lunes, 2 de diciembre de 2013

Artículos de opinión

 

Los peces también sienten dolor y miedo

Aunque en los mares de todo el mundo viven millones de especies de peces, se sabe mucho menos sobre la vida de estos que la de los animales terrestres. Sobre el suelo marino se sabe menos que sobre la superficie lunar. Sin embargo los hombres se sirven de los mares, y con técnicas cada vez más sofisticadas extraen a sus habitantes para ponerlos sobre el plato.

Aproximadamente la producción mundial de pescado en 2009 fue de 145 millones de toneladas, según informe de la FAO

Los peces están considerados entre los primeros seres vivos que poblaron el planeta, pero también como seres vivos más bien inferiores y menos desarrollados. De hecho hay restaurantes que incluyen a los peces en el menú vegetariano, es decir que hay muchas personas que no consideran a los peces como animales. De forma correspondiente se cuestionó durante mucho tiempo si los peces podían sentir dolor, puesto que la opinión oficial era que los peces no disponían de un sistema nervioso transmisor del dolor.

Pero en 2003 científicos de la Universidad de Edimburgo descubrieron que la trucha arco iris tenía en su cabeza 58 receptores del dolor y esto fue solo el comienzo. Después se descubrieron receptores del dolor en salmones, carpas y esturiones. Más tarde investigadores españoles descubrieron en los peces estructuras cerebrales semejantes a las del ser humano, como la amígdala cerebral y el hipocampo. Con todo ello se puede afirmar que estos seres vivos poseen estructuras cerebrales para sentir dolor y miedo. Lo que evidentemente al sector pesquero le cuesta aceptar sin más.

A pesar de esto los defensores de los derechos de los animales no suelen tener mucho éxito en su defensa de los peces, cuando lo cierto es que el trato del ser humano para con ellos puede considerarse como brutal. Un estudio publicado en la revista «Ciencia aplicada del comportamiento animal» en el que se investigó cuánto tiempo dura la agonía de los peces cuando se cubren con hielo, vino a demostrar que ésta puede durar más de 14 minutos. Pero el sufrimiento comienza antes, cuando las redes son sacadas del mar y muchos peces son aplastados o desgarrados. Cuando por fin son golpeados contra la borda del barco se asfixian agónicamente, y la mayoría de las veces se les extraen las entrañas estando aún vivos.

Si tal cómo demuestra la ciencia los peces sufren y sienten miedo, y si como sabemos igualmente también a través de la ciencia moderna, ninguna energía se pierde, deberíamos preguntarnos ¿cuál es la cantidad de energía, procedente del sufrimiento animal infringida por el ser humano a los seres vivos de este planeta? ¿Dónde estará tanto dolor acumulado? ¿Tendrá consecuencias sobre la especie humana? En base a la acción y reacción, es decir a la ley universal de causa y efecto, algún día vendrá a la humanidad aquello que esta ha causado a los reinos naturales y al planeta Tierra.

Radio Santec

Mª José Navarro

24764815W

www.radio-santec.com

La carne no es sólo superflua, también es dañina

Hace algunos años se publicaron informes donde se consideraba la alimentación vegetariana como una forma de alimentación incompleta y dañina para la salud, sin embargo esos estudios han perdido actualidad, y cuando surgen escándalos como el último que hubo por la dioxina en 2011, muchos medios de comunicación se expresan entonces a favor de una alimentación vegetariana y de pronto surgen estudios que vienen a demostrar que la alimentación vegetariana es más sana que la alimentación con carne. En realidad desde hace 20 años existen estudios detallados que demuestran que alimentarse sin alimentos de origen animal es mucho más sano.

Los numerosos estudios realizados con vegetarianos han demostrado que éstos viven más, sufren menos de cáncer, tienen menos enfermedades cardiovasculares y menos problemas de diabetes y sobrepeso. Pero ¿por qué la alimentación vegetariana es más sana que la alimentación cárnica? Los motivos pueden ser variados, aunque centrándonos únicamente en los fisiológicos descubrimos que la carne no sólo es superflua, sino que es dañina para la salud. Carne, embutidos y pescado provocan por ejemplo que el nivel de colesterol se eleve, lo cual es un factor de riesgo para la arterioesclerosis, que viene asociado a un elevado consumo de grasas saturadas, las que favorecen la formación de diabetes del tipo II.

Existen estudios que demuestran que la ingesta incrementada del hierro contenido en la hemoglobina de la carne, conduce a un estrés oxidativo por el exceso del mismo, lo que da lugar a radicales libres que pueden dañar las células.

Radio Santec

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