lunes, 4 de marzo de 2013

Artículos de opinión

El ser humano actúa en la Tierra como lo hace un tumor



Si como se sospecha, el ser humano se comporta como un carcinoma de la
Tierra, que destruye áreas enteras, se expande sin miramientos y
envenena todo su entorno. Sí como un tumor maligno puede consumir todo
el organismo matando con ello a quien lo porta, ¿no habría que
preguntarse si el ser humano también está matando al planeta Tierra?
La respuesta es sí. El ser humano destruye los reinos naturales y mata
con ello a la Tierra, con lo que él también morirá. Básicamente se
puede afirmar que se trata de un suicidio a plazos.

No es otra cosa que una ley física elemental llamada acción y reacción
o también causa y efecto. Algo que las personas sabemos desde la
antigüedad pero que naturalmente pasamos por alto. Pero no se puede
decir que la humanidad no haya sido advertida. Existe una
manifestación del Creador dada en febrero de 2001 a través de Su
profeta y enviada, Gabriele de Würzburg, en donde Dios dio a la
humanidad un mensaje impresionante, del que reproducimos el siguiente
párrafo: «¡Dejad de consumir a las criaturas que viven con vosotros,
que son vuestros hermanos animales! ¡Dejad de matar a los animales más
pequeños, la vida en la tierra, por medio de abonos químicos
artificiales, también por medio de excrementos y cosas similares!
¡Dejad de talar y quemar los bosques, quitándoles a los animales y al
campo el espacio vital! ¡Devolverles su espacio de vida a los bosques,
campos y praderas, de otra manera vuestro destino, que vosotros
mismos os habéis impuesto, os quitará vuestro hogar y propiedades y
vuestras fuentes de alimentación a través de catástrofes en todo el
mundo que vosotros mismos habéis creado, a raíz de vuestro
comportamiento contra la vida, contra los reinos de la naturaleza y
contra los animales! ¡Dejad, oh hombres, vuestro comportamiento
brutal, que recae únicamente sobre vosotros y sobre ningún otro ser;
pues lo que hacéis a las más ínfima de las criaturas que viven con
vosotros, eso me hacéis a Mí, y también a vosotros!»

A pesar de que este mensaje fue dado en el año 2001 no parecen haber
cambiado mucho las cosas. Sin embargo lo que sí se nota cada vez más
es como los efectos están llegado a la humanidad. ¿Ha supuesto acaso
el ser humano que podría quedar sin consecuencias el que por ejemplo
se hayan liberado ya 200 sustancias químicas hormonoactivas, que son
aquellas que afectan a los animales masculinizando a las hembras o
transformándolas en estériles? Un comportamiento más con el que
comprobamos como el ser humano libera toxinas en la Tierra de forma
parecida a como lo hace un tumor en el cuerpo.


Radio Santec
Teresa Antequera Cerverón
73891412W
www.radio-santec.com




La debilidad espiritual genera debilidad corporal


Deberíamos esforzarnos en mantenernos en armonía a pesar de las
dificultades y problemas, a pesar de todo lo que el día nos trae.
¡Cuan a menudo experimentamos que después de un accidente los
afectados quedan temblando, debilitadas por el miedo!; al salirse de
la armonía, el shock produjo una contracción del sistema nervioso.
Tiemblan y a menudo son incapaces de moverse porque en este instante
el Espíritu ejerce muy poca influencia sobre el cuerpo, ya que el
sistema nervioso se ha contraído e impide que el Espíritu fluya
débilmente en el cuerpo. Después de un ataque de ira experimentamos a
menudo un debilitamiento corporal, incluso dolor de cabeza. En esto
vemos que el Espíritu, la fuerza en el cuerpo, se retira y que los
pensamientos y sentimientos tienen un efecto directo sobre el cuerpo.

Envidia, odio, pensamientos atroces, ideas sobre enfermedades, excesos
y vicios, tienen efecto primero sobre el sistema nervioso y luego
sobre el alma. Las vibraciones correspondientes procedentes del
sistema nervioso alcanzan después al cuerpo, donde son influidos los
átomos y las células.

Es sabido que un cambio de ánimo repentino y desmesurado puede no solo
debilitar en pocas horas el corazón, sino provocar en algunas
ocasiones la muerte. Así nos damos cuenta que la debilidad espiritual
tiene como consecuencia también debilidad corporal. Excitaciones
fuertes provocan a menudo vómitos, y un ataque agudo de ira puede
acabar mortalmente. Por aflicción, celos, preocupación continua y
miedo extenuante, puede producirse algunas veces locura.


Radio Santec
www.radio-satenc.com

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