miércoles, 3 de octubre de 2012

Artículos de opinión

Estimados amigos:

Les envíamos estos artículos en la semana 39 de 2012, para que lo publiquen en su medio de comunicación. Le agradezco por su colaboración.

Saludos de Mª José Navarro

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Separarnos de la naturaleza tendrá graves consecuencias

 

 

El hombre debería estar en unidad con la naturaleza, es decir, debería mantener y vivir en unidad con la naturaleza y los animales. De hecho el ser humano aún no es consciente de que cuando se destruye esa unidad, hay consecuencias perjudiciales para él. Jesús de Nazaret ya lo anunció: "lo que siembres cosecharás", pero esta frase que debería conocer todo aquel que se denomina cristiano parece no ser tomada en consideración.

 

Actualmente también tenemos indicaciones de Cristo dadas a través de la palabra profética, a través Gabriele, la enviada y mensajera de Dios para nuestro tiempo, y en el libro de la Editorial Vida Universal titulado "origen y formación de las enfermedades", leemos el siguiente párrafo: "Con el tiempo, el ser humano no puede vivir sin la relación sana y estable entre hombres, animales, plantas y también minerales, pues él depende de la relación de las fuerzas entre el reino animal, vegetal y mineral. Las esencias de la vida animal, vegetal y mineral son fuerzas cósmicas que están en armonía y en unidad con las fuerzas del infinito. Si el ser humano actúa en contra del mundo animal, vegetal y en contra del reino mineral, viola la ley de la unidad, de la armonía. Lo que el ser humano destruye voluntariamente termina desapareciendo con el tiempo. Desaparecen animales que aportan un cierto potencial de fuerza que contribuye al equilibrio ecológico. Las plantas medicinales, que también como irradiación contribuyen a la curación de hombres y animales y a la purificación de toda la atmósfera, están contaminadas con la energía atómica y desaparecen. Sólo quedarán las piedras. ¿Qué puede hacer el hombre con ellas? Muy poco".

 

Además no habría que obviar que como consecuencia de la acelerada extinción de las especies, pueden resurgir enfermedades que se creían controladas o antiguas epidemias. Sin ir más lejos en aquellas zonas donde se tala la selva amazónica de forma descontrolada, los mosquitos que trasmiten la malaria se reproducen con más intensidad, de hecho se sabe que las picaduras en estas zonas se producen 250 veces más que en la selva intacta.

 

Otro ejemplo lo encontramos en los ratones de los arrozales, portadores del virus Hanta, aunque hasta hace poco las infecciones en humanos no eran frecuentes puesto que esta especie contaba con depredadores naturales, los mismos que son paulatinamente mermados a manos del hombre. Por otra parte la  Borreliosis de Lyme en Estados Unidos se transmite a través de los ratones de patas blancas, los que antes eran relativamente escasos porque tenían enemigos naturales, como el puma o incluso otros roedores, pero estas especies de enemigos naturales también fueron eliminados por el ser humano y ahora los ratones de patas blancas se multiplican y la Borreliosis se expande más cada vez.

 

Radio Santec

Mª José Navarro

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Los confesionarios como asesoría matrimonial

 

 

La Conferencia Episcopal alemana reunida en Febrero del pasado año en la ciudad de Würzburg, trató entre otros temas uno que forma parte del debate público en toda Europa: "Matrimonio y Familia". Entre las declaraciones obispales vertidas es de indiscutible interés la expresada por el Obispo Mixa: "Precisamente debido a la confianza que deposita la gente en uno, que se debe también a que hay que guardar el secreto de confesión, me entero de muchísimas cosas, especialmente durante la confesión, lo que está relacionado con las preocupaciones y apremios que tienen las personas".


E
s sin duda curioso imaginarse que el confesionario sirva como fuente de información para introducir una moral matrimonial y una ética sobre la familia. No es difícil imaginar lo que un cura escucha en un confesionario, un lugar que se ha convertido en un receptáculo de pecados conyugales y de sus patologías, pero poco sobre un matrimonio vivo, sano y satisfecho, que debería ser el que, en base a sus experiencias positivas, diera un ejemplo de vida matrimonial a seguir. ¿Ofrece por lo tanto el confesionario una adecuada fuente de inspiración para que los teólogos desarrollen su ética?

 

A lo sumo podrían dar como directrices los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña, diciendo a la persona que se dirige a ellos: vuelve a casa y piensa si lo que estás haciendo concuerda con el Sermón de la Montaña. Pero no deberían en absoluto llevar a cabo una asesoría matrimonial.

 

 

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