domingo, 18 de septiembre de 2011

Opinión: ¿Para que sirve el Padrenuestro? y El destino que cada cual creo para si mismo


Estimados amigos: 

  Les enviamos estos artículos, uno corto y otro más largo,  de la semana nº 38 de 2011 ,  para que los  publiquen cuando puedan.   Les agradecemos su inestimable colaboración prestando sus páginas a  estos artículos. 
Muchas Gracias. Reciban un saludo,
Mª José Navarro
24764815W
Teléfono: 659 843091

¿Para qué sirve rezar el Padrenuestro?





Los hombres de Iglesia y los que se les parecen en su manera de pensar, hablar y actuar, han sacado el Padrenuestro del Sermón de la Montaña, presentándolo a los creyentes únicamente para rezar. Alguno dirá: ¿Y para que sirve sino para rezar? Respuesta que indica cuan alejados del verdadero cristianismo está el llamado occidente cristiano. Los sacerdotes no enseñaron ni enseñan lo que contiene el Padrenuestro en su profundidad, sino que simplemente recitan esta excelsa oración como una letania, al mismo ritmo veloz que sus creyentes bautizados. Sin embargo, el Padrenuestro contiene una gran parte del Sermón de la Montaña, lo que en su conjunto es una enseñanza para ser realizada no recitada.

La Voluntad de Dios no tiene nada que ver con ritos y dogmas, sino más bien con el amor al prójimo, pero para los hombres de Iglesia que se denominan cristianos, el Sermón de la Montaña de Jesús es sin embargo una utopía, lo que explica que el Padrenuestro se haya extraido del mismo, pero para los verdaderos cristianos es una enseñanza excelsa, que podría haber conducido a la humanidad a salir de la carcel del ego y de la desesperanza cumpliéndola en la vida diaria.


Está emergiendo un nuevo tiempo, donde el Sermón de la Montaña es la medida para la verdadera vida. Comencemos a elevar nuestra consciencia para que la luz del nuevo tiempo no sólo nos alcance, sino que pueda resplandecer a través de nosotros.



Radio Santec





El destino que cada cual creo para si mismo



Cada día recibimos señales avisadoras que proceden de nuestro plan de vida. Todo, cada acontecimiento, cada situación que nos irrita, tiene algo que decirnos personalmente. También en un momento de reflexión podemos reconocer algunos aspectos de nuestro plan de vida. Como todo lo que nos sucede en nuestro caminar por la vida son impulsos surgidos de nuestro plan de vida, cada hora, incluso cada minuto nos exige vivir conscientemente, para captar estos impulsos, estas energías que nos muestran lo que hemos de cambiar. Si aprendemos de ello y en adelante nos comportamos tal y como Dios nos lo ha ofrecido en los Diez Mandamientos y Jesús en el Sermón de la Montaña, entonces disolvemos poco a poco nuestro comportamiento erróneo que hemos traído. Con la fuerza de  Cristo en nosotros éste se va transformando en vida espiritual, en libertad y en amor a Dios y al prójimo. Así habremos conseguido una maestría en nuestro camino terrenal y hemos cumplido nuestro plan de vida.

Cada ser humano está marcado por lo que le sucede, tanto en el aspecto positivo como en el negativo. Lo que hoy es y lo que hoy se encuentra en su camino de la vida, lo originó en el "ayer". El "ayer" significa las encarnaciones previas. Cada uno de nosotros se encuentra en la Tierra como en una escuela para aprender de lo que la vida le muestra. Esto significa que estamos ahora otra vez en la Tierra para aprender de nuestros errores pasados, de lo que todavía no ha sido purificado por nosotros, de lo que no hemos sacado todavía las enseñanzas para nuestra vida. Deberíamos tomar conciencia una y otra vez de que sólo nos puede suceder lo que está ya presente en nuestro plan de vida. Se trata siempre de cosas que no hemos aprendido en nuestras encarnaciones anteriores o como almas en los planos de purificación.    

Por lo tanto somos nosotros mismos los responsables por nuestra vida en la Tierra. Lo que sembremos también lo cosecharemos. Si nos comportamos de forma insensata actuando contra nuestra herencia divina, la ley del amor a Dios y al prójimo y la libertad, tendremos que soportar también lo que resulta de ello. Es decir, el destino de cada uno es su propio destino. Este se compone de todo su sentir, percibir, pensar, hablar, querer y hacer individual. No se graba el mero pensamiento o la palabra "adornada" sino los contenidos. Todo lo que introducimos en nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos, palabras y actos son los elementos que constituyen nuestro destino. Estos los almacenamos, como ya he explicado, en nuestra alma y en los astros correspondientes.

            De la publicación. "El profeta. La Voz del corazón"

Vida Universal
Ana Sáez Ramírez
45.271.959 R


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