Un cambio interno para salir de la crisis
Los pasados años han estado marcados por una profunda crisis de la que realmente aún no sabemos salir. Los analistas y políticos dicen ver el final, pero todo sigue igual o peor. Ciertamente esta crisis no es nueva, los entendidos dicen que comenzó algunos años atrás agudizandose en la actualidad. De la misma forma lo hace otras crisis en potencia, el cambio climatico y otra catástrofe más la compone el hecho de que más de mil millones de personas pasan hambre. Jean Ziegler, relator especial de la ONU calcula que diariamente mueren aproximadamente 100.000 personas de hambre o de sus consecuencias. Cada siete segundos muere de hambre un niño. Y a esto se suma otra crisis mundial que ya comenzó el año pasado, la competencia armamentista mundial en la que se invierten miles de millones.
Y aunque sería interesante seguir la pista a las causas que han dado lugar a estas graves crisis, ya existen fuentes de prestigio que analizan y estudian los diferentes aspectos de las mismas. Y si los detalles cientificos o tecnicos son importantes, tambien lo son los trasfondos espirituales y éticos, tambien el trasfondo psicológico colectivo.
En un sentido espiritual se podría afirmar que desde hace más de 37 años la situación de la humanidad ha cambiado positivamente, agudizandose desde los años 90. Así por ejemplo ya en el año 1993 se sabía qué acontecerá en el futuro, sí, un párrafo de una manifestación dada a través de Gabriele de Würzburg dice así: «Oh ved, las tempestades no solo han sido anunciadas, sino que llegan y arrasan en todos los continentes. Pero esto es sólo el comienzo. Continentes enteros se ponen en fluctuación pues las placas terrestres rotan cada vez más, ya que el magma de la Tierra se calienta, por lo que se calienta también toda la Tierra. Las personas pensáis a menudo en la atmósfera, que ya esta destruida, pero yo os digo que el magma se está calentando cada vez más y con ello muchas cosas se ponen en movimiento. La Tierra se calienta, el hielo se derrite, llegan las inundaciones y las tempestades las anteceden».
A pesar de que estas palabras fueron dichas públicamente ¿Hubo quien al escucharlas reflexionara sobre ellas? Hoy podemos decir que sólo unos pocos. Las Iglesias las ridiculizaron y los cristianos originarios en Vida Universal fueron acusados de fomentar el pánico. La profeta de Dios fue calificada de apóstol de los tiempos finales y los políticos en parte apoyaron los ataques de las Iglesias. En base al poco valor que las personas dimos a las advertencias manifestadas en los años 90 por el mundo divino, ése hace dos años volvió a manifestarse tendiendo nuevamente una mano. Esta reciente ayuda se podría interpretar como una protección interna ante las catástrofes y acontecimientos venideros, en esta ocasión Dios dijo: «Que se salve quien quiera dejarse salvar antes de que este mundo se acabe» Y llamó a dar un cambio interno.
Radio Santec
Mª José Navarro
24764815W
El régimen de terror del ser humano
Los animales que son las víctimas de la industria cárnica, llevan una existencia miserable en oscuros y estrechos establos. Por miedo y agresión se mutilan mutuamente y se les exigen condiciones de vida que los hacen enloquecer. Un tercio de las víctimas enferma de todos modos y muere en el corral. Después de la tortura en los establos sigue el camino al matadero, donde muchos llegan con los huesos quebrados, heridas y hematomas. Allí les espera el martirio final. Un miedo indescriptible se apodera de ellos cuando son empujados a través de estrechos corredores para ser sacrificados.
Los animales en los laboratorios son sometidos a torturas innecesarias, se les enferma, opera, trasplanta, amputa e inyecta veneno o se atraviesan sus cerebros con varillas metálicas. Anualmente se exterminan 300 millones de animales en todo el mundo por medio de experimentos. Por otra parte millones de animales que viven en libertad en bosques y campos son acechados y matados.
El hombre se baña en la sangre de los animales para saciar su apetito por la carne y en la caza su deseo de matar. A la mayoría esto les parece natural, pues piensan que los animales están para que los matemos y comamos. Así lo quiere la tradición que nos impide reconocer cuán monstruoso es el régimen de terror que el hombre ejerce en esta Tierra. Si no hubiésemos adormecido nuestra conciencia, notaríamos que se trata de un delito colectivo de dimensiones cósmicas, que no quedará sin consecuencias para el desarrollo de la humanidad.
Fundación Gabriele
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