viernes, 22 de diciembre de 2017

Artículo especial de Navidad



¿Fue el nacimiento de Jesús un acontecimiento tan idílico?

 

 

 

La iglesia católica sostiene que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo, no por José. Pero si esto fuera así Dios seguramente también hubiera querido que el hijo de María naciese de forma espiritual y no natural, pero sin embargo el parto y el nacimiento de Jesús se produjeron de forma natural. Lo que indica que Dios se atiene a Sus Leyes naturales. La iglesia católica y su jerarquía siguen sin admitir el hecho del engendramiento natural  de un hijo. Pero  ¿por qué no es aceptado el engendramiento de un niño deseado con el corazón y con el deseo de que vea la luz de este mundo? Para nosotros los cristianos originarios, regalar la vida a un niño está en la Voluntad de Dios, eso es ley natural, y no fue otra cosa lo que hizo José el carpintero de Nazaret.

 

Vosotras, las que sois madres, podéis haceros consciente de cómo sucedió el acontecimiento de Belén: una mujer en estado de gestación avanzado, buscando albergue sobre una mula. Las carreteras pedregosas, rocosas e irregulares, seguro que el animal tropezaba. La mujer era sacudida y todo su cuerpo se movía. Dolores y más dolores. María sentía cada vez más claramente que había llegado el momento. Piense usted estimada mujer en el nacimiento de su primer hijo, ¿cómo fue? Seguro que contó con la ayuda de familiares y conocidos, tal vez recibió ayuda en una clínica. Pero María no tenía hogar, ni siquiera una habitación disponible, tampoco una comadrona que le ayudase a dar a luz a su hijo. Ningún apoyo, ninguna atención.

 

Y vosotros los que sois padres, ¿cómo os sentiríais sabiendo que vuestra mujer en avanzado estado de gestación pronto dará a luz? El hijo deseado ya quiere venir al mundo, pero nadie da cobijo a sus cansados padres en ningún lugar. Llaman a una y otra puerta, a este albergue y al otro, en una posada y en otra, siempre con la esperanza de que pronto tendrán una habitación en la que podrá nacer el niño. Pero no. Una y otra vez se les cierran las puertas. Comienzan los dolores de parto cada vez más fuertes. Y aún siguen sin cobijo. ¿Tendrá que nacer el niño al aire libre y bajo la fría noche? Estimado lector ¿qué siente usted?

 

Por favor háganse cargo del momento que tuvieron que vivir María y José, pues el camino sobre el duro lomo de su mula continuó durante muchas millas. Agitada, sacudida y envuelta por un frío mordaz comenzaron los terribles dolores de parto. El miedo de tener que dar a luz al aire libre quería sobrecoger a María, pero ella una y otra vez recordaba al ángel Gabriel, quien le trajo el mensaje del Padre eterno del amor.

 

Por fortuna tras llamar a una puerta una anciana les dijo: "Desgraciadamente no os puedo acoger. Pero os puedo ofrecer un establo" (en algunos escritos se habla también de una cueva), en cualquier caso la necesidad era grande, y allí los animales acogieron a la pareja. Hagámonos conscientes de que fueron los animales quienes acogieron a María y a José y dieron su calor al recién nacido.

 

Estimado lector este año, como tantos otros, estarán sentados a la mesa disfrutando de su cena o comida navideña, que muy probablemente será un trozo de carne. Quien toda su vida lo ha hecho así apenas se percata de nada extraño. Pero párese un instante y reflexione: tal vez fue un animal como ese quien dio calor al Niño Jesús, y ese animal también respiraba. No importa que hayan pasado más de 2000 años, pónganse por un instante en el lugar de María y José y pregúntense: ¿No se alegrarían profundamente de que justo el animal, del que ahora se están comiendo un trozo, regalase calor con su cuerpo y su aliento a su hijo recién nacido en un establo, y que además dejase su pesebre y su paja donde poder recostarlo?

 

Mª José Navarro (24764815W)

Del programa: "El mensaje del Ángel Gabriel"

www.radio-santec.com

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario