domingo, 22 de mayo de 2016

Artículos de opinión


 

¿Qué indican los diferentes colores de tu aura?

 

 

 

Al cuerpo de un ser divino se le llama ser espiritual y, a diferencia de nuestro cuerpo físico está formado por una estructura de partículas en vez de células, huesos, tendones, ligamentos y nervios. Un cuerpo divino es un cuerpo absolutamente flexible, a través del cual irradia la infinita fuerza originaria, la ley de la existencia eterna, la Consciencia universal. La formación de las escamas de un pez nos puede servir de ejemplo para comprender cómo está formado un cuerpo divino, puesto que las partículas del cuerpo divino están dispuestas como las escamas, es decir capa a capa, las unas junto a las otras y superponiéndose.

 

Sin embargo las partículas del alma están cargadas de culpa, es decir, la irradiación de un alma corresponde a las cargas que se impuso con anterioridad como ser humano con su comportamiento contrario a la ley cósmica universal del amor a Dios y al prójimo, los seres humanos lo denominamos «pecados». De esta forma, los pecados que alguien cometió como ser humano y no purificó, entraron como sombras en las correspondientes partículas del alma.

 

El alma por lo tanto porta los vestidos de su alma en base a su propia irradiación, es lo que denominados aura. El aura rodea al alma reflejando las cargas que lleva consigo exactamente en ese momento. Los diferentes matices de color que presentan sus cargas se llaman los vestidos del alma, que sin embargo nadie diseña ni cose, el alma misma es su propio diseñador en base a su conciencia activa del momento. Es decir que en base a su irradiación así lleva el vestido del momento, que envuelve al alma y es su vestido energético actual.

 

Si el alma ha purificado sus rasgos de carácter, los que corresponden a su imagen actual, se dirigirá a los próximos pasos en otras constelaciones planetarias. En este nuevo camino el alma tiene que reconocer, frecuentemente de forma dolorosa, aquello que contiene su grabado, por ejemplo comportamientos contra personas, también el maltrato a animales, el consumo de su carne, también si se ha ultrajado a la naturaleza y explotado la Tierra también está registrado en el alma del así llamado pecador.

 

A lo largo de los caminos de peregrinaje del alma, va cambiando el aspecto del cuerpo anímico. Cuanto más se desarrolle el alma en el sentido espiritual, es decir, cuanto más reconozca su grabado, se arrepienta de él, lo purifique y lo expíe frecuentemente de forma dolorosa, se transforma la estructura del cuerpo espiritual, pues los vestidos del alma se vuelven más luminosos. El cuerpo de sustancia en gran medida fino, se va volviendo más luminoso y los rasgos fisonómicos se vuelven más nobles. Paso a paso el alma se aproxima a su Hogar verdadero y eterno, y muy paulatinamente se abre su entidad divina, el ser espiritual de sustancia netamente sutil. Por tanto depende completamente de cómo se decida el alma: o bien en el sentido ascendente o a una nueva encarnación.

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

Del programa: "La reencarnación"

www.radio-santec.com

 

El miedo al infierno es una buena fuente de ingresos

 

 

Con el miedo a la condenación eterna, es decir, al infierno, se han podido hacer buenos negocios en todos los tiempos, también actualmente. El pecado mortal y la condenación eterna son una invención de las iglesias, especialmente una trampa magnética de la Iglesia  católica, pues a través del miedo al fuego eterno de sus fieles, se han recogido literalmente buenos óbolos durante cientos de años. Los perjudicados por ello eran por supuesto los fieles, ya que quien tomaba en serio la enseñanza de la iglesia en esa materia y disponía aún de una conciencia intacta, perdía la alegría de vivir.

En un pasaje del libro "Delito Vaticano. Jesús acusa", el autor Uli Weyland pone en boca de Jesús el siguiente párrafo: "Yo prediqué el Reino de Dios, la Iglesia ha predicado el infierno. El Dios con el que amenaza está organización es el del Antiguo Testamento y no el de mi Buena Nueva. En lugar de amor y misericordia introduce temor en los corazones de las personas, viola el alma y el entendimiento."

La trágica riqueza de las Iglesias está basada en sangre y miedo, sangre por las matanzas indiscriminadas en pos de la catolización, y miedo por el horror astutamente tejido por las iglesias con el que tener a las personas, de por vida,  bajo su dominio. Además con arrogarse el poder de perdonar los pecados y con ello de conducir al cielo, el poder es total.  Hábilmente se tergiversó el que Pedro posee las llaves del cielo.

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: "El año sacerdotal" que se emite por Sophia TV  América

www.editorialvidauniversal.com

 

 

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