domingo, 5 de mayo de 2013

Artículos de opinión


 

 

Que la medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina

 

 

La historia de la botánica medicinal es tan antigua como la historia de la humanidad, estando estrechamente unida la una a la otra. Los conocimientos de nuestros antepasados son la base de la medicina experimental de la que asombrosamente nos beneficiamos hoy día. Ellos tenían la capacidad de reconocer las hierbas medicinales gracias a la intuición o al instinto, pudiendo así distinguir las plantas beneficiosas, las comestibles o las dañinas.

 

Galenos vivió aproximadamente 200 años d.c. A él debemos información detallada con la que elaborar destilaciones, tinturas y pomadas vegetales. Él dijo: En cada planta y en cada tallo vive un espíritu que alberga una gran fuerza que ahora está sujeta por la materia. Pero si se reconoce la signatura de la planta se pueden deducir sus fuerzas sanadoras. Fuerzas maravillosas se hallan en los medicamentos. Apenas se puede creer que la naturaleza los albergue en sí.

 

Entre 500 y 400 años a.c. vivió Pitágoras quien investigó las plantas medicinales y demostró ya por ejemplo que una buena dieta y un ritmo ordenado en la vida es recomendable para mantenerse sano y recobrar la salud. En esa misma época vivió Hipócrates, considerado el padre de la medicina moderna. Él enseñó que había que aprender de la naturaleza y tratar las enfermedades con plantas medicinales, agua, aire fresco y una alimentación ligera.

 

Lo cierto es que las plantas quieren ser nuestras amigas y nos quieren ayudar. Vayamos por tanto conscientemente a la naturaleza y comportémonos como amigos. Gracias a la palabra profética en la actualidad dada a través de Gabriele, sabemos que todas las formas de vida están unidas entre sí por el Espíritu de Dios y también en constante comunicación. Por eso cada atención positiva del ser humano para con la naturaleza y cada forma de reparación del daño causado puede tener un gran efecto en toda ella.

 

Salgan a la naturaleza y tomen contacto con los elementos y con las plantas. Se darán cuenta de que se sienten más tranquilos, más sensitivos. Pero si no conseguimos una tranquilidad profunda es porque algo lo impide, quizás algo que le intranquiliza y que le impide estar en armonía. Dese entonces un poco de tiempo para reflexionar, para ir al interior y descubrir aquello que no está en orden. Pida perdón sí con su prójimo no actuó bien y luego dé las gracias. El Espíritu Creador nos da incontables oportunidades y ayudas para ser más felices, libres y plenos, ¡déjese conducir!

 

 

 

Radio Santec

Ana Sáez Ramirez

45.271.959 R

www.radio-santec.com

 

 

 

¿Dónde encontrar la tranquilidad, seguridad y amor plenos?

 

 

El ser humano en su mayoría está orientado a la vida terrenal y a este mundo. Su consciencia está reducida y orientada sólo a lo material de estructura burda, a la existencia terrenal que capta como la única realidad. Pero quien se identifica con la existencia material tiene que experimentar una y otra vez la limitación de la misma.

 

La plenitud que ofrece este mundo se evidencia como apariencia; el alivio es de corta duración; los esfuerzos y las penas, los acosos y aspiraciones no tienen fin. Pues el hombre nunca puede encontrar en el exterior aquello que añora y espera en lo más interno: la tranquilidad profunda y la seguridad plena, el amor puro e imperecedero y la riqueza que llena el corazón con alegría luminosa y felicidad verdadera y permanente. La paz llena de armonía, unidad y amor nunca ha podido lograrse con un aspirar mundano, con presiones y esfuerzo externo.

 

El presentimiento de la realidad de una existencia que tiene preparados para nosotros todos estos dones, está arraigado profundamente en las raíces de cada alma. Pues en nuestra alma está nuestra vida auténtica, nuestra vida originaria. Es la realidad del Espíritu, del cual procedemos, al cual regresaremos y del cual formamos parte también ahora, en nuestro interior. La consciencia de esta verdadera realidad sólo está perturbada por el egoísmo y el materialismo, amurallada por la vibración burda, dura, de este mundo y oprimida por la pretensión absoluta del intelecto humano, de que con él, debería poder entenderse todo.

 

 

Vida Universal

www.vida-universal.org


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