Estimados amigos:
Usted es un heredero del infinito
Cuando nos hicimos seres humanos, asumimos una gran tarea: volvernos divinos. Esto no significa otra cosa que volver a desarrollar todo lo que hay en nosotros de disposiciones, aspectos y fuerzas divinos. La tarea de cada persona es entonces alcanzar la totalidad de nuestra herencia divina.
Donde hay amor propio y egocentrismo no puede haber paz, por tanto el altruismo hace surgir el sentido por lo comunitario. De manera que quien cultive la comunicación interna con todo lo que es, entrará a formar parte de la gran familia de Dios y promoverá el bien común. Tal como en el Cielo, así ha de llegar a ser también en la Tierra.
Si estamos apresados en la limitación de nuestro yo, no vemos la omnipotencia de Dios, que nos rodea. No oímos Sus sensaciones de amor que nos susurra a través de innumerables bocas, por medio de los rayos de sol, mediante el viento, con los árboles y flores, con cada piedra, por medio de cada animal, con la irradiación de los astros. Dondequiera que vayamos o estemos, está Dios.
Dios está en lo profundo de nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos y palabras. Cuando nos hacemos conscientes de todo esto empezamos muy paulatinamente a despertar, en la conciencia de que somos hijos de Dios, herederos del infinito. Tan sólo entonces nos pondremos en marcha, para recorrer consecuentemente el camino que lleva a El, porque habremos despertado.
Quien se duerme en lo mundano, piensa sólo en sí mismo. Quien despierta, piensa cada vez más en Cristo.
Vida Universal
Milenios dando rienda suelta a la maldad
El hombre que tortura y mata animales con frecuencia ya no siente ningún arrepentimiento. Su conciencia que es la instancia de control ético y moral, se ha embrutecido. Lamentablemente sólo por medio de la ley de causa y efecto se le volverá a hacer consciente lo que significa sufrir necesidad y miseria.
Es un horror ver cuán brutalmente se comportan los hombres y qué pocos destellos de esperanza se vislumbran. El ser humano se ha convertido en un monstruo que insensatamente y sin pensar está conjurando un caos mundial sin igual, sin embargo no es del todo desconocida la legitimidad que dice: "a cada reacción le precede una acción" lo que viene a decir que cada efecto tiene una causa, lo que en la antigüedad se conocía como "siembra y cosecha". La cosecha crece siempre de una siembra correspondiente. Al revés esto significa que de la siembra se puede ver qué cosecha se puede esperar. En base a estas relaciones sencillas y lógicas ya hoy se puede prever el desastre que se avecina. El que no quiera creer lo que rueda hacia la humanidad según la ley de siembra y cosecha, lo experimentará, pues el tiempo está maduro y la cosecha ha comenzado.
En el Antiguo Testamento se puede leer que Dios dijo a los hombres: "Someted la Tierra", frase que el ambicioso ser humano pronto malinterpretó y utilizó para su beneficio. "Someted la Tierra" no significa explotarla, saquearla ni matar gratuitamente a todo lo que vive en ella, tampoco inseminar a los animales en contra de las leyes de la naturaleza para producirlos en masa y luego devorarlos. Someter la Tierra no es hacer de mares y ríos vertederos, tampoco contaminar la atmósfera o hacer desiertos de lo que antes fueron frondosos y verdes bosques.
El hombre explotador quita a los animales la dignidad que él considera para sí mismo como algo inviolable, los denigra con crueles experimentos y acorrala por campos y bosques; les niega el derecho a un libre desarrollo que naturalmente reclama para sí mismo; los tortura en estrechas jaulas de explotación masiva que son los campos de exterminio del siglo XXI para hacer posible la producción industrializada de carne; les niega el derecho a la familia quitándoles a las madres sus hijos y sobre todo les niega el derecho a vivir, matándolos sin reparos, a pesar de que se ha demostrado que para una alimentación sana la carne no es necesaria, sino más bien perjudicial.
El hombre y sus obras se acercan a su ocaso sin darse apenas cuenta de que está fracasando en su comportamiento contra la ley de la vida. Durante milenios el ha dado rienda suelta a su maldad. Ahora los efectos están llegando de vuelta. La cosecha muestra claramente los rasgos de la siembra.
De la publicación gratuita: "El asesinato a los animales es la muerte de los hombres"
Vida Universal
Mª José Navarro
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