domingo, 8 de marzo de 2015

Artículos de opinión


¿Fue Moisés el verdadero autor de todos sus libros?

 

 

 

Moisés recibió de Dios los Diez Mandamientos, que una vez más hicieron que la humanidad comprendiese que existe un único Dios. El primer Mandamientos dice: "Yo Soy el Señor, tu Dios, no debes tener otros dioses aparte de Mí". Por medio de Su profeta, el Eterno quería conducir a los seres humanos a la tierra prometida. Para ello les regaló a través de Moisés, expresado en palabras sencillas, los Diez Mandamientos como reglas de vida para cada persona que quiso, y quiera también en la actualidad, honrar en su vida al único Dios. Pero Aarón, el hermano mayor de Moisés, se apartó de los claros Mandamientos del único Dios, y volvió a erigir un sacerdocio de cultos creando una religión de culto que puso al sacerdocio, con su culto idólatra, por encima de la Palabra del Eterno. Siendo muy significativo que él mismo fuese el primer sumo sacerdote de su religión de culto. Entretanto, las instituciones eclesiásticas ya no niegan el hecho de que en realidad no fue Moisés quien escribió los "cinco Libros de Moisés", pues mucho de lo que está contenido allí son palabras que fueron puestas intencionadamente en la boca del profeta de Dios. Mucho de lo que allí se dice está en enorme oposición a lo que el Eterno enseñó en Sus Mandamientos a través de Moisés.

 

El Mandamiento que dice: "No debes matar", fue ignorado y tergiversado a favor de los cultos sacerdotales, en tanto a los sacerdotes del nuevo culto, del culto de Aarón, se les ordenó sacrificar animales, que son criaturas del Uno universal, como víctimas sobre el altar que se convirtió en patíbulo de animales, en honor del culto sacerdotal. Sin embargo Moisés, el profeta de Dios, se mantuvo firmemente fiel a los Mandamientos de Su Dios quien ordenó claramente: "No debes matar". Sin embargo a través de los sacerdotes se impusieron leyes de culto litúrgico en nombre de Moisés. El Dios de la vida al parecer habría sentido placer con el hecho de que la sangre de Sus criaturas salpicara los altares, de que se sacrificara para Él, el Eterno, la grasa de corderos y novillos inocentes como "aroma para aplacar al Señor", según decían. Nada menos que Él, el Eterno, habría ordenado presuntamente asesinar, linchar, saquear y robar. El resultado fue que muchas personas no hicieron caso de las palabras de Dios dadas a través de Su profeta y en su lugar obedecieron las numerosas leyes sacerdotales que, si bien les limitaban y coartaban, les dejaban un mayor margen para una vida ética y moralmente depravada.

 

Así se fue generalizando el culto sacerdotal donde debía haber prevalecido el conocimiento de Dios, vicios en lugar de una ética superior, sacrificios de animales en lugar del sacrificio de los pecados en el altar interno. La llamada de Dios a través de Moisés se extinguió en gran parte y fue cubierta enteramente por cultos sacerdotales y prescripciones legales. Pasaron los años, las décadas, los siglos. Por medio del cumplimiento de los Mandamientos de Dios, los seres humanos habrían podido encontrar la libertad y la paz, pero se ataron nuevamente a cultos que les posibilitan seguir cultivando sus viejas costumbres, aquellas que habían adquirido junto a los calderos de carne en Egipto.

 

 

Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)

       De la publicación: "De Abraham a Gabriele"

www.editorialvidauniversal.com

 

 

Las muchas vidas de cada uno

 

 

La reencarnación en algunas ocasiones es una opción, pues según el caso no necesariamente tenemos que volver a encarnar otra vez. Tan pronto como el alma se haya vuelto más luminosa y ya no tienda a la reencarnación, a la Tierra, puede purificarse en los ámbitos de purificación, donde tambien puede recorrer el camino de regreso al Hogar eterno, que es la meta final.

 

En el libro «Origen y formación de las enfermedades», de la Editorial Vida Universal, leemos: «Un alma se puede encarnar muchas veces y recorrer muchas vidas, hasta que por medio del autorreconocimiento, la realización y la aceptación del acto redentor de Jesús, recorra el camino espiritual de la purificación y ennoblecimiento de su ego, aumentando así la luz redentora que actúa en él. Tarde o temprano cada uno tendrá que llevar a cabo la purificación del alma en esta vida o en posteriores, para volver a ser de nuevo conscientemente la imagen fiel del Padre eterno».

 

No necesariamente tenemos que ir a una nueva encarnación, a no ser que nos sintamos atraídos a la materia. Aunque si en la consciencia del alma no hay otra cosa que el deseo de volver a la Tierra, el alma tenderá de nuevo a la siguiente encarnación. Pero si se ha llegado a realizar un cierto proceso de purificación, tales almas ya no sentirán el deseo de volver a la Tierra, a una nueva encarnación, por lo que podrán seguir purificándose y desarrollándose en los llamados ámbitos de purificación.

 

 

Mª José Navarro (24764815W)

Basado en el programa de TV: La reencarnación Nº 4

www.radio-santec.com

 

 


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