas se les denomina "vestidos del alma".

 

Seres divinos, seres espirituales puros enseñan al alma y le prestan ayuda para liberarse de estos vestidos, de estos diferentes grabados pecaminosos excesivamente humanos. Y cuanto más coopere el alma para liberarse de estas capas en los niveles de purificación, más rápidamente se tornará ligera y luminosa. El alma decide luego si continúa su proceso de limpieza en los niveles de purificación, o si bien se encarna una vez más para eliminar restos de sus faltas, ya que en la Tierra esto va más rápido.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)  

Del programa: la Reencarnación

www.radio-santec.com

 

domingo, 16 de abril de 2017

Artículo de opinión



 

La riqueza y las apariencias harán de ti un alma pobre

 

 

 

Todos los adultos sabemos por experiencia que mayoritariamente los jóvenes no tienen miedo a casi nada, incluso los hay que afirman no tener ni siquiera miedo a la vida después de esta vida, todo lo contrario que las personas mayores. El joven siempre alberga la esperanza de que algo extraordinario está por suceder, el temor a que bajo determinadas circunstancias esto no se alcance, llega normalmente sólo años más tarde, cuando se cae en la cuenta de que no se hizo esto o aquello que tan importante se ve ahora con la edad.

 

En la juventud se tiene la esperanza en una vida eterna que también contenga actividad, es decir que no sea sólo el cantar un aleluya sobre una nube. El joven generalmente es capaz de imaginar que la vida en el Cielo ha de estar llena de dinamismo, productividad y actividad, y que allí se han de dar inimaginables posibilidades que no se hallan en la Tierra. Y no dejan de tener razón, pues cuando no se vive en los límites del espacio y del tiempo se amplía el margen de actuación, además la vida en lo divino muestra una dimensión totalmente nueva, entre otras cosas porque contiene la unidad de la vida.

 

Uno puede imaginarse cosas extraordinarias viviendo en la vida eterna, pero para conseguirlas hemos de saber que ya en la vida terrenal uno ha de contribuir con algunas cosas, lo que significa que esas cosas extraordinarias soñadas no caerán sencillamente del cielo. La vida eterna no siempre aparece ante la persona recién fallecida, la vida eterna es en efecto extraordinaria, pero antes hay que alcanzarla. Tan pronto como el alma es otra vez el ser espiritual, es decir divina, se reintegra en la grande y poderosa mecánica celestial, en el poderoso suceso creador del Padre eterno, cuyo espíritu inspira y espira ininterrumpidamente. En los planos celestiales se crean incansablemente nuevos soles y mundos, y todo lo que se ha incorporado de nuevo es cuidado por los seres divinos, pues en ello consiste, entre otras cosas, su actividad.

 

El Hogar eterno, el SER, es la meta de cada alma. Todo el Camino Interno que Cristo nos ha dado de nuevo en la actualidad de forma abreviada -a través de Gabriele, la profeta y enviada de Dios para nuestro tiempo- nos quiere dar la posibilidad de que volvamos de nuevo allí, al lugar de donde un día todos partimos. ¡Nos es mucho más fácil mantener viva esta meta, dice Gabriele, la autora de estas líneas, si sabemos que el Reino de luz de los Cielos, nuestro Hogar eterno, nos espera en lo profundo de nuestra alma. Cada alma que ha despertado anhela infinitamente volver a estar allí, en su hogar. Por eso es tan erróneo, banal y poco útil aspirar a la apariencia, al poder y a la riqueza, ya que todo eso pasará, y al final quedará sólo un alma pobre. Sin embargo un alma que se orienta a la vida eterna, es belleza, pureza, finura de carácter, generosidad y amor que todo lo abarca!

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Basado en la publicación: "Más cerca de Dios en ti"

www.editorialgabriele.com

 

miércoles, 12 de abril de 2017

Artículo especial Semana Santa




¿Han sido crucificadas también las enseñanzas de Jesús?


Jesús de Nazaret fue clavado en la cruz por encargo de la casta sacerdotal de aquel tiempo, donde murió tras indescriptibles torturas y una larga agonía. Pero a pesar de los 2000 años transcurridos, hasta el día de hoy sigue colgado en la cruz en miles de imágenes eclesiásticas, lo que se podría considerar como una forma de desprecio y negación de aquel que se convirtió en nuestro Redentor, el Resucitado. En los siglos posteriores las fuerzas antagonistas han seguido de forma imparable crucificando también Su enseñanza, cubriendo con el nombre de «cristiano» sus rituales y cultos paganos, y construyendo sobre ella un edificio de dogmas y ritos. Las sencillas enseñanzas de amor a Dios y al prójimo se sustituyeron por dogmas, rituales, cultos y enseñanzas eclesiásticas, crucificando así la enseñanza de Jesús. Que el cuerpo inerte de Jesús de Nazaret siga colgado en el crucifijo no es casualidad, para las tinieblas simboliza la supuesta victoria sobre Jesús, el Cristo, y Su enseñanza.


 La asesina pretensión de las fuerzas antagónicas que han pretendido desde el principio disolver la Creación, se refleja en las aberraciones humanas a lo largo de la historia de las llamadas religiones. Asesinatos, mentiras, falsedad, torturas y crueldad son desde el principio el plan y la aspiración de aquel que, como dice Jesús a través de la profecía para el tiempo actual, viene desde abajo, y Él lo llama el demonio.


 Dios, el Eterno, está a favor de la vida, está a favor de Sus criaturas, que son creadas incesantemente, que toman forma para encontrar su hogar en el infinito y eterno Reino del amor. Esto es lo que quería y quiere evitar el adversario.


 Una y otra vez Dios, el Eterno, desde el Reino de la existencia eterna envió a Sus seres de luz, mensajeros de luz, que explicaban a los seres humanos el camino de la Verdad. Pero una y otra vez fueron perseguidos, calumniados, escarnecidos y hasta asesinados. La persecución no acababa con el fallecimiento físico de los profetas de Dios. El asesinato moral, difundido por el mentiroso, siguió obrando en la falsificación de la palabra dada por Dios». Estos objetivos fueron perseguidos por la casta sacerdotal, la que introdujo religiones y cultos que servían al adversario y no a Aquél que envió a los mensajeros de luz, El Creador de todo lo que vive.


 Desde el principio el asesino y mentiroso dibujó una imagen de Dios que en realidad le retrataba a él mismo, y no al ser de la eternidad, que es Bondad, Mansedumbre y Amor, que es la Verdad y la Vida. El adversario dibujó una imagen horrorosa de «Dios»: Vengativo, castigador, deseoso de sacrificios de sangre, de dolores y sufrimiento, y así se Le describe hasta el día de hoy. Esta es la espantosa imagen deformada que corresponde al padre de la mentira, y no al Padre del amor que nos enseñó Jesús.


                                                                           José Vicente Cobo (45277997j)

                                                                           Del programa: "El Acto redentor de Jesús, y el padre de la mentira"

                                                              www.radio-santec.com

domingo, 9 de abril de 2017

Artículo de opinión



 

Jesus vuelve a ser crucificado a cada instante

 

Cada año la cristiandad celebra la Semana Santa desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. El Domingo de Ramos Jesús de Nazaret entró en Jerusalén montado en un asno, siendo aclamado por una multitud llena de júbilo, poco después tuvo lugar un cruel y terrible juicio ante la muchedumbre. Cientos de personas habían conocido y escuchado a Jesús ; habían oído Su voz de la que se cuenta que asombraba a las multitudes, pues Él no hablaba como los escribas en base a su cargo, sino que con el poder de Dios. Muchísimas personas del pueblo vivieron en aquella época como Jesús les enseñó, pues El les trajo el gran amor del Padre y les enseñó que el Reino de Dios estaba en el interior de cada uno de ellos. Sin embargo, cuando los esbirros del gobernador romano le aprisionaron, torturaron y condujeron al monte Gólgota, los que pertenecían a la masa del pueblo lo abandonaron, es más, negaron la relación que tenían con Él, para así salvaguardar su propia seguridad. Claro que de esto hace mucho tiempo y muchos lo han olvidado; otros dicen que algo semejante no sucedería nunca más, ya que si hubiesen estado allí en aquel entonces, con toda seguridad se habrían puesto de parte de Jesús, el Hijo de Dios.

 

Las instituciones que se denominan Iglesias y sus creyentes han conmemorado durante 2000 años la pasión y muerte de Jesús y también celebran la resurrección del Cristo de Dios, pero se han preguntado por qué año tras año simbólicamente vuelven a subir a Jesus a la cruz para crucificarle de nuevo. Si la cristiandad fuera plenamente consciente de que Cristo vive en cada uno de nosotros, no haría falta representar tanto dolor, ni la cruxifición, ni la muerte de Jesús, pues El, que ha resucitado, no necesita ninguna representación simbólica, El ya vive en nosotros. Sin embargo, la gran mayoría de entre los llamados cristianos siguen venerando al dios externo, es decir, al dios de las iglesias, pues pocos han aceptado y cumplido las enseñanzas de Jesús de Nazaret; muy pocos han llevado al mundo al gran Portador de la paz, como un mensaje real de amor, de paz y de unidad. La mayoria de los llamados cristianos sigue crucificando cada día al Cristo de Dios.

 

Su enseñanza de la paz, de la unidad, del amor, de la reconciliación,  es predicada de vez en cuando en las Iglesias, pero en primer plano están los dogmas, los ritos, los sacramentos, toda la enseñanza eclesiástica como tal. Sin embargo Jesús de Nazaret nunca fundó una iglesia de piedra, jamás habló de dogmas, ni tampoco de sacramentos; Él no nombró curas, obispos o cardenales, pues Él fue un hombre del pueblo y no un hombre de iglesia. No obstante los dogmas se han adornado con las enseñanzas de Jesús, mezclándose de tal forma que para muchos creyentes es muy dificil distinguir qué es qué, es decir, qué es cristiano y qué es catolico.

 

De una forma simbólica Jesús vuelve a ser crucificado a cada momento. Algunos dirán, ¡pero yo quiero ser un buen cristiano y nunca le he crucificado!, sin embargo el darle la espalda y mirar para otro lado anteponiendo ritos, dogmas y cultos ¿no es acaso crucificarle?, obviar Su Sermón de la Montaña considerándolo como utópico, ¿no es acaso crucificarle?, estar enemistado con el vecino, incluso con familiares, odiar a compañeros de trabajo y desearle el mal a todos los que no piensan como yo ¿no es crucificarle?, acumular riquezas mientras otros mueren de hambre ¿no es acaso crucificarle?, bendecir tanques y enviar soldados a la guerra ¿no es acaso crucificarle? Lo verdaderamente cristiano es el perdón, es la reconciliación, es la comprensión y el respeto, es la ayuda desinteresada, el no hacer distinciones ni ponerse por encima del prójimo, es estar los unos por los otros y también poner la otra mejilla. Los principios del cristianismo originario son: Igualdad, Unidad, Fraternidad, Libertad y Justicia, ¡Quien tenga oídos que oiga. Quien lo pueda captar que lo capte!

 

 

Jose Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: "Semana Santa"

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Artículo de opinión

Estimado Director:

 

Les envío este artículo especial de Semana Santa para que lo publiquen en su Medio de comunicación en estos días. Le estoy muy agradecida.

 

Saludos de Mª José Navarro

 

24764815w

 

Jesus vuelve a ser crucificado a cada instante

 

Cada año la cristiandad celebra la Semana Santa desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. El Domingo de Ramos Jesús de Nazaret entró en Jerusalén montado en un asno, siendo aclamado por una multitud llena de júbilo, poco después tuvo lugar un cruel y terrible juicio ante la muchedumbre. Cientos de personas habían conocido y escuchado a Jesús ; habían oído Su voz de la que se cuenta que asombraba a las multitudes, pues Él no hablaba como los escribas en base a su cargo, sino que con el poder de Dios. Muchísimas personas del pueblo vivieron en aquella época como Jesús les enseñó, pues El les trajo el gran amor del Padre y les enseñó que el Reino de Dios estaba en el interior de cada uno de ellos. Sin embargo, cuando los esbirros del gobernador romano le aprisionaron, torturaron y condujeron al monte Gólgota, los que pertenecían a la masa del pueblo lo abandonaron, es más, negaron la relación que tenían con Él, para así salvaguardar su propia seguridad. Claro que de esto hace mucho tiempo y muchos lo han olvidado; otros dicen que algo semejante no sucedería nunca más, ya que si hubiesen estado allí en aquel entonces, con toda seguridad se habrían puesto de parte de Jesús, el Hijo de Dios.

 

Las instituciones que se denominan Iglesias y sus creyentes han conmemorado durante 2000 años la pasión y muerte de Jesús y también celebran la resurrección del Cristo de Dios, pero se han preguntado por qué año tras año simbólicamente vuelven a subir a Jesus a la cruz para crucificarle de nuevo. Si la cristiandad fuera plenamente consciente de que Cristo vive en cada uno de nosotros, no haría falta representar tanto dolor, ni la cruxifición, ni la muerte de Jesús, pues El, que ha resucitado, no necesita ninguna representación simbólica, El ya vive en nosotros. Sin embargo, la gran mayoría de entre los llamados cristianos siguen venerando al dios externo, es decir, al dios de las iglesias, pues pocos han aceptado y cumplido las enseñanzas de Jesús de Nazaret; muy pocos han llevado al mundo al gran Portador de la paz, como un mensaje real de amor, de paz y de unidad. La mayoria de los llamados cristianos sigue crucificando cada día al Cristo de Dios.

 

Su enseñanza de la paz, de la unidad, del amor, de la reconciliación,  es predicada de vez en cuando en las Iglesias, pero en primer plano están los dogmas, los ritos, los sacramentos, toda la enseñanza eclesiástica como tal. Sin embargo Jesús de Nazaret nunca fundó una iglesia de piedra, jamás habló de dogmas, ni tampoco de sacramentos; Él no nombró curas, obispos o cardenales, pues Él fue un hombre del pueblo y no un hombre de iglesia. No obstante los dogmas se han adornado con las enseñanzas de Jesús, mezclándose de tal forma que para muchos creyentes es muy dificil distinguir qué es qué, es decir, qué es cristiano y qué es catolico.

 

De una forma simbólica Jesús vuelve a ser crucificado a cada momento. Algunos dirán, ¡pero yo quiero ser un buen cristiano y nunca le he crucificado!, sin embargo el darle la espalda y mirar para otro lado anteponiendo ritos, dogmas y cultos ¿no es acaso crucificarle?, obviar Su Sermón de la Montaña considerándolo como utópico, ¿no es acaso crucificarle?, estar enemistado con el vecino, incluso con familiares, odiar a compañeros de trabajo y desearle el mal a todos los que no piensan como yo ¿no es crucificarle?, acumular riquezas mientras otros mueren de hambre ¿no es acaso crucificarle?, bendecir tanques y enviar soldados a la guerra ¿no es acaso crucificarle? Lo verdaderamente cristiano es el perdón, es la reconciliación, es la comprensión y el respeto, es la ayuda desinteresada, el no hacer distinciones ni ponerse por encima del prójimo, es estar los unos por los otros y también poner la otra mejilla. Los principios del cristianismo originario son: Igualdad, Unidad, Fraternidad, Libertad y Justicia, ¡Quien tenga oídos que oiga. Quien lo pueda captar que lo capte!

 

 

Jose Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: "Semana Santa"

​                                                                                                                                                                            ​
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domingo, 2 de abril de 2017

Artículos de opinión


 

¿Puede un cura realmente perdonar los pecados?

Toda persona busca modelos ejemplares que seguir, también ideales sobre los que construir su vida, especialmente la juventud. ¿Pero qué modelo sería más apropiado para una persona que Jesús, el Cristo? Sin embargo qué ídolo es colocado realmente hoy sobre un pedestal por la Iglesia institucional, el denominado «Santo padre», el Papa, quien tan pronto como termina de celebrar alguno de sus cultos rituales, se marcha a sus ricos aposentos en los que poder comer alguna de las criaturas animales ricamente aderezadas. Pero los animales son nuestros semejantes, nuestros hermanos menores. Entre otras muchas cosas esto caracteriza al ídolo, en contraposición al ideal espiritual que es Jesús de Nazaret, quien durante su vida no solo fue vegetariano, sino también amigo de los animales.

¿Pero qué dijo Jesús al respecto?: «En el camino de tu vida hacia Dios, nuestro Padre eterno, deberías saber que ninguna persona puede quitar los pros y contras de otra persona. Tampoco ningún sacerdote ni pastor pueden quitarte lo que tú te has impuesto libremente como pecado, pues ellos mismos son igualmente pecadores y como pecadores únicamente pueden perdonar a quienes hayan pecado contra ellos. El hombre es absolutamente libre de hacer o de no hacer, como prefiera, pues recibió del poderoso Creador como balanza para sopesar: su forma de pensar y obrar, una conciencia y el entendimiento, y adicionalmente unas pautas para medir y sopesar que son los Mandamientos de Dios y las sabidurías divinas de vida que enseñé y sigo enseñando Yo, el Cristo de Dios. Éstas pautas muestran que el ser humano es por sí mismo responsable de sus actos y también de lo que se abstiene de hacer».

Tal vez más de uno no quiere hacerse cargo de esta responsabilidad por sí mismo. Para ello deja y entrega su forma de pensar y obrar en manos de un cura, tal vez incluso en las del denominado «Santo padre». Sin embargo Jesús el Cristo dijo: «...ningún sacerdote ni pastor pueden quitarte lo que tú te has impuesto libremente, pues ellos mismos son igualmente pecadores y como pecadores únicamente pueden perdonar a quienes hayan pecado contra ellos».

El día muestra a cada persona aquello que debe hacer, aquello que debe poner en orden con el prójimo, también lo que hay que arreglar o perdonar. Por eso es tan importante para nosotros hacernos una y otra vez la pregunta: ¿Aprovecho el día? Pues yo mismo soy el responsable por todo lo que hago o dejo de hacer cada día. Y si por lo tanto yo mismo soy el único responsable ningún hombre, ni siquiera si se denomina cura, sacerdote o incluso «Santo padre» me puede ayudar. El único que realmente me ayuda y no se aparta nunca de mí es el Espíritu de Dios, el Cristo de Dios. Si me retiro a un aposento tranquilo donde poder rezar y unirme en oración con Dios, allí descubro que Él desea acompañarme, que Él está conmigo durante el día, durante toda mi existencia.

Estimado lector recuerda que mediante la regla de oro para la vida que dice: «No hagas a nadie aquello que no te gustaría que te hicieran a ti», Cristo nos ayuda a realizar lo que nos hace libres y felices, aquello que verdaderamente nos hace vivir y que nos da vida.

 

José Vicente Cobo (45277997j)

De la publicación: «Más cerca de Dios en ti»

www.editorialgabriele.com

¿Qué me pasará cuando muera?

El ser humano no es otra cosa que una especie de vestido para su alma, formado por muchas capas. Una solidificación que reluce y cambia de matices según sea la carga del alma. Por eso los caracteres de los seres humanos son tan diferentes, ya que cada persona tiene sus propias cargas.

Después de la muerte, el alma pasa a los ámbitos del más allá. Si va a niveles inferiores porque está muy cargada, entonces se encuentra aún en la rueda de la reencarnación, del nacer y morir repetidamente. Si se ha tornado más luminosa asciende a niveles más altos, a los llamados niveles de preparación, para dirigirse paso a paso al Hogar eterno.

Ninguna energía se pierde, tampoco la energía de nuestros pensamientos, palabras o formas de actuar. Las energías que hemos emitido ya sean positivas o negativas tienen un efecto en nosotros mismos, pues con ellas hemos impreso un sello en nuestra alma. Este sello o grabado energético permanece en el alma también después de la muerte. De hecho cada alma está envuelta por todos los grabados que como hombre realizó y a estas envolturas las llamamos «vestidos» del alma.

¿Pero cómo salimos del ciclo de morir y nacer, de permanecer al otro lado en los reinos de las almas, de volver a nacer y de volver a morir? El Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret es la clave, la norma de conducta ideal para nuestra forma de pensar y de vivir cada día.

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa: "La Reencarnación"

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