lunes, 21 de mayo de 2018

Artículos de opinión

¿Cómo será mi vida en el Más allá?


Muchas personas preguntan qué habrán sido en sus vidas anteriores, o si sus cargas y su destino actuales están determinados por su vida anterior. No deberíamos querer averiguar qué hemos causado en nuestros tiempos pasados, por ejemplo si en encarnaciones anteriores fuimos ricos o pobres, soberanos o súbditos. Decisivo es lo que pensamos y hacemos ahora. Solo esto es determinante e importante.

Se nos ha puesto en esta vida para superar lo que reconocemos ahora, no para preguntar qué fue ayer o qué será mañana. Nuestro mañana y pasado mañana dependen única y exclusivamente de nuestro hoy. Cómo sentimos, pensamos y obramos hoy, tan solo esto tiene valor. Solo esto influye en nuestra vida actual configurándola.

El nacimiento contiene ya en sí la muerte. Quien tenga presente esto vivirá conscientemente. Deberíamos entonces reconocer que cada instante no empleado o mal aprovechado es en verdad un tesoro perdido. Igualmente cada pensamiento vano o negativo, cada acto infructuoso y cada palabra inútil es fuerza desperdiciada.

La muerte es solo el paso a otra forma de existencia. No somos más un ser humano, sino alma. Nuestro cuerpo de materia fina se encuentra en otro estado físico sustancial, que no se puede ver con los ojos físicos. Nosotros no podemos imaginarnos la vida del alma en los ámbitos del Más Allá, allí existe una diferencia esencial entre la vida de aquellos que pasan dormidos espiritualmente y la ida de las almas que llevan consigo una consciencia elevada. 

Así como en nuestros sueños creemos que estamos activos y sin embargo no lo estamos, del mismo modo le sucede también en el Más allá al alma que no ha despertado y que no está iluminada: su actividad no es real. Como en la vida que tiene lugar en los sueños, el alma cree llevar a cabo esto o lo otro, y sin embargo es solo sueño, no realidad. Ella vive todavía en su mundo de pensamientos humanos de antes, solo que ahora en un mundo de sueños. Del mismo modo que a los seres humanos no se nos puede hacer responsables ni castigar por la vida que tienen lugar en nuestros sueños, así es también con el alma que no ha despertado. A ella no se le puede responsabilizar por la vida que tiene lugar durante su sueño, por aquello que realiza en una especie de estado de somnolencia. De ahí que el alma dormida y no iluminada no cree ningún nuevo destino. Si en los ámbitos del Más allá no ha reconocido ni realizado nada, ella trae de nuevo a la Tierra, a una nueva encarnación, su libro del destino sin que este haya sufrido cambio alguno. Por ello deberíamos empeñarnos incansablemente en conducir nuestra alma a un nivel espiritual elevado, no dejándonos ir en ningún instante, sino esforzándonos continuamente en ennoblecernos.



José Vicente Cobo (45277997j)


De la publicación: "Con Dios es más fácil vivir"


www.editorialvidauniversal.com




¿Qué será de mí tras mi muerte?


 

Contemplemos el cielo en una noche estrellada y preguntémonos: ¿Qué es lo que sucede allí arriba? Dejemos que una gota de reconocimiento celestial alcance nuestro ánimo. La gota de la Sabiduría divina que dice: Usted, cada uno de nosotros, es un microcosmos especial, completamente individual dentro del macrocosmos material, más aún, dentro de un macrocosmos de sustancia más fina. Partamos de la base de que cada uno de nosotros es un microcosmos propio, específico, que está en contacto y en comunicación con el macrocosmos material y además también con el cosmos invisible.


Nuestra alma después de nuestra muerte física sigue viviendo. Vive en las constelaciones planetarias de un microcosmos más fino. El dónde y con qué grabaciones se marchó el alma, lo determina cada persona por sí misma según su vida terrenal, pues todas las decisiones tomadas en vida, ya sean a favor o en contra de la ley cósmica universal, se plasman en el grabado de su alma. Todo queda registrado y por todo hay que "rendir cuentas".


En todos los cosmos es válida la misma ley, también en relación a nuestro comportamiento respecto a los animales, plantas y minerales: «Lo que el hombre siembre, eso cosechará». Nada se pierde y todo queda plasmado. Toda actitud de ayuda, así como toda violencia está dibujada de forma precisa y se actualiza a cada instante en base a lo negativo y a lo positivo de la persona. Por eso sigamos la recomendación: ¡Aproveche el instante, aproveche el día!


  


Mª José Navarro (24764815W)


Del programa de radio: "El camino del olvido"

www.radio-santec.com

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