domingo, 25 de junio de 2017

Artículos de opinión



¿Daría usted una bofetada a un niño hambriento?

En septiembre de 2015 los jefes de gobierno y de Estado de todo el mundo ratificaron un programa por el cual, tanto el hambre como la pobreza deberán estar erradicados en todo el mundo en un plazo de 15 años. Al menos este es el objetivo de las Naciones Unidas para el desarrollo.

Sin embargo es muy significativo destacar que en ninguno de los documentos publicados hasta la fecha se haya incluido ni un solo punto de los 169 incluidos en la propuesta de solución de la ONU, puntos que implican la reducción del consumo de carne. Y esto a pesar de que ya es un hecho constatado que de la cosecha de grano mundial se destina ¼ parte, es decir 500 millones de toneladas, a la alimentación de la ganadería intensiva. Un hecho que indigna a cada vez más personas, como por ejemplo a Philip Wollen, el ex-presidente de Citibank, quien manifestó:  «Los países pobres venden su grano a occidente, mientras que sus propios hijos mueren de hambre en sus brazos. Y nosotros se lo damos de comer al ganado para poder comer luego un filete. ¿Soy el único que ve esto como un delito? Cada bocado de carne que comemos es una bofetada en la cara llena de lágrimas de un niño hambriento».

Sobre esta problemática también el suizo Jean Ziegler, quien fue enviado especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, llamó la atención. De él hemos escuchado: «La agricultura mundial podría dar de comer sin problemas a doce mil millones de personas. Un niño que hoy en día muere de hambre muere asesinado». Jean Ziegler, un hombre concienciado que no deseaba participar de este terrible genocidio, dejó de comer carne.

Muchos de los países que prefieren destinar el grano a la ceba de animales antes que alimentar a las personas que padecen hambre, e incluso alimentar a su propia población con el nutritivo cereal, pertenecen al denominado occidente cristiano, ¿Pero qué tiene esto de cristiano? Jesús de Nazaret, a quien se remite la cristiandad, ayudó durante Su vida a los débiles y desprotegidos, tal y como muestran muchos ejemplos en los Evangelios. Él enseñó: "Lo que hagáis al más pequeño de Mis hermanos, eso me lo habréis hecho a Mí".

Sin embargo la humanidad se comporta como los pasajeros de Titanic: el barco tardó 8 horas en hundirse, y mientras los pasajeros adinerados seguían bailando al ritmo de la orquesta, la gente bajo cubierta se ahogaba. En la actualidad mientras muere de hambre un niño menor de 10 años cada 5 segundos, en los países desarrollados la gente sigue derrochando alegremente.

Hágase consciente y solidario y sepa que modificando sus hábitos alimenticios la situación podría cambiar de forma radical: por cada trozo de carne menos que se coma se podría destinar más cereales al consumo humano. De esta forma se podría incluso reducir los 15 años que la ONU se ha propuesto para erradicar el hambre y la pobreza.

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa: "Welthunger besiegen"

www.radio-santec.com

 

El ser humano puede aprender de los animales

 

 

El ser humano hace experimentos con animales para sacar conclusiones de cuán lejos puede llegar jugando a ser creador. Pero quien esté aprisionado en la alucinación de que los animales son productos inferiores de la naturaleza que están al servicio del hombre, se equivoca. Cada animalito en el Espíritu creador, el ser vivo más diminuto, sabe de la Palabra del SER, de la Palabra del Universo. La Palabra del Creador está en las especies de los reinos vegetal y mineral. Toda la Tierra está alentada por Él.

 

El sufrimiento animal bajo el látigo humano es indescriptible. A las criaturas de Dios se las tortura, se las mantiene en establos estrechos, se las entrega al carnicero para arrancarles la vida. Los cazadores persiguen a los animales silvestres en los campos y bosques, y a los animales en los mares y ríos les ocurre algo semejante. Los animales claman a su Creador suplicando libertad. El hombre es al fin y al cabo el causante de la destrucción de la madre Tierra. A pesar de todo la Palabra del Creador permanece en la criatura torturada, en la naturaleza y en los minerales, permanece en comunicación con el SER universal DIOS.

 

Cuando se escucha que cada ser vivo es mantenido por su Creador y está en contacto con Él, se puede uno hacer una idea de cómo se sienten los animales y las plantas en la Tierra con nosotros los seres humanos. Qué duda cabe que nosotros deberíamos aprender de los animales y no a la inversa.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

De la publicación: El Océano universal de Dios 1ª parte

www.editorialvidauniversal.com

 

 

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