jueves, 20 de diciembre de 2012

Artículo especial de Navidad

Estimados amigos:

Les enviamos este artículo especial de Navidad 2012, para que lo publiquen en su medio de comunicación. Le agradezco por su colaboración.

Saludos de Mª José Navarro

DNI: 24764815W

 


Los pastores fueron iluminados junto a la hoguera

 

María dio a luz y todo el Cielo se inclinó sobre la Tierra. Sola, sin comadrona, sin la ayuda de una mujer trajo a su hijo al mundo. Únicamente los ángeles de Dios que acompañaban a María y a José, estuvieron con ella en su corazón. Luego María puso al recién nacido en el pesebre segura de que los animales le darían calor, evitándole morir de frío en una época tan oscura.

Cristo nació en el niño Jesús, el hijo de Dios en vestido terrenal, pobre, débil y necesitado de cuidados como todos los niños. El establo de Belén y el nacimiento de Jesús lejos del hogar son para nosotros un símbolo que dice: Dios está en todas partes, en los animales, en la naturaleza, en un cobertizo sencillo, porque el Espíritu del Cristo de Dios está allí donde la razón es el corazón. Él no vive en palacios de oro, ni en Iglesias llenas de ornamento, sino que vive en el corazón que lleva el oro del amor a Dios. Lejos del hogar significó que el hijo de Dios no tuvo ni cama ni casa, fue un caminante en la Tierra, su cabeza no tuvo oro ni seda por almohada, sino heno, trigo, piedras y hierbas. El fue un pastor para Sus ovejas: Cristo, el Buen Pastor.

No muy lejos del establo algunos pastores cuidaban de noche su rebaño. Estaban junto al calor del fuego cuando de pronto vieron como se alzó una columna de fuego. Algunos creyeron ver en el fuego la figura de un ángel, otros escucharon hablar en su corazón un mensaje según el sentido: "No temáis. He aquí que os anun­cio una gran alegría, que es para todo pueblo, pues hoy en la ciudad de David ha nacido el Redentor, que es Cristo, el Uno santo de Dios. Y esto tendréis por se­ñal: encontraréis al Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre". Al­gunos de los pastores contemplaron en su inte­rior la gran luz, mientras otros escucharon en sus corazones la glo­rificación de Dios: "gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a todos los hom­bres de buena voluntad".

Los pastores no se ponían de acuerdo sobre lo que habían visto y escuchado. Pero aquellos que habían recibido en su corazón el sentido del mensaje del ángel salieron en su busca y el Espíritu de Dios les acompañó hasta Belén, donde encontraron a María y a José en el establo y al niño recostado en el pesebre. Los pastores percibieron lo divino en el ser humano Jesús. Sus almas eran muy sensitivas porque estaban muy unidos a la naturaleza y vivían bajo las estrellas. Así los pastores de ovejas estuvieron con Jesús, el pastor de hombres y regresaron glorificando y alabando a Dios y anunciando la Buena Nueva por todo lo que habían visto y oído.

Basado en la publicación: "Esta es Mi Palabra. Alfa y Omega"

 

 Vida Universal

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