domingo, 8 de junio de 2014

Artículos de opinión

Año 2030: fecha límite

Se podría decir que en la medida en que se evidencia el cambio climático, las alergias se hacen notar de una manera creciente en la población mundial. A la par que la concentración de polen aumenta, las enfermedades tropicales se expanden de forma alarmante. Teniendo que admitir, tal como dijo el investigador y meteorólogo Mojib Latif, que siendo el ser humano uno de los causantes del cambio climático, ahora tiene que sufrir las consecuencias. Lo que desde un punto de vista científico es algo totalmente lógico, puesto que existe una ley universal de acción igual a reacción, es decir una Ley de Causa y efecto.

 

En nuestro caso, el calentamiento global de la Tierra será la causa, y la extensión de agentes patógenos será el efecto. Este axioma también se conocía en la antigüedad. Demócrito fue uno de los primeros filósofos que defendió de forma amplia el principio de causalidad. También Jesús de Nazaret habló de esta legitimidad, relacionándola sin embargo con la vida y la obra del ser humano en su conjunto. Él dijo: «Lo que el hombre siembre eso cosechará.» También en la actualidad y por medio de la palabra profética dada para esta época se exhorta al ser humano a cambiar y a dar la vuelta antes de que los efectos le alcancen. En el año 2001 tuvo lugar una manifestación del Espíritu de Dios dada a través de Gabriele, la profeta y enviada de Dios para nuestro tiempo, de la que reproducimos un párrafo: «¡Dejad de talar y quemar los bosques quitándoles a los animales y al campo el espacio vital! Devolvedles su espacio de vida a los bosques, campos y praderas, de otra manera vuestro destino, que vosotros mismos os habéis impuesto, os quitará vuestro hogar y propiedad y vuestras fuentes de alimentación, a través de catástrofes en todo el mundo, que vosotros mismos habéis creado a raíz de vuestro comportamiento contra la vida, contra los reinos de la naturaleza, incluidos los animales.»

 

Por tanto encontramos una y otra vez esta indicación de la Ley de Causa y efecto, lo que es perfectamente comprensible, pues lo que hacemos a la Tierra, a la naturaleza y a los animales nos concierne también a nosotros los seres humanos. Esto no significa que nos vayan a alcanzar los efectos inmediatamente, pero sí en algún momento. Aunque sin ir más lejos ya actualmente esto se muestra con el cambio climático, pues el rumbo de la humanidad se dirige a la colisión climática. De hecho deberíamos lograr dar la vuelta en los próximos 20 años, ya que si no lo conseguimos antes del 2030, tendremos que enfrentarnos a consecuencias impredecibles con respecto al clima.

 

Lo que sólo parece preocupar mínimamente a la comunidad internacional a pesar de que la Casa Blanca ha hablado seria aunque tímidamente sobre las consecuencias que se avecinan, lo que esperemos ayude a concretar medidas efectivas. Apenas hay un país dispuesto a comprometerse a unos objetivos de reducción. Entretanto las consecuencias del cambio climático se hacen más ostensibles: el tiempo hace cabriolas, el hielo de Groenlandia amenaza con derretirse, proliferan los incendios, aumenta el nivel del mar y también las enfermedades.

 

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)

                                                                                                                                                                                Foro de la ciencia "Cambio Climático" 26

www.radio-santec.com

 

 

 

¿Es la enfermedad una casualidad?

 

 

Muchos animales son criados para fines de investigación, porque los científicos son de la opinión de que los animales no poseen la capacidad de sentir. Esta actitud corresponde a influencias demoníacas que tienen como objetivo deformar la Creación del Creador. Con ello los científicos insensibles persiguen, entre otras cosas, investigar determinadas enfermedades o probar en animales la reacción de medicamentos de recientemente creación, detectando cómo reaccionan los animales. Y si los animales reaccionan es porque ellos también sienten. De forma similar a los hombres los animales sienten el sufrimiento, el dolor y también el miedo ante la muerte antinatural.

 

¿Pueden servir de algo los experimentos con animales cuando las causas de la enfermedad del hombre no se encuentran en su cuerpo, sino en su alma, que es desde donde fluye la enfermedad? Un medicamento que ha sido testado en un animal y que es considerado como apto, no puede curar la causa en el alma de un hombre. Por ello un medicamento no proporcionará ninguna ayuda de trascendencia para el cuerpo, puesto que las causas se encuentran en el alma, y en base a la Ley de Siembra y cosecha, ésta se activa y se vierte en el cuerpo humano.

 

Mientras se sigan matando animales, se les extraigan órganos, se les contamine, se les amputen miembros y se les use para fines de experimentación, el hombre seguirá yendo a la "mesa del carnicero", es decir a la mesa de operaciones.

 

 

 

            Maximiliano Corradi

            De la Publicación: "Tú el animal, Tú el hombre".

www.editorialvidauniversal.com

 


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