Estimados amigos:
Les enviamos este artículo especial de Navidad de 2012, para que lo publiquen en su medio de comunicación. Le agradezco por su colaboración.
Saludos de Mª José Navarro
DNI: 24764815W
Los animales acogieron a María y dieron calor al niño Jesús
Cansados y exhaustos, agotados y hambrientos por el pesado viaje, la familia de José llegó a Belén para empadronarse. Después de lo cual para María llegó el momento de dar a luz. En su corazón sintió que el niño se movía y que se acercaba la hora del parto. Con la premura de una situación tal, María y José buscaron albergue, llamaron a muchas puertas esperando ser acogidos, pero a cada casa a la que llamaron recibieron la misma respuesta "aquí no tenemos sitio para vosotros". María sentía cada vez más claramente que el que estaba por nacer empujaba con cada vez más fuerza. El miedo y la desesperación se adueñaron de María siendo sus pensamientos: "No quiero dar a luz en esta época fría y en la oscuridad, en la intemperie. Quiero luz, un poco de luz, un poco de calor. No tengo albergue para mí, ni para el niño". Y María llamó al Padre eterno pidiéndole ayuda, pues ella sabía que llevaba en sus entrañas el cuerpo del hijo de Dios en el que había de nacer el Corregente de los Cielos.
Los adinerados mantuvieron sus puertas cerradas. Pero el Cielo bajó a la Tierra, a pesar de que los ricos no le reconocieron. En esta búsqueda dolorosa y humillante, María y José suplicaron ante muchas puertas. Todas quedaron cerradas y a pesar de ello José se mantuvo en su bondad y nobleza. Suplicaron hasta que encontraron a una mujer pobre que les dijo: "No puedo abriros mis puertas pues quienes viven conmigo se quejarían de una mujer embarazada a punto de dar a luz. Pero tengo un cobertizo, un establo, donde hay algunos animales".
José y María fueron al establo de Belén donde se hallaban algunos animales que daban calor: un buey, un caballo, un burro y una oveja se encontraban en el establo, y junto al pesebre había una gata con sus crías. También había palomas sobre ellos. María y José estaban agradecidos por el cobijo que al menos les protegía. Estaban agradecidos por los animales que les daban calor y que les dejaron el pesebre con la paja para el niño.
María esperaba a su hijo con dolor en su corazón y en su cuerpo. Su corazón lleno de dolor rezó: "Padre, lejos del hogar y en las condiciones más humildes, ni siquiera entre los seres humanos, sino ente los animales viene Tu hijo a este mundo". Sin embargo el nacimiento de Jesús fue y es un símbolo para la humanidad, pues con el nacimiento de Jesús en el establo de Belén, Dios demostró Su amor por todas las criaturas. Con ello mostró a la humanidad que el mundo animal respeta al hombre. Ellos, los animales, acogieron al recién nacido, cosa que no hicieron los ricos de este mundo. Fueron personas pobres las que pusieron el establo a disposición de María y José, cumpliéndose las palabras del Cristo de Dios: "Estaré entre los pobres y débiles y no me asentaré entre los ricos".
Basado en la publicación: "Esta es Mi Palabra. Alfa y Omega"
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