domingo, 6 de diciembre de 2015

Artículos de opinión


¿Le asustaría oír un disparo en mitad de la noche?

 

 

 

¿Qué nos quiere decir que los animales salgan huyendo a toda prisa cuando nos ven, y que las plantas tiemblen por el comportamiento, la conducta o la motivación agitada del paseante que atraviesa bosques y campos caminando con descuido, pisoteando todo tipo de plantas? Para el paseante es natural salirse del sendero aunque con ello se pisoteen plantitas que no llegarán a su plena floración, o cortar una flor antes de haberse desarrollado totalmente arrancando incluso también la raíz y que luego será arrojada con descuido al suelo.

 

En su casa, en los bosques y campos, los animales no encuentran verdadera tranquilidad, nunca están del todo seguros, porque apenas el caminante ruidoso retoma el camino de regreso, entra furtivamente el cazador al anochecer quien acechará a los animales salvajes hasta que estos se coloquen delante de su escopeta para matarlos de un disparado, lo que equivale a fusilarlos.

 

Si a algún lector e incluso a alguna persona amante de pasear por el campo esto le parece natural, imagínese lo siguiente: ¿Cómo se sentiría usted si estando a punto de conciliar el sueño le despertara una fuerte explosión en un lugar cercano, sin saber qué está ocurriendo o qué debe hacer para ponerse a salvo?, esto es igual a que un cazador aniquile de un disparo a un animal indefenso y asustado. Además en ocasiones el disparo no es mortal, lo que significa que el animal herido deambulará durante horas o días con tremendos dolores hasta que muera miserablemente. En caso de tratarse de una hembra con crías lactantes, con toda probabilidad tras su muerte éstas también sucumbirán por inanición.

 

Esto es a lo que muchos cazadores y defensores de este mal llamado deporte definen como protección y conservación del medio ambiente. Para quienes defienden la doctrina eclesial que dice que los animales son pobres en sentimientos y que carecen de alma inmortal, seguramente sea así, pero no lo es en absoluto. Por eso estimado lector si con estas breves explicaciones hemos conseguido que se haya sensibilizado y por lo tanto que reflexione antes de dar su paseo campestre, intente comprender cómo se sienten los animales cuando después de olisquear el ánimo explosivo de una persona alterada, reaccionan de forma correspondiente.

 

Los animales quieren vivir en paz con los seres humanos quienes los deben proteger y cuidar, porque los hombres somos sus hermanos mayores. Los animales quieren alzar la vista hacia los seres humanos, pues desean vivir con nosotros y ser nuestros amigos, sin embargo no quieren que los hombres los maten, no quieren ser utilizados para ser consumidos, que experimentemos con ellos o servir de entretenimiento, es decir ser utilizados únicamente para nuestro provecho.

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

De la publicación: "La unidad universal que habla"

www.editorialvidauniversal.com

 

 

Toda causa recibirá antes o después su eco

 

 

Una vida en la Tierra que se oriente únicamente hacia la materia es tiempo perdido y energía derrochada. Después de un paso así por la Tierra, el alma volverá a encarnarse y a pasar por el camino de la materia hasta que despierte y vaya por el camino de la luz interna. La humanidad se ha vuelto ignorante respecto a estas leyes a causa de las ataduras eclesiástico-dogmáticas, no captando el profundo sentido de la vida terrenal.

 

Muchos hombres acusan a Dios por sus enfermedades y fracasos, ya sean golpes del destino de diversa clase, pobreza, miseria, ataques por parte de otros, disputas familiares o incluso desavenencias por divorcios y muchas cosas más, en general por todo aquello que el mar de causas y efectos, por ellos creados, arroja a la playa. Sin embargo antes o después aparecerán los efectos de cada causa, pues ningún alma se libra de tener que reconocer las causas por ella creadas y de arrepentirse de ellas, para que la mano de Dios, que siempre ayuda, pueda actuar. No importa si el alma se encuentra encarnada en la tierra o en los planos astrales, toda causa recibirá antes o después su eco.

 

El hombre sabe que a cada acción le sigue una reacción, esto significa que a cada causa le sigue su efecto. Ya Jesús de Nazaret lo dijo: aquello que sembréis eso cosecharéis. Por eso también es falsa la opinión generalizada de que Dios es un dios que castiga.

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

De la publicación: "la Reencarnación"

                                                                                        www.editorialvidauniversal.com

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