domingo, 1 de abril de 2012

Artículos de opinion


 

 

¿Está Jesús con las celebraciones de Semana Santa?

 

 

 

Muchas personas no sólo se aferran al culto eclesial sobre la muerte, a las procesiones y a las tradiciones que poco tienen de cristianas, sino que ni siquiera son conscientes del significado de los sucesos de Semana Santa. Siguen creyendo que Jesús de Nazaret tuvo que ser sacrificado como chivo expiatorio para apaciguar a un Dios encolerizado. ¿Quién sabe tan siquiera que la muerte en la cruz no hubiera sido necesaria si las personas hubieran aceptado a Jesús de Nazaret?  Ya en aquel entonces, hubiera podido el Nazareno traer el Reino de Dios a la Tierra, si aquellos que se decían sus seguidores hubieran cumplido las enseñanzas verdaderas del cristianismo.

 

¿Y cómo es la actualidad? La mayoría de las personas que, en la creencia de seguir a Cristo, participan en las procesiones, no son conscientes de que con ello dan fuerza y apoyan la imagen que el demonio quiere: la derrota del Nazareno, pero que además siguen apoyando a una institución, que abrumada por los casos de sacerdotes pedófilos, pone al descubierto quiénes son y que justamente ahora por Semana Santa, reutiliza el recuerdo de la vida del Nazareno, para tratar de encubrir con ritos y procesiones lo ya inocultable.

Para muchos supone un conflicto interno, pues por un lado desean participar de una festividad pero también desean seguir a Cristo, y sin embargo van descubriendo que El, el maestro de la paz y de la humildad, hace tiempo que no está en las iglesias y en sus ritos y celebraciones. 

 

Radio Santec

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La cruz de la victoria o la cruz de la derrota

 

 

 

"Quien piensa en el crucificado y adora al cuerpo colgado en la cruz de la resurrección, aún está colgado él mismo en la cruz del pecado. No Me ha aceptado ni acogido aún en su corazón. Es decir que quien dice que sí al hecho del cuerpo en la cruz, aferrándose aún a la cruz con el cuerpo martirizado, no ha resucitado aún en Mí, el Cristo. Da testimonio de sí mismo, de que vive aún en la servidumbre del pecado y de que se deja influenciar por lo pecaminoso. Pues los demonios quieren ver al crucificado, la cruz con el cuerpo, que para ellos significa la derrota del Nazareno, no la victoria del Cristo. Con el cuerpo muerto en la cruz, quieren inculcar a la humanidad la idea de que el Hijo de Dios ha sucumbido al pecado. Pero Yo he resucitado y he regresado al Eterno. Os he traído la Redención. La cruz sin el cuerpo muerto simboliza la resurrección y la victoria sobre las tinieblas. Por eso todos los hombres que viven en Mí, y a través de los cuales Yo vivo, se atendrán a la cruz de la victoria, que no lleva cuerpo; pues al igual que Yo conquisté la victoria sobre las tinieblas, los hombres y las almas que conscientemente creen en Mí y hacen cada día más la voluntad del Santísimo, han conquistado la victoria sobre el pecado". Hasta aquí una cita de la manifestación de Cristo en el libro «Esta es Mi Palabra»

 

Sin embargo muchas personas no sólo se aferran al culto de las Iglesias sobre la muerte, a las procesiones y a las tradiciones, que poco tienen de cristianas, sino que ni siquiera son conscientes del verdadero significado de los sucesos de Semana Santa. Muchos siguen creyendo que Jesús de Nazaret tuvo que ser sacrificado como chivo expiatorio para apaciguar a un Dios encolerizado. ¿Quien sabe tan siquiera que la muerte en la cruz no hubiera sido necesaria si las personas hubieran aceptado a Jesús de Nazaret?  Ya en aquel entonces, hubiera podido el Nazareno traer el Reino de Dios a la Tierra, si aquellos que se decían sus seguidores hubieran cumplido las enseñanzas verdaderas del cristianismo.

 

¿Y como es la actualidad? Muchas de las personas que, en la creencia de seguir a Cristo, participan en las procesiones, no son conscientes de que con ello dan fuerza y apoyan la imagen que el demonio quiere: la derrota del Nazareno, pero que además siguen apoyando a una institución, que ya abrumada por los casos de sacerdotes pedófilos, pone al descubierto quienes son y que justamente ahora por Semana Santa, vuelve a utilizar el recuerdo de la vida del Nazareno, para tratar de encubrir con ritos y procesiones lo ya inocultable.

Para muchos se trata de una situación de conflicto interno, pues por un lado desean participar de una festividad pero también desean seguir a Cristo, y sin embargo van descubriendo que El, el maestro de la paz y de la humildad, hace tiempo que no está en las iglesias y en sus ritos y celebraciones. 

 

Vida Universal

José Vicente Cobo

45277997j

www.vidauniversal.com

 

 

La tradición nubla el acontecimiento cósmico

de la Semana Santa

 

 

Año tras año la llamada cristiandad repite las mismas costumbres de carácter institucional-eclesiástico, ¿es cristianismo, paganismo o barbarismo?. La masa de la humanidad se deja llevar en el remolino de los ritos prescritos y apenas nadie pregunta por el sentido de la Navidad o de la Semana Santa. La reflexión casi siempre es: ¡Bueno, ésa es la tradición, ésa es la costumbre! Conforme a eso se celebra también el acontecimiento de la Pascua, de la que se podría decir que es una especie de escenificación, una minimización que resta importancia y denigra el calvario de Jesús de Nazaret y Su crucifixión.

 

Desde hace aproximadamente dos mil años, en el tiempo de Navidad y de Pascua lo que se exterioriza en las instituciones eclesiásticas que se denominan a si mismas "cristianas" parece más bien burla y escarnio del poderoso acontecimiento cósmico acontecido. Muy pocas personas saben que lo que tomó sobre sí el Hijo de Dios fue un acto de rescate cósmico. Un acontecimiento cósmico que partió desde el Reino de Dios, pues a pesar de todas las amenazas, El vino, se encarnó en el niño Jesús e hizo frente al adversario de Dios, el demonio. Jesús de Nazaret soportó los métodos de tortura más sofisticados y dolorosos para cumplir su misión traída del Reino de Dios: Salvar la cuna de la creación y de ese modo también el Reino de Dios, el maravilloso hogar Eterno.

 

Jesús dejó que le maltrataran y torturaran con métodos inimaginables, El se dejó maltratar hasta la extenuación, pues Su conciencia decía: "Padre, en Tus manos quiero poner la salvación de la creación". El siguió el horrible camino de la tortura que Satanás había tramado y permitió que le crucificaran. Torturado, maltratado e irreconocible dijo en la cruz: "¡Está consumado! ¡Padre en Tus manos encomiendo Mi espíritu!"

 

La creación de Dios ha sido salvada. Con las palabras: « ¡Está consumando!» se desprendió una parte de Su herencia divina que traspasó por partes iguales a todas las almas y hombres. A ese regalo del Cristo de Dios en el alma y el ser humano lo llamamos la luz redentora. El "Está consumando" abarca a todos los ámbitos de la caída incluida la Tierra con sus animales y plantas. Para que la cuna cósmica de la creación del Reino de Dios no pudiera ser conquistada por el adversario de Dios, para que no pudiera degerarse mas llegando hasta disolución de toda la creación divina, Cristo nos dio a todas las almas y seres humanos, también una parte de Su herencia divina. A cada alma le prestó una cantidad de esa fuerza inextinguible como un soporte espiritual incargable. Por lo tanto cada alma ha sido salvada por medio del poderoso acto redentor del Hijo de Dios, que es el corregente del Reino de Dios.

 

Sin embargo de lo que se escenifica en la Semana Santa es casi imposible rescatar lo más interno, el hecho de la redención, el acontecimiento cósmico poderoso de dimensiones inimaginables que tuvo lugar en la cruz. Cristo el Corregente del Reino de Dios salvó lo más interno en nuestra alma, al ser divino. Él evitó que toda la creación se disolviera y nos posibilita el camino de regreso al hogar eterno, a nuestro origen divino, que ya no puede ser disuelto porque El ha traído el «stop», es decir: ¡Hasta aquí y no más! En este punto simplemente se podría decir: Quien lo pueda captar que lo capte, y quien lo quiere dejar... ¿y seguirá minimizando la Semana Santa?

 

 

Vida Universal

José Vicente Cobo

45277997j

www.vidauniversal.com

 



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