Lo que le suceda a los animales pronto le sucederá
al hombre
En la historia de la humanidad no existen demasiados testimonios que planteen a las claras la relación de las personas para con los animales. Pero menos son los proyectos que relacionan el futuro de ambos. Así mismo el hombre olvida continuamente que si a los animales les va bien, también le irá bien a él.
Los animales asesinados se cuentan por millones, las cifras son escalofriantes, pero cuando salimos al campo no se ven animales, y uno se pregunta ¿serán ciertas las cifras? La respuesta es sí, los animales viven entre nosotros, pero viven ocultos en enormes naves sin ventilación y sin luz natural. Millones de cerdos y gallinas salen por primera vez a la luz del sol para ser llevados al matadero, pero de esto el consumidor ávido de carne nada sabe, tampoco de la muerte en cadena, del miedo atroz que los animales padecen, ni del sufrimiento que se les infringe. Lo único que el ciudadano de a pie ve al respecto, es la porción de carne limpiamente empaquetada en los expositores del supermercado.
Existen colectivos de defensa de los animales que denuncian que las leyes de protección animal son insuficientes, siendo el principal escollo para una protección real la consideración de los animales como mercancías y no como seres vivos. Sin embargo Pitágoras avisó a las generaciones venideras diciendo: "Lo que le suceda a los animales pronto le sucederá al hombre". Buda también dejó advertencias al respecto: "Los derechos de los animales y los de los seres humanos son inseparables". Ciertamente la humanidad se encuentra en un punto crítico en el que reflexionar; en primer lugar sobre el consumo de carne y en segundo sobre una reducción progresiva del mismo. Nos ayudaría al respecto aprender a no diferenciar entre los llamados animales útiles y los domésticos.
En la Tierra de la Paz no hay animales llamados útiles, porque los animales útiles son animales de los que el hombre obtiene un provecho. El objetivo de la Fundación Gabriele es crear espacios en los que los animales puedan vivir de forma digna; libres como criaturas de Dios que son, donde puedan moverse de forma libre y en paz como corresponde a su especie, sin miedo a ser perseguidos o torturados, desarrollando una comunicación positiva con los seres humanos que se acercan a ellos ayudándoles y cuidándoles con respeto y amistad tanto en sensaciones, pensamientos como con las obras altruistas que les proporcionan. La gran visión del profeta Isaías hace más de 3000 años se hará así realidad: "Serán vecinos el lobo y el cordero, el leopardo se echará con el cabrito. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán a sus crías, el león como los bueyes comerá paja y un niño pequeño los conducirá".
Daniel, un cuidador de animales en la Tierra de la paz lo cuenta así: "En nuestras tierras todos los animales viven en libertad. Si bien he de decir que para mí la relación con los llamados animales útiles fue algo nuevo y tuve que aprender a desarrollarla adecuadamente. Recuerdo que cuando comencé a trabajar cuidando a un rebaño de ovejas, pensé: Todas parecen iguales, están en el prado, comen hierba y de vez en cuando alguna bala. No tenía ninguna relación con estos animales. Solo cuando comencé a ocuparme de ellas, a observarlas, me di cuenta de que son auténticas personalidades: Cada oveja es diferente, y eso es precisamente lo que todo el mundo considera completamente natural en el caso de los animales domésticos. A nadie se le ocurriría decir: Todos los perros son iguales, o todos los gatos son iguales. Eso viene a raíz de que tenemos una relación personal con cada uno. Para mí ahora está muy claro: cada animal es una personalidad. Por lo que no hay que comer corderos igual que no se comen gatos.
Creo, continua contando Daniel, que lo que falta es una relación más cercana con los animales. La mayoría de la gente conoce a los animales llamado útiles, solo por el menú, donde se lee «ternera», pero una ternera es la cría de una vaca: un bebé, y lo que te sirven en el plato es un trozo de ese bebé. Hace algunos años rescatamos del matarife a tres terneras, y yo tuve la posibilidad de trabar amistad con ellas. Descubrí que estaban llenas de alegría vital, que querían descubrir el mundo, tenían curiosidad y buscaban la amistad con los seres humanos. Para mí fue muy interesante poder conocer a esta clase de animales. Hoy para mí es inimaginable ir con el perno, matarlas, cortarles el cuello, desangrarlas y descuartizarlas solo para poder tener un trozo de carne en el plato".
Radio Santec
¡Aproveche el instante, aproveche el día!
Contemplemos el cielo en una noche estrellada y preguntémonos: ¿Qué es lo que sucede allí arriba? Dejemos que una gota de reconocimiento celestial alcance nuestro ánimo. La gota de la Sabiduría divina que dice: Usted, cada uno de nosotros, es un microcosmos especial, completamente individual dentro del macrocosmos material, más aún, dentro de un macrocosmos de sustancia más fina. Partamos de la base de que cada uno de nosotros es un microcosmos propio, específico, que está en contacto y en comunicación con el macrocosmos material y además también con el cosmos invisible.
Nuestra alma después de nuestra muerte física sigue viviendo. Vive en las constelaciones planetarias de un microcosmos más fino. El dónde y con qué grabaciones se marchó el alma, lo determina cada persona por sí misma según su vida terrenal, pues todas las decisiones tomadas en vida, ya sean a favor o en contra de la ley cósmica universal, se plasman en el grabado de su alma. Todo queda registrado y por todo hay que "rendir cuentas".
En todos los cosmos es válida la misma ley, también en relación a nuestro comportamiento respecto a los animales, plantas y minerales: «Lo que el hombre siembre, eso cosechará». Nada se pierde y todo queda plasmado. Toda actitud de ayuda, así como toda violencia está dibujada de forma precisa y se actualiza a cada instante en base a lo negativo y a lo positivo de la persona. Por eso sigamos la recomendación: ¡Aproveche el instante, aproveche el día!
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