El estigma de los vegetarianos a lo largo de la historia
Ya en los primeros siglos después de Cristo se persiguió de forma sangrienta y se eliminó cruelmente a los seguidores del Nazareno que eran exclusivamente vegetarianos, ya que de no ser así no hubiesen sido aceptados en las primeras comunidades. Se les estigmatizó como herejes y se torturó, quemó, esclavizó, aniquiló y erradicó a miles y miles de ellos en crueles matanzas.
Se trataba de comunidades de fe cristianas como las de los maniqueos, bogumilos y pauliquianos, valdenses, cátaros y husitas, a quienes simplemente se asesinó por orden de la Iglesia. Fueron personas como Marción, Montano, Maximilia, Priscila, Mani, Orígenes, Jan Hus, Giordano Bruno, Savonarola y muchos otros honestos seguidores de Cristo, todos ellos personas que se esmeraban en dejar resucitar en sí a Jesús de Nazaret, a seguirle a Él en toda libertad en base a los hechos, personas firmemente decididas a hacer realidad en la vida diaria sus conocimientos espirituales sobre la vida, que es Dios.
Pero una y otra vez venía la despiadada e implacable competencia religiosa, el pacto moral entre la Iglesia y el Estado, que a sangre y a fuego y con la enseñanza de una condenación eterna ideada por los sacerdotes, en lugar de la enseñanza de la reencarnación, hizo que ya la vida terrenal de toda persona fuese un infierno.
Una casta sacerdotal agresiva incitó una y otra vez, incluso en el pasado más reciente, a ciertos pueblos contra las minorías y contra otros pueblos. Y el clero de alto rango gritaba: «Dios lo quiere. Dios lo quiere. Dios con nosotros».
A sangre y a fuego, con matanzas y asesinatos, con torturas y esclavización inculcaron a los pueblos durante siglos lo contrario de lo que enseñó Jesús de Nazaret, en base a golpes, palos y moratones. Ellos vertieron su enseñanza realmente demoníaca del canibalismo animal en los ultrajados y magullados cuerpos y en las lastimadas almas de los pueblos oprimidos. Y una y otra vez clamaba con rabia agresiva el alto clero: «¡Esto es la voluntad de dios. ¡El que no obedezca a la Iglesia y al Estado, no solo irá a parar al calabozo, a la hoguera o la horca, sino que además también a la condenación eterna!»
Mª José Navarro (24764815W)
De la publicación: "Los vegetarianos, ¿herejes ateos?"
Los miedos también pueden ser una ayuda
Se podría decir de forma general que los miedos vienen de antiguas experiencias desagradables o negativas, por ejemplo fracasos, golpes del destino, preocupaciones, sufrimientos, decepciones y desavenencias que la persona temerosa aún no ha superado o perdonado. Aunque también el miedo puede venir de las capas del alma, en las cuales hay todavía algo que no ha sido expiado. El que siente temor no debería tildarlo simplemente de superfluo pensando que podría venir de vidas anteriores, puesto que la vida de cada uno es una totalidad. No hay separación entre aquí y allí, entre el pasado cargado y el presente. El pasado afecta al presente, en tanto aún haya algo que no haya sido expiado.
El miedo como tal puede ser también un indicativo de que el pasado, lo que no ha sido reparado, empieza a aparecer y ahora tiene que ser purificado. Realmente no es otra cosa que un complejo de pensamientos en el que, bajo ciertas circunstancias, se manifiestan envidia, codicia, odio y celos. Estos pensamientos, palabras y obras aun no reparados, que tal vez tuvieron lugar en vidas pasadas, afectan ahora al alma y al hombre y quieren advertirle de que tiene que reparar lo que está pendiente.
Temor, manifestaciones de la conciencia o pensamientos negativos pueden ser a menudo advertencias que quieren mover a la persona a perdonar lo que ha reconocido. Quien reconoce y acepta estas advertencias, aquel que purifica lo reconocido, camina por un camino más luminoso y ya no tendrá que sufrir o soportar muchas cosas.
José Vicente Cobo (45277997j)
De la publicación: "Tu vida en la Tierra es tu vida en el Más allá"