domingo, 29 de enero de 2012

Artículo de opinión

Estimados amigos: 
                            Les envíamos estos dos artículos en la semana 5 de 2012, para que los publiquen en su medio de comunicación. Le agradezco por su colaboración.
Saludos de Mª José Navarro
DNI: 24764815W



 

 

 

Ataduras y desavenencias, un verdadero problema

 

 

En el alma de cada persona queda grabado todo su comportamiento, también todo lo que ha causado a otros, incluso a la madre Tierra o a los animales. Todo aquello que cada persona graba en su propia alma por medio de pensamientos, palabras, actos y sensaciones no se lo puede quitar sin más, ni siquiera alegando que ya no recuerda cómo o qué sucedió en el pasado. Después de la muerte, nuestra alma se lleva consigo tanto lo positivo como lo negativo, todo aquello que correspondió a su trayectoria como ser humano. No tiene ninguna importancia que lo haya olvidado, pues todo lo que aconteció está grabado.

 

En la primera época tras la muerte, el alma se queda entre sus allegados. Ella aún sigue viviendo en relación a su antiguo sistema de valores humanos y relacionándose con lo que fue su vida: hogar, seguridad, ganancias, prestigio, en resumen todo lo que fue importante para la persona. El alma no se puede desprender de ello sin más, pues el magnetismo respecto a los valores externos es aún intenso. Se podría decir que su vida pasada y su entorno hacen las veces de imán para el alma. De hecho las ataduras y problemas no resueltos con personas cercanas y familiares pueden convertirse ahora en un verdadero problema para el fallecido.

 

Si el alma no se puede desprender de eso, permanece de forma invisible en el entorno que le es familiar. Y aunque le llegan impulsos sobre su evolución como alma, no los quiere admitir.

 

 

 

Vida Universal

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¿Es casualidad la familia que nos ha tocado?

 

De la ley eterna de la vida sabemos que cuando se gesta un niño, se acerca un alma proveniente del más allá. También sabemos que todo es energía y que cosas iguales se atraen, por eso los futuros padres atraen a un alma que en su vibración concuerda con ellos. Eso significa en la mayoría de los casos, que el niño y los padres tienen algo que purificar juntos; por eso los padres tienen una gran responsabilidad. Ellos han de saber que han atraído a un hijo que concuerda con sus genes. Puede ser que en existencias anteriores hayan sentado juntos causas que ahora de forma kármica los encadenan. Pero estas cadenas las pueden deshacer juntos ahora, en esta vida, el padre, la madre y el hijo.

Tan pronto como esto sucede, el hijo sigue en determinadas circunstancias su propio camino. Los implicados se reúnen por consiguiente primero en una familia, para ordenar algunas cosas, para liberarse de esa culpa, para limpiar su alma de acuerdo con la enseñanza de la vida y para continuar cada uno por sí mismo, lo antes posible y libremente en el camino hacia el verdadero Hogar. Nos volvemos a encontrar ahora para aprovechar la oportunidad de acabar con tareas pendientes de encarnaciones anteriores, ¿cómo? Tomando en serio a nuestros semejantes, por ejemplo, escuchándonos mutuamente, y ante todo, perdonándonos recíprocamente.

Si consideramos que aquello que nos sucede en esta vida tiene a menudo causas atribuibles a una encarnación anterior, veremos también a Dios de modo muy distinto. Ya no Le acusaremos tan fácilmente de esta o aquella «injusticia», sino que reflexionaremos hasta qué punto el golpe del destino que nos afecta se debe a energías negativas que emitimos en el pasado y que ahora vuelven a nosotros.

La clave está en aceptar nuestro destino y no buscar culpables, lo que no significa tener que resignarnos a que las cosas se mantengan inmutables, pues el destino no es algo prescrito, ya que la vida es movimiento y no hay nada estático. Dios quiere que sigamos Sus Mandamientos, Sus legitimidades, para que nos vaya bien. Tan pronto como nos orientamos a Él y nos esforzamos más y más en vivir de acuerdo con Sus Mandamientos, cambiará también nuestro destino en el  momento en que sea bueno para nuestra alma.

Basado en el programa de TV: "La reencarnación. Un don de misericordia"

 

 

 

Radio Santec

Ana Saez Ramirez

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domingo, 22 de enero de 2012

Artículo de opinión


Estimados amigos: 
                             Les envío estos dos artículos de la semana 4 de 2012, para que lo publiquen en su medio de comunicación.
Les estamos muy agradecidos por su atención.
Saludos de Mª José Navarro
DNI: 24764815w


Usted es un heredero del infinito

 

 

 

Cuando nos hicimos seres humanos, asumimos una gran tarea: volvernos divinos. Esto no significa otra cosa que volver a desarrollar todo lo que hay en nosotros de disposiciones, aspectos y fuerzas divinos. La tarea de cada persona es entonces alcanzar la totalidad de nuestra herencia divina.

 

Donde hay amor propio y egocentrismo no puede haber paz, por tanto el altruismo hace surgir el sentido por lo comunitario. De manera que quien cultive la comunicación interna con todo lo que es, entrará a formar parte de la gran familia de Dios y promoverá el bien común. Tal como en el Cielo, así ha de llegar a ser también en la Tierra.

 

Si estamos apresados en la limitación de nuestro yo, no vemos la omnipotencia de Dios, que nos rodea. No oímos Sus sensaciones de amor que nos susurra a través de innumerables bocas, por medio de los rayos de sol, mediante el viento, con los árboles y flores, con cada piedra, por medio de cada animal, con la irradiación de los astros. Dondequiera que vayamos o estemos, está Dios.

 

Dios está en lo profundo de nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos y palabras. Cuando nos hacemos conscientes de todo esto empezamos muy paulatinamente a despertar, en la conciencia de que somos hijos de Dios, herederos del infinito. Tan sólo entonces nos pondremos en marcha, para recorrer consecuentemente el camino que lleva a El, porque habremos despertado.

 

Quien se duerme en lo mundano, piensa sólo en sí mismo. Quien despierta, piensa cada vez más en Cristo.

               

Vida Universal

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Milenios dando rienda suelta a la maldad

 

 

 

 

El hombre que tortura y mata animales con frecuencia ya no siente ningún arrepentimiento. Su conciencia que es la instancia de control ético y moral, se ha embrutecido. Lamentablemente sólo por medio de la ley de causa y efecto se le volverá a hacer consciente lo que significa sufrir necesidad y miseria.

 

Es un horror ver cuán brutalmente se comportan los hombres y qué pocos destellos de esperanza se vislumbran. El ser humano se ha convertido en un monstruo que insensatamente y sin pensar está conjurando un caos mundial sin igual, sin embargo no es del todo desconocida la legitimidad que dice: "a cada reacción le precede una acción" lo que viene a decir que cada efecto tiene una causa, lo que en la antigüedad se conocía como "siembra y cosecha". La cosecha crece siempre de una siembra correspondiente. Al revés esto significa que de la siembra se puede ver qué cosecha se puede esperar. En base a estas relaciones sencillas y lógicas ya hoy se puede prever el desastre que se avecina. El que no quiera creer lo que rueda hacia la humanidad según la ley de siembra y cosecha, lo experimentará, pues el tiempo está maduro y la cosecha ha comenzado.

 

En el Antiguo Testamento se puede leer que Dios dijo a los hombres: "Someted la Tierra", frase que el ambicioso ser humano pronto malinterpretó y utilizó para su beneficio. "Someted la Tierra" no significa explotarla, saquearla ni matar gratuitamente a todo lo que vive en ella, tampoco inseminar a los animales en contra de las leyes de la naturaleza para producirlos en masa y luego devorarlos. Someter la Tierra no es hacer de mares y ríos vertederos, tampoco contaminar la atmósfera o hacer desiertos de lo que antes fueron frondosos y verdes bosques.

 

El hombre explotador quita a los animales la dignidad que él considera para sí mismo como algo inviolable, los denigra con crueles experimentos y acorrala por campos y bosques; les niega el derecho a un libre desarrollo que naturalmente reclama para sí mismo; los tortura en estrechas jaulas de explotación masiva que son los campos de exterminio del siglo XXI para hacer posible la producción industrializada de carne; les niega el derecho a la familia quitándoles a las madres sus hijos y sobre todo les niega el derecho a vivir, matándolos sin reparos, a pesar de que se ha demostrado que para una alimentación sana la carne no es necesaria, sino más bien perjudicial.

 

El hombre y sus obras se acercan a su ocaso sin darse apenas cuenta de que está fracasando en su comportamiento contra la ley de la vida. Durante milenios el ha dado rienda suelta a su maldad. Ahora los efectos están llegando de vuelta. La cosecha muestra claramente los rasgos de la siembra.

 

 

            De la publicación gratuita: "El asesinato a los animales es la muerte de los hombres"

           

 

 

                                                                                                            Vida Universal

Mª José Navarro

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domingo, 15 de enero de 2012

Artículos de opinión

Estimados amigos: Les envío dos artículos de la semana 3 del año 2012,  para que los publiquen en su medio de comunicación.
Les agradezco por su constancia.

Saludos de Mª José Navarro
DNI: 24764815W






¿Son las depresiones producto del egoísmo?

 

 

Muchas personas sufren por su egoísmo, otras son conscientes de lo absurdo y vacío de su exis­­tencia egoísta, de la que resulta su comportamiento, luego corren donde el psiquiatra porque su ego no recibe la resonancia esperada. Pero muchos podrían ayudarse y sanarse si ayudasen desin­te­resadamente a sus semejantes. Quien piensa sólo en sí mismo se aísla y pierde la comunicación, es decir, el ac­ceso a su prójimo.

 

Muchas personas que se encuentran de paseo con su ego, no saben qué hacer con su vida inútil y creen que el psiquiatra les debería  ayudar a tener una vida con más sentido. En esas consultas se culpa de muchas maneras a los demás de la soledad y del vacío de la existencia de uno mismo, pero todo el que se apegue a la idea de que el otro es culpable, sigue ad­herido a la «cinta velcro» de su des­gracia.

 

En cada etapa de la vida toda per­sona tiene altibajos. Precisamente cuan­do nos sentimos hundidos deberíamos dirigirnos a la fuen­te interna de fuerza, que nos ayuda a re­co­nocer las depresiones, que son un con­cepto equivocado de nuestros pensa­mien­tos, para disiparlas con la ayuda del Espíritu y volver así a un nivel más alto, de modo que de nuevo nos ilumine el sol de la vida y podamos dar nuestros pa­­sos siguientes hacia la existencia su­perior.

 

Si usted tiene una depresión, no cavile mucho tiempo, ¡diríjase a Dios en una oración! Él le ayuda a sondear dentro del ensimismamiento, para subsanarlo.

 

 

Vida Universal

                                                                                                                                                                                              www.editorialvidauniversal.com

 

 

Un caótico cambio global en la Tierra

 

 

 

Existen diferentes indicaciones científicas que afirman que el campo magnético terrestre tiene una importancia fundamental para la vida en la Tierra y todas coinciden y demuestran que a causa de una reducción del campo magnético terrestre se llega a un desacoplamiento de los biorritmos en el ser humano. En 1994 una universidad inglesa dio a conocer un estudio que demostraba que cuando se producían variaciones de los campos magnéticos, se producía un pequeño pero significativo aumento de las depresiones en las personas, lo que justamente también hacía que aumentara el número de ingresos en clínicas psiquiátricas.

 

Aunque esto no queda aquí, algunos científicos también algunas otras fuentes anuncian un cambio global del campo magnético terrestre, lo que llevaría a una reversión de los polos, algo que ha sucedido en diversos momentos de la historia del planeta Tierra y cuyas consecuencias sólo se pueden imaginar. Una reversión geomagnética es una rápida reducción de la fuerza del campo magnético, lo que llevaría a una inversión de los polos, es decir, el polo norte estaría ubicado en el polo sur y viceversa. Con esto el ser humano estaría expuesto a una intensa radiación solar por la perdida de capacidad del planeta de rechazar los rayos Gamma, es decir, la Tierra perdería su escudo protector. Los satélites que orbitan y muchos aviones caerían sobre la Tierra sumándose al caos reinante. Un proceso tal en el planeta traería sin lugar a dudas hambrunas, guerras, colapso económico y un sinfín de conflictos sociales.

Lo cierto es que los científicos no pueden afirmar con precisión cuando podría ocurrir algo así, aunque algunos se atreven a afirmar que esto podría ocurrir en pocos años, resulta imposible predecirlo con exactitud. Sin embargo hace más de dos décadas que escuchamos de otra fuente advertencias serias, palabras que muchas personas rechazaron sin más pero que hoy son corroboradas por científicos e institutos de renombre.

Seguramente algunos lectores se preguntarán: "¿Cómo puede permitir Dios estas catástrofes, también las desgracias y las muertes? ¿Por qué no interviene El?" Pero Dios no envía ninguna catástrofe a los hombres; por el contrario, Dios advirtió oportunamente. En todos los tiempos Dios habló a través de hombres y mujeres justos, a través de Sus profetas. En nuestro tiempo Dios volvió a enviar a un gran profeta a los hombres; se trata de Gabriele, la profeta y mensajera de Dios, a través de la cual El anunció y sigue anunciando Su mensaje, dando advertencias a la humanidad de una manera que ya nadie las puede desoír. Sin embargo, la mayoría de los hombres, encabezados por la casta sacerdotal, que estuvo en todas las épocas en contra de los profetas de Dios, ni hizo caso ni escuchó la palabra de Dios.

 

Como en todos los tiempos Dios advirtió a los hombres sobre las causas que creaban, las cuales les alcanzarían en forma de efecto si no cambiaban a tiempo. Sin embargo los teólogos se comportaron como siempre lo han hecho. Pero hoy ya no se oye más reír a los teólogos, pues ahora también los científicos confirman aquello que el Espíritu de Dios ya había manifestado hace muchos años por boca profética. Hoy día la ciencia apenas puede ocultar las transformaciones que tienen lugar sobre la Tierra, pues los efectos no sólo son visibles para muchos, si no que también se pueden sentir.

 

 

 

Radio Santec

Ana Saez Ramirez

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sábado, 7 de enero de 2012

Artículos de opinión

Estimados amigos: 
Les envío estos artículos de la semana 2 del año 2012 para que los publiquen en su medio de comunicación. Les estoy muy agradecida.
Le saludas muy atentamente,
Mª José Navarro
DNI: 24764815W



Sacar auténtico provecho del nuevo año

 

 

 

Un nuevo año ha comenzado y muchos piensan: "ojala sea mejor que el pasado". Ciertamente ninguno ha estado libre de altibajos y oscilaciones, unas veces hacia arriba y luego de nuevo hacia abajo. No siempre durante el año que ha terminado sucedieron las cosas como nos habíamos imaginado, incluso en ocasiones nos sentimos solos y desesperados. Es posible que hayamos sentido que de verdad no fue un buen año.

 

La mayoría de las personas pensamos que el año nuevo nos puede volver a traer cosas imprevistas o tal vez no deseadas, y nos preguntaremos: ¿por qué me ocurre todo precisamente a mi?, ¿Por qué siempre yo? Para dar respuesta a éstas preguntas nos ayuda un párrafo del libro «Pensamientos para un buen año nuevo», donde leemos: «La persona que a comienzos del nuevo año haya recapacitado y comprendido que según La Ley de Siembra y Cosecha, todo lo que a cada uno le pasa es justo, irá confiando más y más en Dios, porque la justicia está en la corriente del amor. Ella no ataca, sino que equilibra. Quien reconozca la ley del equilibrio, que conduce a la libertad, sabrá también que es necesaria para que los hombres y las almas vuelvan a encontrar el camino a la Ley Universal, la eterna ley del amor, Dios.

 

La ley del equilibrio, también denominada Ley de Causa y efecto, es una legitimidad irremediable para cada persona que haya creado causas contra su prójimo, contra la naturaleza o contra Dios; se trata de una ley que en ocasiones no es fácil de aceptar. Muchos solemos preguntarnos: ¿Entonces tengo que soportar necesariamente los efectos de mis malos comportamientos? ¿Es imposible salir de este mecanismo que parece una prisión, o hay posibilidad de eludirlo? No hay nada que no tenga solución. Dios es amor. Ciertamente estamos atados a la ley de Causa y Efecto, pero cada día tenemos la ayuda para reconocer a tiempo las causas que hemos creado, antes de que éstas lleguen a sus efectos. Para ello hay que buscar y sacar la raíz de nuestras causas poniéndolas en orden, entonces tampoco nos llegarán los efectos. A quien saca la raíz de la tierra, en nuestro caso del alma, se libera del efecto.

 

Si hemos actuado mal contra nuestro prójimo, deberíamos arrepentirnos de ello y pedir perdón. Si otra persona nos ha ofendido, si alguien nos ha herido, deberíamos perdonarle de verdad. Y si ya no tenemos más resquemores, ya estará sacada la raíz del alma. Cada día tiene su lenguaje en las muchas situaciones y pensamientos, es por tanto nuestro día, y cada día experimentamos cosas que pueden causar en nosotros una vivencia esclarecedora. Si cuestionamos con sinceridad lo que pensamos, lo que vemos, lo que nos altera, o lo que nos ocupa de nuestro pasado, si nos cuestionamos en cada caso y si con la ayuda de la fuerza de Dios extraemos la raíz de nuestro comportamiento erróneo, entonces no sólo no volvemos a recaer en lo mismo, sino que nos volvemos más felices y plenos.

 

Por lo tanto todo lo desagradable que salió a nuestro encuentro el año pasado, nos quería decir algo; podría decirse que todo fue y es un espejo de nosotros mismos. ¿Somos capaces de aceptar este reto? ¿Queremos tomar en cuenta esas indicaciones, sí, percibir las imágenes en ese espejo y tomar el tiempo para aprovechar esta oportunidad en un nuevo año que tenemos por delante? Si es que sí, podremos sacar provecho del año y de cada nuevo día, porque cada día contiene la fuerza para cambiar y la ayuda de Dios.

 

 

 

Radio Santec

Teresa Antequera Cerverón

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Recibir respuesta a todas las preguntas

 

 

Tarde o temprano cada uno llegará a convencerse de que ni la ciencia, ni una comunidad religiosa ni las muchas palabras de los demás le ayudan a encontrar la Verdad. Todos los esfuerzos externos pueden ser impulsos para reflexionar, para que nosotros mismos encontremos el camino hacia la Verdad. Si seguimos las huellas de nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos, palabras y actos, de nuestras inclinaciones, reacciones, también de nuestro afán de pelea, hostilidad o cosas similares, llegaremos a conocernos a nosotros mismos. Esto es lo que tiene importancia.

 

Pues el camino hacia la verdad se recorre únicamente a través de nosotros mismos y no a través de otros. Tendremos que reconocer que las verdades que aprendemos de los libros nos habrán ayudado, sin embargo un libro sobre la Verdad nunca nos conducirá a encontrarla realmente. Los libros y las palabras sobre la Verdad son de gran ayuda e indicadores de camino, pero no nos proporcionan la certeza que buscamos. Esta la podemos alcanzar únicamente en nosotros mismos sin que podamos aportar ninguna prueba externa para ello. Cada uno de nosotros tiene que lograr la seguridad de que esto es así.

 

Si nos esforzamos diariamente en cumplir las leyes del amor desinteresado y del amor al prójimo, experimentaremos que nos convertimos en personas distintas y que podemos superar cada vez más positivamente los acontecimientos del día, porque afirmamos el núcleo positivo en todo y recibimos solución y respuesta positivas, es decir, legítimas, a todas las preguntas.

 

 

Radio Santec

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martes, 3 de enero de 2012

Artículo de opinión

Estimados amigos: 

Les envío este artículo de opinión correspondiente a la 1ª semana del 2012, para que lo publiquen en estos días de reyes.

Les doy las gracias y les saluda muy atentamente,

 Mª José Navarro

 DNI: 24764815w


Hoy también brilla para nosotros la estrella de Belén

 

 

 

Los tres sabios de oriente que fueron guiados por una estrella hasta el pesebre de Belén, eran verdaderos buscadores de Dios y por eso pueden ser un buen ejemplo para cada buscador de Dios en nuestros días. Pero ¿qué podemos nosotros aprender de ellos? Quizás su añoranza hacia Dios, su añoranza por la sabiduría divina. Entonces habría que preguntarse: ¿estamos sedientos de la verdad y de la paz?, ¿estamos sedientos del amor de Dios y de la unidad? Si en verdad lo estamos, sentiremos que Dios está presente y si cumplimos Sus Mandamientos, nos iremos convirtiendo poco a poco en sabios.

 

No obstante es posible que el hecho de que hayamos hecho una tradición de la visita de los Sabios de oriente al pesebre de Belén, refleje en nosotros algo de la añoranza por la sabiduría que estos astrólogos buscadores de Dios tenían. Sin embargo cuando uno se hace presente en lo que se ha convertido el negocio de los Reyes Magos, descubre que esta añoranza se ha volcado totalmente en algo externo, incluso en todo lo contrario. Las personas en general nos hemos vuelto distraídas y desviamos nuestra atención del mensaje central de seguir la luz que transmitieron los sabios de oriente. Ellos querían mostrar a las personas que si se abren a la fuerza redentora, a la fuerza del Cristo de Dios, entenderán poco a poco lo que significa desarrollar en sí mismas Belén, o encontrar Belén en si mismos, es decir desarrollar en uno mismo el Reino de Dios.

 

Hoy también nosotros podemos seguir a la estrella de Belén. La luz redentora que irradia en nosotros, en nuestra alma, es igual a la estrella de Belén y nos ilumina el camino al Reino de Dios, hacia nuestro verdadero hogar eterno. Ayer y hoy se puede seguir esa estrella hasta la casa del Padre a través de Cristo si cumplimos paso a paso los Mandamientos de Dios, que nos dio el Eterno por medio de Moisés.

 

Si hacemos lo que nos enseñó en El Sermón de la Montaña sentiremos en nosotros la estrella, sentiremos la luz. Nuestra alma se volverá más luminosa, las células de nuestro cuerpo más claras. Estaremos más contentos, más felices, más alegres y aprenderemos a rezar de corazón. Rezaremos y sentiremos que debemos cumplir nuestras oraciones. Y si lo hacemos sentiremos que vamos tomados de la mano de la poderosa estrella de Belén, de la mano de Jesús, el Cristo, quien se convirtió en nuestro Redentor y que es el Camino, la verdad y la vida. El, Jesús el Cristo, es el camino a la casa del Padre. El es la resurrección y la paz. Podemos resucitar en El si hacemos brillar la estrella de Belén en nosotros mismos.

 

 

 

Radio Santec

Teresa Antequera Cerverón

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