domingo, 13 de noviembre de 2016

Artículos de opinión



 

Hablar mal de los demás es un vicio

 

 

Destacado: "Aquello que achacamos al prójimo eso mismo o algo parecido está también en nosotros".

 

 

La mayoría de las personas a lo largo de su vida se habrán preguntado en alguna ocasión ¿para qué vivo? Sin embargo para poder captar correctamente el sentido de nuestra vida, tendremos que mirarnos al fin y al cabo a nosotros mismos, iniciando en algún momento la búsqueda de por qué estamos en esta Tierra y quiénes somos. Así descubriremos que precisamente estamos en esta Tierra para reconocer quiénes somos: seres espirituales en vestido terrenal, que en la escuela de vida Tierra deben desarrollar de nuevo su ser interno, el amor.

 

No estamos aquí para juzgar a nuestro prójimo, para hablar de él e inventar historias o cuentos sobre él, para descalificarlo y para con ello sobrevalorarnos nosotros mismos, sino que estamos aquí para reconoceremos a nosotros mismos, para trabajar en nosotros, para volvernos personas útiles que se hacen responsables de su verdadera vida de forma altruista. Tenemos que reconocer finalmente que aquello que hace el prójimo, es cosa que atañe a Dios, ni a nosotros ni a nuestro interlocutor.

 

Aquel que tiene un amor aún pequeño se esfuerza continuamente en menospreciar a otros, en presentarlos como faltos de amor, lo que sucede porque él mismo posee poco amor. Lo que significa que esta persona no puede dar, sino que desea tomar, y por ello menosprecia a sus semejantes, para otorgarse valor a sí misma. El hablar siempre de nuestro prójimo, y la mayor parte de las veces de forma negativa, es un vicio muy perjudicial. Y solo cuando reconocemos que lo que hace el otro es únicamente asunto suyo y no nuestro, porque nosotros estamos igualmente cargados con faltas, errores y pecados, podremos dejar este vicio. Deberíamos preguntarnos a cada instante: ¿Cómo me sentiría si mi vecino o mi compañero de trabajo hablaran negativamente de mí y me despreciaran cada vez que me ven? Lo que no quiero que me hagan a mí, no se lo debería hacer yo tampoco a nadie. Estas palabras tienen un significado profundo, también en el sentido espiritual.

 

Cada persona ha de aprender a vencerse a sí misma para liberar su alma de las cadenas del yo inferior personal. Por eso no sirve de nada juzgar al prójimo. Esto no es legítimo y alberga en sí una carga para aquel que habla negativamente de su prójimo. Estimado lector, dese cuenta de que aquello que achaca a su prójimo eso mismo o algo parecido está también en usted.

 

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

De la publicación: «Con Dios es más fácil vivir»

www.editorialgabriele.com

 

 

El hombre y la Tierra están en comunicación, ¿pero cómo?

 

 

 

Los científicos hablan de la próxima inversión de los polos, sin precisar si tendrá lugar dentro de 50 ó 1000 años. Esto significa que los polos intercambian su posición. Y en base a las simulaciones hechas por ordenador, el campo magnético de la Tierra será caótico por muchos años. Pero si el campo magnético terrestre es un escudo protector contra la irradiación cósmica ¿qué ocurrirá cuando se debilite? Que una potente emisión de rayos gamma acabará con gran parte de la humanidad. Además, a causa del magnetismo, el organismo de personas y animales tampoco podrá llevar a cabo sus funciones. De hecho no se sabe si se podrá seguir viviendo con la forma que conocemos actualmente. De modo que nos encaminamos a un futuro incierto.

 

Pero hace 40 años a través de la palabra profética dada a través de Gabriele, llegaron a la humanidad mensajes como el siguiente: «Los campos magnéticos son ámbitos de vibración de diferentes tipos, que en conjunto son llamados campo magnético terrestre. Ellos son los "puntos neurálgicos" de la Tierra y al mismo tiempo los espejos del planeta habitado. Por consiguiente cada ser humano tiene sus campos energéticos y magnéticos de acuerdo a su forma de pensar y actuar. Entre sus campos magnéticos y los campos magnéticos de la Tierra existe una acción recíproca constante. Cada continente tiene su campo magnético, que de acuerdo con sus metales acumulados, minerales y riquezas del subsuelo, emite vibraciones que son transmitidas por las corrientes magnética a toda la Tierra y a todo lo que vive en ella: hombres, animales, plantas y piedras»

 

 

José Vicente Cobo (45277997j)

Del programa: «Siembra y cosecha», que se emite por Sophia TV América

www.radio-santec.com

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