domingo, 9 de febrero de 2014

Artículos de opinión


Visitar al doctor pero también al médico interno

 

 

 

Cada día deberíamos hacernos conscientes de que nuestros pensamientos y nuestros diferentes estados de ánimo, con el tiempo actúan en nuestro organismo y producen en éste lo que con anterioridad depositamos en nuestros pensamientos. Esa forma de pensar afectó también a nuestro estado de ánimo y a nuestros sentimientos. Un descontrolado acceso de ira puede por ejemplo desequilibrar totalmente nuestros fluidos corporales, acidificarlos y convertirlos en tóxicos, de forma que terminarán actuando de forma correspondiente en nuestro cuerpo.

 

Lo que nos afecta puede tener eventualmente un factor desencadenante en lo externo, pero el causante no es otro que nosotros mismos. Lo que hemos grabado en nuestras células, sistemas celulares, órganos, en todas las reacciones y funciones corporales y en nuestra alma, ha sido una acción precedida previamente en nuestras sensaciones, sentimientos y pensamientos, y que inevitablemente ha producido una reacción correspondiente. Si en pensamientos disparamos a una persona, sentiremos en nuestro propio cuerpo el disparo, a no ser que antes reconozcamos nuestra propia carga y la disolvamos por medio de la purificación. Se podría decir que no importa lo que nos toque o afecte, premeditada y conscientemente nosotros mismos ya nos hemos afectado. De nosotros mismos surge  por lo tanto la enfermedad, de nosotros mismos surge la salud.

 

Si estamos dispuestos a abrir nuestro corazón para la fuerza de nuestro verdadero SER, para la fuerza del sanar y del volverse sano, deberíamos atenernos a las frases de enseñanza de Jesús de Nazaret que muestran el paso a la verdadera vida y que finalmente se encuentran todas ancladas en el Mandamiento principal de Dios: Ama al Señor, tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo. Pues cuanto más nos unamos con la gran y poderosa Ley de la vida y nos sintamos en consonancia con ella, tanto menos problemas nos dará nuestro cuerpo. Cada uno de nosotros determina por si mismo en qué medida se abre para la sanación completa de la totalidad.

 

Deberíamos adquirir la costumbre de  preguntarnos diariamente qué hay detrás de nuestras sensaciones, pensamientos, palabras y actos, también detrás de lo que queremos y deseamos, detrás de nuestras pasiones e impulsos instintivos. Pues para conseguir la luz de la sanación en el alma y mantener el cuerpo sano, se nos ha recomendado no cometer más las actitudes erróneas que hemos reconocido, los pecados. Ya Jesús de Nazaret mostró con toda claridad que relación guardaba el pecado con la enfermedad cuando dijo: Tus pecados te son perdonados, ve y a partir de ahora no peques más”.

 

Del libro: “La sanación a través de la fe. La sanación completa”

 

 

Vida Universal

Ana Sáez Ramirez

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www.editorialvidauniversal.org

 

 

 

Lo normal es no comerse a los amigos

 

 

 

Existen muchas personas que se consideran amantes de los animales. Por ejemplo en Alemania ocho de cada diez ciudadanos se califican como muy amantes de los animales. Este fue el resultado de una encuesta del Instituto alemán de investigación de mercado, en el que casi tres cuartas partes de los encuestados recalcaron que Alemania era un país muy amigo de los animales.

 

Daniel, uno de los cuidadores de animales de la Tierra de la Paz de la Fundación Gabriele considera que dicha cifra es sorprendente, puesto que los encuestados han relacionado la pregunta con los animales domésticos. Pues si bien es cierto que muchas personas son amigas de los caballos y aman a sus perros y gatos, la verdad es que son millones de especies animales las que habitan nuestro planeta, las mismas que reciben muy poco o ninguna ayuda o comprensión por parte de las personas, ya sea un animal herido en la carretera, aquellos que son afectados por los venenos esparcidos en los jardines, o los que terminan en el plato. En estos casos, como en muchos otros, se acaba frecuentemente la amistad con los animales.

 

Si se afirma: «Yo como carne, pero me declaro amigo de los animales», es al fin y al cabo una contradicción, ya que si como carne animal estoy tácitamente dando la orden de que se críen animales en granjas de cría intensiva con el consiguiente sufrimiento ocasionado, igualmente estoy dando la orden tácita de que alguien los mate y descuartice.

 

 

Radio Santec

www.radio-santec.com

 


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