¿Puede el planeta Tierra seguir ayudándose a sí mismo?
El concepto de Cambio Climático ha sido durante mucho tiempo rechazado y calificado como un escenario de horror en el que creían algunos catastrofistas aislados. Sin embargo hoy ya no es un pronóstico si no que se ha vuelto una realidad con evidentes consecuencias para el planeta, las plantas, los animales y también para el ser humano. El cambio climático ya no es un escenario de futuro si no que se haya en pleno proceso, a pesar de que las consecuencias en Europa sean apenas perceptibles. Sin embargo a nivel mundial sí que empieza a mostrar su cara menos amable.
Posiblemente en el año 2100 se haya producido un aumento de temperatura de 5 grados, con lo que el nivel del mar subirá un 60% más rápido de lo que el Consejo del Clima mundial (IPCC) supuso en un principio. Un desarrollo imprevisible que intranquiliza a científicos de todo el mundo, pues al derretimiento de los glaciares, las inundaciones, gotas frías, riadas, sequías e incendios forestales hay que sumar una cantidad de CO2 emitida a la atmósfera como nunca hubo. Qué duda cabe de que las situaciones extremas del clima irán en aumento, y que el ser humano es el culpable de todo esto. Por ejemplo para el meteorólogo e investigador Mojib Latif, Director del Instituto GEOMAR en la ciudad de Kiel, las causas son claras: «Actualmente estamos cargando el sistema Tierra de un modo tan intenso como nunca se ha dado en la historia de la humanidad. Estamos realizando una sobreexplotación de la Tierra, gastamos a una velocidad vertiginosa los recursos naturales como por ejemplo los combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, y esto tiene sus consecuencias. Por ello nos encontramos en una nueva era de la tierra, que podría definirse como el Antropoceno. Con ello se indica claramente el origen humano de esta nueva época.»
La influencia del ser humano sobre el ecosistema de la Tierra es tan agresiva como nunca en la historia de la Tierra. Ciertamente la Tierra ha superado en épocas pasadas impactos de meteoritos y la inversión de los polos, por lo que la capacidad de regeneración del planeta no es cuestionable, ya que bosques y mares actúan como amortiguadores. Pero, ¿sigue el planeta estando en condiciones de ayudarse a sí mismo? A este respecto, el profesor Latif declaró: «El problema con el cambio climático es que las fuerzas de autocuración de la Tierra ya no pueden actuar, porque nosotros hacemos todo demasiado rápido. Por poner un ejemplo, los combustibles fósiles se han creado en la Tierra en un proceso de millones de años, y nosotros los estamos consumiendo en un abrir y cerrar de ojos, y esto la Tierra no puede amortiguarlo.»
Ana Saez Ramirez (45.271.959 R)
Del programa: Foro de la ciencia "Cambio Climático" 26
El mismo San Agustín no confiaba en la Biblia
Una de las investigaciones más minuciosas de los últimos tiempos constata que el Nuevo Testamento es una compilación de libros que autorizaron e impusieron algunos obispos cristianos de dos concilios que se celebraron más de 300 años después de la muerte de Jesús.
Esto también lo sabía san Agustín cuando explicó que él no podría confiar en la Biblia, a causa de sus numerosos errores si la Iglesia no le diera la garantía por ella. Con ello la Biblia ya no se muestra como la palabra de Dios que nos trajo Jesús de Nazaret sino más bien como la palabra de la Iglesia. Así quedarían fuera de la Biblia cosas como las palabras a Pedro sobre una Iglesia oficial que Jesús jamás quiso, o las palabras sobre el perdón de los pecados como una misión absolutoria para los sacerdotes, la desaparición gradual de la ley de siembra y cosecha, o el mandato de bautizar que llevó a la cristianización forzosa y al asesinato. Sin embargo, pese a todos los errores al copiar, corregir y compendiar los textos bíblicos, se conservaron elementos importantes del mensaje de Jesús: Su Sermón de la Montaña, el ejemplo de Su vida y ante todo Su acto redentor.
Dios no se ata ni a letras ni a textos. En todos los tiempos rompió estas limitaciones por medio de personas iluminadas, místicos, personas que oían la palabra interna, y videntes proféticos. Así ocurre de nuevo en la actualidad en la persona de Gabriele de Würzburg.
Maximiliano Corradi
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