Los deportistas también deberían cuidar su espiritualidad
Todo deportista debería poner especial atención en el llamado tercer centro de consciencia que toda persona puede localizar en su propio cuerpo, (los budistas lo llamarían el tercer chakra), nosotros lo llamamos centro de consciencia de la sabiduría. Este centro de consciencia es al mismo tiempo el campo energético de la acción, pues principalmente a través de este centro se alimenta la musculatura con fuerzas espirituales. También las venas, tendones y nervios reciben fuerzas etéreas a través de este tercer campo energético. El tercer centro de consciencia se encuentra en la región lumbar, y abarca la columna vertebral con la médula espinal y el ámbito del vientre con el estómago, intestino delgado, hígado, bazo y páncreas.
Como ya se ha dicho, al tercer centro de consciencia, desde el punto de vista divino-espiritual, se le llama el centro de la sabiduría. Sin este campo energético-espiritual el hombre no sería completamente flexible en su constitución ósea y en su sistema muscular. El principio divino de la Sabiduría es una corriente sagrada que genera y permite el caminar erguido y esbelto del ser humano. La sabiduría divina es al mismo tiempo la acción, esto ya lo reconocemos al conocer aquellos órganos activos que este centro de consciencia alimenta con las fuerzas etéreas sagradas, como es el estómago, el intestino, los músculos, etc...
Este centro de consciencia también es el origen de lo creativo en el hombre, pues mueve el Espíritu del ser humano. Si por ejemplo la persona está orientada hacia Dios y Le pide indicaciones y conducción, se desarrollarán en especial las corrientes de la sabiduría divina, que no sólo fluyen en el tercer centro de consciencia, sino igualmente en todos los demás centros, como parte de la séptuple corriente etérea. En el Espíritu no existe ninguna separación de la fuerza, ya que tanto en la partícula más pequeña e insignificante como en la gran totalidad está contenido todo. Por eso según las leyes espirítales se dice: «Todo está contenido en todo». Además la fuerza de la sabiduría es estabilizadora y generadora de fuerza, por lo que como se dijo al principio los deportistas deberían esforzarse en que las fuerzas etéreas fluyan siempre libres a través de este ámbito de consciencia.
Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)
De la publicación: «Reconócete y cúrate a ti mismo con la fuerza del Espíritu»
¿Para qué y por qué estoy en esta Tierra?
El ser humano pregunta a menudo: ¿por qué me sucede esto o lo otro? ¿Por qué tengo que soportar este sufrimiento, este golpe del destino? Lo cierto es que un efecto puede estar separado de su causa por una distancia de siglos y milenios, del mismo modo que en la semilla de un árbol están contenidos los frutos que más tarde dará. No obstante, en la causa misma está determinado cuanto tiempo pasará hasta que la semilla germine, cuándo llegará el momento del efecto. La causa de una enfermedad puede remontarse a decenios y la de un suceso político o religioso a siglos. Tenemos entonces que combatir los efectos y superarlos, para no crear otra vez nuevas causas. No estamos en la Tierra, en vestido terrenal, para preguntarnos constantemente acerca de las causas, sino para superar y reconocernos en los efectos de manera que de ellos no se formen nuevas causas.
Los sutiles y diferentes aspectos de la legitimidad de "causa y efecto" no pueden comprenderse con nuestras burdas palabras, porque la ley tiene en cuenta nuestro mundo de sensaciones, emociones y tendencias. Aquello que ocultamos ante los hombres es manifiesto a Dios. Quien haya reconocido esto controlará y dominará sus pensamientos y actos, es decir pensará y actuará de modo divino y sanamente, pues sabe que todo tiene su efecto. Por ello tenemos que vivir conscientemente y tener ante los ojos las consecuencias de nuestros actos. Con esto desenterramos el tesoro de nuestra alma, que fuerza, luz y amor del Todopoderoso.
Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)
De la publicación: " Mucha, mucha vida"
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