lunes, 17 de diciembre de 2012

Artículos de opinión

Estimados amigos:

Les enviamos estos artículos en la semana 50 de 2012, para que lo publiquen en su medio de comunicación. Le agradezco por su colaboración.

Saludos de Mª José Navarro

DNI: 24764815W

 

 

Los animales del portal de Belén

 

 

 

Estamos ante las puertas de las fiestas navideñas. Poco a poco nuestro entorno se transforma de forma entrañable: Luces de colores, abetos, guirnaldas, villancicos, regalos y nuestros mejores deseos para un mundo mejor, sin olvidarnos de las opulentas mesas llenas de exquisitos manjares.

 

Aunque es increíble que el nacimiento del maestro del pacifismo se celebre con la matanza más grande del año. Es desconcertante que a quien en su nacimiento le fueron cerradas las puertas de todos los hogares, a quién los únicos que le acogieron ofreciéndole refugio y calor fueron los animales: vacas, bueyes, terneros, corderos... se Le celebre matando a los descendientes de sus benefactores. ¡Jesús vino a este mundo para ayudar a las personas, pero también a los animales!

           

En las granjas de ganadería intensiva de todo el mundo malviven el doble animales que habitantes tiene este planeta, una cifra que nos debería hacer reflexionar sobre cuan grande es el abuso de la sociedad ante el Reino animal.  Los animales y la naturaleza en general, no son respetados en nuestra sociedad. Han sido degradados a simples factores de producción, sin dignidad ni derechos, habiendo sido convertidos en un mero objeto de consumo para muchas personas.

 

Por eso estas Navidades no coma animales, ellos son nuestros hermanos menores. Dejémosles  vivir pues ellos llevan en sí la respiración que proviene de Dios al igual que la de los hombres. No cometan maldades, destruyendo una parte de su propia vida interna, matando y comiendo animales.

 

 

Vida Universal

www.vida-universal.es

 

 

 

Gabriel, el mensajero que cambió el mundo

 

La cabaña de Nazaret en la que vivían José y sus hijos era pequeña. La primera mujer de José había muerto, por lo que José era viudo y sus hijos huérfanos de madre. José era un hombre de bien, un hombre prudente muy hábil trabajando cualquier tipo de madera y piedra. José cumplía las leyes de Dios, que dicen: "Reza y trabaja", y él y sus hijos ganaban el sustento para la familia trabajando de carpinteros. El corazón de José era puro y vivía de forma piadosa. En su corazón percibió la tarea de tomar a María como mujer y de vivir con ella tal y como era costumbre entre los judíos.

María aún era muy joven. Desde su infancia era tranquila e introvertida, estando en constante comunicación con el Espíritu interno del amor, pues se trataba de un alma profunda y lúcida. Vivía en la consciencia de que su acompañante espiritual, su ángel protector, siempre estaba con ella. Un día percibió María en su corazón un mensaje de él, a quien hoy las personas conocemos por el ángel Gabriel y que decía: "No temas María, tú has hallado gracia ante Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz a un hijo, que será grande y será llamado Hijo del Altísimo. Y Dios, el Señor, Le dará el trono de Su padre David, y reinará. Por eso no comerás carne ni beberás licores, pues el Hijo será consagrado a Dios desde el seno de Su madre. Y María contestó en su corazón: "he aquí la sierva del Señor, hágase en mí según Tu palabra"

Aquel mismo día José también escuchó en sueños al ángel Gabriel con el siguiente mensaje: "Sé saludado José, tú has sido escogido pues la paternidad de Dios está contigo. Bendito eres entre los varones y bendito es el fruto de tu semilla". Después de este mensaje del ángel Gabriel, José comprendió que él había de ser el padre terrenal de Jesús. Su unión al Creador y a la Creación así como el engendramiento sería puro, porque él sabía de las leyes naturales que Dios le había mostrado en su alma. José sabía de la encarnación del alma del Hijo de Dios en Jesús, de esta forma como hombre aceptó la responsabilidad por Jesús y por María, y prometió a Dios dar a Su hijo encarnado en Jesús todo lo que un padre terrenal puede dar.

Con comentarios despectivos, las gentes vecinas a María y a José los humillaban e insultaban, y más tarde también al niño Jesús, excluyéndolos de todo. Los fariseos y escribas decían: "Dios no va a poner Su ser en el seno de los más pobres, sino que elegirá para Su hijo una casa real o un templo". Pero tanto José como María eran mansos y humildes, por eso el Cielo pudo ir a ellos en vestido terrenal y en un cuerpo humano nacería el hijo de Dios en el Niño Jesús.

Basado en la publicación. "Esta es Mi Palabra. Alfa y Omega"

 

Vida Universal

www.editorialvidauniversal.com



No hay comentarios:

Publicar un comentario